"Privada". Así acudió ayer Malena, nombre ficticio como protección del derecho a la intimidad de una niña grancanaria, a su primer día de colegio en el arrabal capitalino después de la intervención de la Sección de Menores de la Fiscalía Provincial de Las Palmas ante el Gobierno de Canarias ante el traslado de centro solicitado por su tía materna, Sara León, que no pudo tramitar el cambio como guardadora de hecho.
A los siete años de edad, Malena apenas sabe leer y escribir a causa de su continuo absentismo escolar, pero arrancó con ganas el curso 2017-18, según informaron desde su familia de acogida sobre el regreso al aula de la niña, una semana después que el resto de sus compañeros de primaria. La menor se ausentó de su anterior centro educativo en mayo, cuando una denuncia de su abuela por abandono de familia, violencia doméstica, maltrato y lesiones se saldó con la detención de su madre y la posterior orden de alejamiento durante la tramitación de la causa judicial.
No obstante, las faltas de Malena a clase se remontan a dos centros educativos anteriores, hecho que motivó su seguimiento por parte de los servicios sociales desde entonces. Precisamente, los asistentes municipales de la capital grancanaria propusieron, a mitad de agosto, su declaración en desamparo a la Consejería de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno de Canarias, paso previo al expediente de acogimiento en familia extensa o ajena.
Desde el departamento autonómico dirigido por Cristina Valido informaron ayer que la declaración de desamparo se tramitara a lo largo de esta semana, pese a los retrasos administrativos en expedientes similares denunciados por diferentes sindicatos. Hasta tres años se demoran las declaraciones de desamparo frente al plazo máximo de seis meses fijado por la normativa, según Comisiones de Base (Cobas).
Aunque sea un expediente complejo y extenso, la familia de acogida se muestra satisfecha, al menos, con la vuelta al cole de Malena, que ya disfrutó también del servicio de comedor escolar en el centro cercano a su actual domicilio. Pese a ciertos desajustes iniciales, en las horas de ingreso y regreso del centro, la niña ejerce su derecho y deber a la escolarización mientras la administración autonómica determina si lo mejor para la menor es su reintegración familiar o su declaración de desamparo, con una posterior acogida por su actual guardadora de hecho u otra familia ajena.
