El volcán que se oculta en las profundidades de El Hierro ha expulsado hasta ahora tres tipos de materiales diferentes a lo largo de un mes de vida, que se cumple hoy. Desde que el pasado 10 de octubre se produjera una fisura submarina en la corteza terrestre por la que empezó a salir material magmático, según confirmaron los científicos que le toman el pulso al proceso eruptivo, se han podido tomar al menos tres tipos de muestras diferentes a lo largo del tiempo, cuya composición es también diferente.

Si en un principio aparecieron las denominadas por la población herreña como restingolitas, aquellas piedras que se encontraron sobre el Mar de Las Calmas en la erupción submarina situada al sur de La Restinga, en el municipio de El Pinar, que eran totalmente blancas en su interior por la acumulación de gases y estaban recubiertas de un material negro, desde la pasada semana el volcán submarino expulsa grandes pedruscos de color marrón oscuro casi negro. Este material es de composición netamente basáltico y llegan a pesar hasta cuatro o cinco kilos, tienen hasta medio metro de diámetro y son muy frágiles porque su interior es hueco debido a los gases que hacen que salgan despedidas desde las profundidades hasta la superficie.

El pasado martes, con motivo de las explosiones submarinas que se produjeron en la zona de burbujeo ubicada sobre la mancha de azufre que invade el Mar de Las Calmas, a poco más de una milla de la costa de La Restinga, y que desprendieron material por encima de los veinte metros de altura sobre el nivel del mar, se pudieron apreciar a flote piedras de este tipo y de gran tamaño.

El tercero de los materiales que se ha encontrado, concretamente el martes con motivo de las últimas explosiones, son cenizas procedentes de las profundidades, probablemente generadas por la erupción que se produce en el fondo oceánico. Estas cenizas, según confirmó ayer la directora del Instituto Geográfico Nacional, María José Blanco, podría ser basalto pulverizado por las altas temperaturas existentes en el proceso eruptivo, cuyo cráter se cree que está, según la última batimetría, a unos doscientos metros de profundidad, aunque es probable que la expulsión de material magmático en los últimos días haya reducido la distancia con respecto a la superficie marina.

Así las cosas, justo cuando se cumple un mes del inicio de la erupción submarina en El Hierro, los científicos certifican la existencia de tres materiales distintos expulsados.

El material que más controversia ha creado en la comunidad científica de los aparecidos en El Hierro es el primero en aparecer, las comúnmente denominadas restingolitas. Según confirmó la pasada semana el Gobierno de Canarias, estas piedras están compuestas por una mezcla entre dos materiales magmáticos: uno negro (basalto) y otro blanco (traquita). Explicaba el Ejecutivo regional la pasada semana que "se trata de una mezcla física entre ambos materiales, sin que entre los dos haya habido reacción química".

Sin embargo, un estudio realizado por el catedrático de geología de la Universidad de Barcelona Domingo Gimeno Torrente, efectuado a petición del Ayuntamiento de El Pinar tras remitir a Barcelona varias de las muestras recogidas en el Mar de Las Calmas, detectó la posible existencia de riolita en la piedra, y alertó del peligro que tiene este material, pues convertiría la erupción volcánica en un proceso muy explosivo.

Los científicos que trabajan a pie de obra en El Hierro, sin embargo, no entran a valorar este informe y consideran que "no existe riesgo alguno para la población en este momento", según han explicado en repetidas ocasiones desde el comité científico del Pevolca.

Sin precedentes

Lo que parece claro, en cualquier caso, es que este tipo de piedras aparecen por primera vez un una erupción en toda la historia volcánica de Canarias, pues no existe documentación alguna que certifique la presencia anterior de las famosas piedras blancas y negras. Además, hay que tener en cuenta también que se trata de la primera erupción submarina que se estudia en el Archipiélago, por lo que es normal, según la comunidad científica, que con anterioridad no hubieran aparecido en erupciones en tierra, la última y más reciente el Volcán del Teneguía, en La Palma, en 1971.

El día de ayer amaneció con una absoluta tranquilidad sobre el Mar de Las Calmas: el burbujeo del martes, que generó grandes explosiones de material magmático impulsadas más de veinte metros sobre la superficie, desapareció por completo y la mancha de azufre que entró de lleno en el puerto de La Restinga estaba difuminada en el azul. La activación y paralización del burbujeo, que aparece y desaparece de la superficie en cuestión de días, no tiene una explicación científica clara, según aseguró ayer María José Blanco, que indicó que es fruto de la "acumulación de gases" que genera la erupción submarina.

Más terremotos

La señal de tremor -la vibración que genera el magma al desplazarse en las profundidades- ha sufrido diferentes "pulsos" en las últimas horas, especialmente desde las diez de la noche del martes. Estos pulsos no están asociados a una disminución ni aumento de los movimientos sísmicos que se producen en el norte de la Isla, en Frontera, donde, según la directora del IGN, "mantienen el mismo patrón de comportamiento de las últimas fechas".

De hecho, los científicos continúan a la espera de que se produzcan terremotos de hasta 4,6 grados en la escala Richter en las próximas horas/días, debido a los indicios que tienen sobre el patrón de comportamiento del fenómeno eruptivo.

Varias decenas de investigadores siguen con la vigilancia constante de la isla de El Hierro, que se encuentra totalmente monitorizada a lo largo de múltiples estaciones de vigilancia repartidas por toda la geografía insular. No en vano, en las profundidades parece existir una cantidad de material magmático suficiente como para no descartar ninguna de las teorías que ahora mismo barajan los científicos: que todo quede en las bocas eruptivas existentes en la fisura del Mar de Las Calmas, en el sur; que se produzca otra erupción en el norte, en Frontera, situada a una gran profundidad en el mar; y que el volcán haga su aparición por cualquier zona de los poco más de doscientos setenta kilómetros cuadrados de tierra.

Y hoy, luna llena, algo que algunas teorías apuntan que puede influir en el proceso del volcán. La vida, en El Hierro, continúa pendiente de las profundidades.