Prince Boateng jugó en la UD Las Palmas. Tan solo una temporada pero el club amarillo pudo disfrutar de un jugador de alcance mundial. Y en sus mejores tiempos. El ghanés se marcha por sorpresa, después de renovar por tres temporadas y sin dejar dinero en las arcas del club pero con un rendimiento sobresaliente. Con diez goles, compromiso y seriedad resucitó en la UD y lideró un proyecto junto a Jonathan Viera que pasará a la historia por el liderato, un juego preciosista a las órdenes de Quique Setién y una salvación holgada a pesar de la calamitosa recta final.

Su fichaje colocó a la UD Las Palmas en el mapa del fútbol mundial. En una esfera que nunca antes había alcanzado. Un histórico del fútbol español ya había regresado a la élite después de muchos años y logró acabar en mitad de tabla, pero en un planeta tan repleto de galácticos y farándula hace falta mucho más que eso para hacer ruido. Y el movimiento de la UD con Prince Boateng lo consiguió. Conllevaba un riesgo enorme por un pasado con muchos capítulos polémicos. Pero se adaptó a la perfección desde el primer día, conectó con la afición y fue un ejemplo de comportamiento. Cumplió con lo que buscaba la UD: le dio rendimiento en el campo y un salto de calidad en el mercado.

Numerosos medios internacionales se fijaron en la UD durante la temporada pasada por muchos motivos: su fútbol de etiqueta, su registro de cantera y por Prince Boateng. ¿Qué había provocado que un jugador con su cartel se decantara por un club casi novato en Primera? Fue la pregunta que se hicieron muchos. Se convirtió en un aliciente más, la guinda, de un proyecto muy llamativo. Y sobre todo por sus goles. Aterrizó a lo grande con dos tantos en las dos primeras jornadas, en la que actuó como extremo, posición en la que le colocó Quique Setién aprovechando su polivalencia. En la novena jornada, después de alcanzar el liderato y empatar con el Real Madrid, la UD volvió a estar en primera línea gracias al golazo en El Madrigal, una obra de arte en la que una volea de Prince coronó una jugada colectiva espectacular.

Con el paso de los meses Prince se consolidó como delantero centro y acabó el curso con diez tantos y máximo artillero a pesar de que se perdió diez jornadas entre lesiones y sanciones. La UD movió ficha rápido y se garantizó su continuidad antes de final de Liga con un contrato de tres temporadas. La competencia se le había acumulado con la llegada de Jonathan Calleri y Vitolo pero tenía la titularidad garantizada. Nada hacía presagiar este desenlace pero la UD ha accedido a la petición de una de sus estrellas, que deja un legado tan sobresaliente como fugaz.