Si no puedes ser elegante sé extrava- gante", Franco Moschino.
¡Ay, Moschino! ¡Qué carnavalesco te has puesto por culpa de Jeremy Scott! Sí, el diseñador de la casa italiana desde 1997.
Sí que es verdad que la firma estaba totalmente anticuada, desfasada y las campañas publicitarias parecían siempre las mismas desde los 90. También es cierto que Moschino necesitaba un buen lavado de cara y estaba a punto de cerrar por fraude, que está muy de moda por lo que perci- be mi nuevo cabello peliarrojado -tenía que decirlo-... Peeero nuestro amigo Jeremy le ha dado un toque divertido: comercial, eso sí. Aunque aliñado con una buena campaña de marketing, muchos productos a buenos precios para gente corriente y carcasas de móvil de cosas tan extrañas que jamás te lo imaginarías.
Yo me compré la de Fresh, que parece un bote de limpiacristales, y era tan grande -porque el tamaño sí importa, amigas- que sólo la usé un par de veces. La solía llevar en el bolso para cuando me hacía un #selfie frente al espejo y que entonces se viera. Quedaba chulo pero era incómodo. ¡Nadie dijo que ir a la moda fuera fácil, y mucho menos cómodo! Por cierto, gracias a mi amigo el artista David Febo por incluir la carcasa en el collage que ilustra esta página, a la que le vamos a meter un meneo en breve porque siendo yo la reina de la tendencia no puedo seguir ´vistiendo´ igual mi sección como hace dos años. ¡¡Dos años ya de Mercuanálisis!!
Bueno, continuemos con Moschino, que me disperso fácil siempre que escribo en el avión. Para todos nosotros fue una gran sorpresa su cambio. Y en realidad siento alegría de que la casa italiana Moschino despegara de nuevo con el diseñador americano. Al principio me fascinó la idea; la primera colección fue un auténtico escándalo con bolsos hechos como el happy meal de McDonalds. Una locura hecha costura.
Una de mis mejores amigas londinenses es la visual manager de esta firma en Londres y me comentó el éxito rotundo que tuvo desde el principio el cambio de rumbo que aportó Jeremy Scott. Cambiaron la clientela; pasaron de ser señoras ricas de unos 50 años y algo atrevidas/travestidas a jóvenes dispuestas a alegrar las calles y darle un poco de color al triste y plomizo color gris de Londres.
"Stop the fashion system!" Con ese polémica frase se hizo famoso el culpable de esta firma italiana creada en 1983 por Franco, que murió prematuramente en 1994 a los 44 años. Su marca se hizo famosa por sus diseños innovadores y coloridos y por sus críticas a la industria de la moda y por sus campañas de sensibilización social en la década de 1990, rompiendo moldes y haciendo conciencia. El fundador de la marca falleció a causa del sida pero antes de morir dejó varias colecciones diseñadas.
Convertido en un verso suelto de la industria, antes de morir tuvo que vérsela en los juzgados, en varias ocasiones, por la utilización indebida de la imagen de firmas como Chanel o Louis Vuitton, grandes casa de moda a las que criticó alguna que otra vez. Sus prendas marcaron la década de los 80: ropa sexy, divertida, atrevida y con chocantes mensajes contra el mundo de la moda. Sus colecciones sorprendieron por su originalidad y valentía, lo que la convirtió en irresistible, original y transgresora frente al mundo. Sus desfiles eran tan esperados como ovacionados, y de eso doy fe porque yo los esperaba cual fashionista desesperada. Tras su muerte fue Rossella Jardini, su antigua asistente, quien se encargó de la dirección creativa. Reconócelo: no tuviste suerte, Rossella, mi amor.
En 2017, Jeremy Scott cumplirá 20 años en la industria. Dos décadas en las que ha recibido (y ha rechazado) ofertas de Pucci, Versace, Paco Rabanne, Chloé€ "Unas veces no era la firma adecuada; otras no era el momento oportuno", dijo en su momento el bonito de Jeremy sobre sus pretendientes rechazados.
Bueno, me voy despidiendo ya porque estamos atravesando una zona de turbulencias. Y yo, en tacones, aguanto cualquier superficie e incluso fenómeno meteorológico adverso... Pero, ¿turbulencias en tacones? No, mi amor... Así que guardo el artículo en mi iPad y me lanzo a la cabina para hablar con el comandante por si hiciera falta que, yo qué sé cariño, animara al pasaje por megafonía. ¿Te imaginas?
Din don... "Buenos días a todos los pasajeros; soy Álex Mercurio y para sobrellevar las turbulencias establezco la barra libre... Gracias por volar con ´mí´ compañía..." ¡¡¡Sería lo más!!!
¡Mercubesos!
