"Es necesario dar a conocer el patrimonio para que la gente lo quiera". A sus 74 años Laureano Betancor se confiesa absoluto devoto de las "maravillas" que atesora la Basílica de San Juan. En cada palabra destila pasión y cariño por las imágenes, retablos y columnas que hay en su interior. Por eso vivió ayer con especial emoción el regreso del Santo Cristo a su lugar habitual en el altar tras diez días en tierra. Más aún porque es uno de los impulsores y voluntarios del punto de venta que alberga el templo. La tienda, que surgió de forma paralela a la puesta en marcha del sistema de audioguía en cuatro idiomas -español, inglés, alemán y francés-, se emplea para recaudar fondos con los que restaurar los bienes de esta iglesia. "Ha sido un éxito grandísimo", desvela momentos antes de la subida, "sobre todo en la venta de velas y libros".
En el pequeño rincón ubicado justo a la derecha del pórtico central es constante el movimiento de fieles que acuden a hacerse con alguna estampa, postal, cuadro, pulsera o rosario. Todos los artículos que se ofrecen al público poseen, además, un nexo de unión con el Santo Cristo. Betancor reconoce, de hecho, que es la base fundamental del puesto ya que éste no existiría, ni tan si quiera la basílica probablemente, si no fuera por su imagen.
Todo comenzó en una visita a la Catedral de Santa María de Valencia junto a su mujer. Allí descubrió las audioguías y se informó sobre su instalación. Una vez de vuelta a Gran Canaria trasladó la idea a la comisión de Patrimonio de la Parroquia, quien la recibió con agrado. Así fue como el 1 de julio la tienda inició su actividad. Las ventas de los dos primeros años amortizaron el coste de su apertura mientras que el dinero obtenido a partir de ese entonces se destinará al patrimonio de la basílica. La primera de las acciones que se quiere financiar es la restauración de La huida de la Sagrada Familia a Egipto, copia de la obra original del mismo nombre de Pedro Pablo Rubens. "El óleo está intacto, pero la madera de alrededor se encuentra muy deteriorada y se necesitan más de 14.200 euros", indica.
Betancor vivió ayer también uno de los momentos más emotivos de lsu vida. Los feligreses rezaron la oración impresa en la parte posterior de las 3.000 imágenes del Cristo que fueron entregadas antes de comenzar la eucaristía. "Ese rezo me lo enseñó mi abuela y mi madre y ya no se oye. El objetivo es que no se pierda", apuntó.
Estallido de emoción
Una vez finalizada la misa, presidida por el párroco Vicente Cuadrado, los nueve sacerdotes que acudieron a este acto sacaron sobre las nueve menos veinte de la noche al Cristo de la urna de cristal sobre la que reposaba. El estallido de emoción fue inmediato y el más de millar de personas que abarrotaban la basílica y parte de la plaza de San Juan comenzaron a aplaudir. "Viva el Santo Cristo de Telde!" , se oyó en numerosas ocasiones. Las lágrimas de los más fervorosos también hicieron acto de presencia y los suspiros y oraciones se sucedían entre el público. Mientras tanto, los mayordomos esperaban para alzar la talla hasta la hornacina superior del altar. Los siete minutos que duró la delicada subida fueron vividos con plena intensidad, un momento de alta tensión que se reflejaba en el rostro de Ana María Reyes. "Se me han saltado las lágrimas varias veces. Mi devoción es tan grande que jamás me perdería la subida de nuestro Cristo", reconocía ensimismada. A su lado Pedro Rodríguez explicaba a su hijo Fabián de 8 años cada maniobra de los porteadores "para que él algún día también venga con sus pequeños". Una vez que la imagen regresó a su lugar de origen, el repique de campanas se entremezcló con la interpretación de toda la parroquia del Himno al Santo Cristo acompañada por la Banda Municipal de Música de Telde bajo la alegría de que el próximo 12 de septiembre la imagen volverá a acercarse una vez más a su pueblo.
