Nunca en la historia hemos tenido tanta información sobre la comunicación ni tantos medios técnicos para comunicarnos entre los seres humanos del planeta. Es muy sano sentir una profunda tristeza por todo lo que podríamos lograr, satisfaciendo esa necesidad compartida de disfrutar de una comunicación fluida y transformadora, y aprovecharla como una energía inteligente para disminuir o eliminar los bloqueos y rupturas de ese flujo natural de intercambios entre todos.
Esa es la propuesta que refleja el título de este escrito. Algunos medios de comunicación son un auténtico peligro para la sociedad. Con mucha frecuencia nos dan modelos de no comunicación. Pensar que los debates dan más audiencia y dinero nos obliga a ver combates y discusiones, donde los que participan no se entienden y los espectadores ni siquiera podemos oír lo que dicen. ¿Cómo van nuestros representantes políticos a comunicarse y llegar a acuerdos útiles para los ciudadanos, si son cómplices y modelos de mentes dependientes, que priorizan el monólogo al diálogo, la competitividad violenta a la cooperación respetuosa, la redefinición continua a la definición conjunta, la incomunicación a la comunicación? ¿Ser buen profesional es prestarse, a cambio de recompensas económicas, a descalificar a otras personas o ser descalificado de forma repetitiva, combatiendo o compitiendo por tener que tener razón?
Sólo hablar no es comunicarse. Sólo escuchar no es comunicarse. Hablar no es decir palabras ni utilizarlas como armas, sino sacar de dentro un mensaje y hacerlo llegar adentro del receptor sin distorsiones ni interferencias. Escuchar no es oír palabras o ver gestos, sino recibir lo que llega sin juicios ni interpretaciones prejuiciosas. Somos víctimas de creer que la comunicación es sólo transmitir y comprender significados comunes, que es lo que suele decir la literatura científica sobre la comunicación. La comunicación entre los seres humanos no es sólo una comunicación de mente a mente, que es la que nos encierra en la soledad de la violencia y en la repetición de acciones mentecatas. Comunicarse implica saber estar en el presente para hablar y escuchar, creando un espacio de confianza, que nos permita aprovechar las diferencias y favorezca que cada uno siga siendo diferente y que todos podamos satisfacer mejor las necesidades comunes que compartimos como seres humanos.
