Sara Bernard (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) afirma que ni ella ni Nacho Sánchez, su marido, valorado dejar el país tras el atentado. "Tenemos amigos, que están haciendo aquí una beca de un año, que sí se han planteado si continuar o no, sobre todo por la presión que ejercen los padres", señala. "Pero por ahora se han quedado" porque "si te lo planteas entonces vence el miedo". Esta joven natural del barrio de Arenales pone como ejemplo para tomar esta decisión lo ocurrido el 11 de marzo de 2004 en Madrid, cuando se sucedieron sendos atentados en cuatro trenes de Cercanías que se saldaron con 192 muertos. Por entonces, Bernard estudiaba en la capital de España. "Nadie pensó en abandonar la ciudad".
Esta psicopedagoga se enteró del ataque perpetrado el pasado martes, supuestamente por el grupo terrorista Estado Islámico, mientras chateaba por internet. "La primera noticia la recibimos desde España cuando mi hermano me preguntó a través de Whatsapp que era lo que pasaba", declara. Después llegaron las sucesivas informaciones, que se iban alternando con conversaciones con un grupo de españoles residentes en la ciudad euroasiática.
Para Bernard, lo ocurrido en el aeropuerto es puntual. "Estambul es una ciudad de 20 millones de habitantes, no creo que sea especialmente insegura", valora. Esta opinión la basa en los numerosos controles que tienen que superar sus habitantes a diario. "Para acceder al aeropuerto o a los centros comerciales tienes que pasar un arco con rayos x, tienes que dar tu bolso para que te lo revisen; o si entras en un hotel con un coche te miran los bajos por si llevas explosivos", explica.
Bernard asegura que un país "acogedor" como Turquía, "donde la gente es muy cercana", está pasado "por un momento realmente malo" después de los sucesivos ataques que se han producido durante los últimos meses por el ISIS y los kurdos del PKK, que han afectado a las dos principales ciudades del país: Estambul y Ankara.
