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Un examen para comerse las uñas

Los docentes que optan a una de las plazas de Educación se presentaron ayer a las pruebas - La incertidumbre y el nerviosismo afloraron entre los opositores

Nerviosismo e incertidumbre. Estos eran los sentimientos predominantes, momentos antes del examen, entre los aspirantes que se presentaron ayer a las oposiciones convocadas por la Consejería de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias. Al IES Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria acudieron por la mañana, a la convocatoria de Secundaria en la especialidad de matemáticas, decenas de postulantes. Muchos apuraban los minutos finales para hacer un último repaso de sus apuntes.

Entre ellos se encontraba María Hernández, de 25 años de edad y natural de Bañaderos. La joven reflejaba, sin duda, la inquietud que imperaba entre los allí concurrentes: "Llevo casi medio año preparándome para esto, y ahora que ha llegado el momento estoy aún más nerviosa. Este es un examen muy importante porque aspiro a un futuro más estable", confesó.

No obstante, la propia Hernández considera que el sistema de las oposiciones "está más orientado para la gente que ya está dando clases, la que tiene experiencia laboral". "Por mucho que ahora te esfuerces aquí y saques una buena nota, si no tienes méritos, luego en la lista apareces muy por debajo de los que sí", opinó.

Algo similar entiende Rubén Santana, de 27 años y residente en la capital. "Que prevalezca tanto la experiencia laboral de cada uno no me parece algo muy lógico". Para los que no tenemos experiencia como docentes es un poco frustrante, porque los hay que aprueban y, aún así, se quedan sin plaza", valora Santana, que igualmente admite que se presentó para probar un poco de suerte: "Me lo llevo preparando desde marzo solamente; es la primera vez que me presento, más que nada para tener una primera toma de contacto y saber cómo funciona esto, por eso no estoy demasiado nervioso".

Quien tampoco le dedicó una preparación exhaustiva precisamente es Aday Haro, de 30 años y también de la capital, pues confesó que compareció con la única intención de "que no me echen de la lista". "Es difícil prepararse unas oposiciones mientras trabajas", aclaró.

Sin embargo, Haro, profesor de física y química, tiene una opinión completamente opuesta respecto al valor que se otorga a la experiencia laboral de los aspirantes: "Se valora menos de lo que debería los méritos que ha hecho uno trabajando". "Lo positivo es que en los supuestos prácticos que se plantean en el examen destacarán sobre todo los que ya han dado clases", añade.

Incertidumbre

Por su parte, Marta Trujillo, de Agüimes y con 30 primaveras a sus espaldas, comentó que, tras conocer los criterios de evaluación, se encontraba "mucho más tranquila" de cara al examen, aunque "con la inquietud de saber qué es lo que me va a tocar responder. "Que sea lo que Dios quiera", deseó.

En este sentido, destacó que le resulta "injusto" que sea el azar el que decida los temas a desarrollar en la prueba, así como el hecho de que "se valoren tanto los méritos en lugar de ordenarnos en las listas según nuestra nota", sobre todo porque "me he dejado mucho dinero y tiempo en clases para prepararme estas oposiciones".

En total, el número de aspirantes a una de las 500 plazas convocadas en la Oferta Pública de Empleo de la consejería para este año asciende a 6.790, de los cuales 90 resultaron finalmente excluidos. Así, ayer, 6.700 profesores se disputaron el medio millar de plazas de las oposiciones a los cuerpos de funcionarios docentes no universitarios de Educación Secundaria, Formación Profesional y Escuelas Oficiales de Idiomas, en 14 especialidades distintas.

Esto se traduce en que, por cada plaza, compiten más de 13 opositores. Tras los exámenes realizados ayer solo queda esperar por los resultados, mientras que la tensión acumulada tras largos periodos de estudio -según el caso- ya quedó atrás.

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