Van pasando lentamente los días, casi sin darnos cuenta pasan las semanas, y así los meses. Parece que no salimos de esta contínua lenta y fría espera. Que no parece que el final esté cerca y que pronto vuelva él a la normalidad. No os rindáis.

Para quien aún no lo sepa, hablo de Jose Manuel. Un muchachito casado y con una pequeña niñita. Que el destino de la vida le puso sobre una moto, y que una triste mañana de un desconsolado domingo, sufrió un estrepitoso accidente en el sur de Gran Canaria.

Nadie lo esperaba, como todos los accidentes. Qué triste ha sido, que lento, que sufrido.

Desde ese momento, y ya hace tiempo del accidente, Jose parece ausente. Digo solo parece, porque no es así.

Su magnífica familia está ahí, siempre. Con una fuerza de acero puro, una envidiable pasiencia, y una fe inmensa. Para muchos creo que puede haber sido una lección de valentía, de superación, de adaptación a las nuevas situaciones en que la vida nos va comprometiendo a seguir viviendo. No todo el mundo supera esta prueba de fuego, no todos, ... ellos sí.

A ellos, a Carmen Delia, a Sonia, Fernando, Carlos, Juani y demás les digo, que sigan con esa fe, que seguro que seguirá mejorando, no perdáis nunca esa esperanza que tenéis. Ayudáos los unos a los otros, con vuestros amigos, con el resto de familia, con quien queráis más, y sobre todo con aquellos que les presten apoyo. Apoyo humano, sobre todo ahora humano. Eso es lo que más debéis valorar, psicológico y humano.

Pero loca de mí. Pensar decirles qué deben de hacer?. Ya lo sabeis vosotros, no he de enseñarles nada que aún no sepáis, al contrario, muchos estamos aprendiendo de vosotros.

A Jose Manuel, que le queremos, que le tenemos con nosotros, que no nos lo podemos quitar de nuestra cabeza ni por un minuto, deseamos tenerle pronto con nosotros en la calle, en casa, en el campo, en la playa, en la vida nuestra de todos lo días. Somos muchos los que pensamos en él a diario. Cuéntaselo, que lo sepa, que somos tantos los que le estamos haciendo un seguimiento de su estado de salud día a día. Que siga en su lucha por salir de esa burbuja en la que se encuentra inmerso, lo conseguirá, lo está consiguiendo.

A ese Hospital Insular, que lo tratan con tanto cariño y tacto, que también todos se lo agredecemos. Es una pena estar en ese estado de salud, pero de sufrirlo yo, me agradaría mucho que me atendiesen unas almas como esas, como las que le atienden a él.

Para los chicos que trabajan en el Hospital Insular, para los familiares, para Carmen Delia y Sonia, para Jose Manuel, y muy muy especialmente para esa niñita que le espera sin tregua alguna, a todos, abrid vuestros brazos al cielo, coged aire en vuestros pulmones, cerrad los ojos, preparaos para recibid lo que desde aquí, y desde lo más profundo de mi corazón les envío, siéntelo, vívelo, este rayo tierno y cálido, esta vibración profunda y que te llena de esperanza. Esta luz que te ha de alumbrar cuando en algún momento te quedes a solas, a oscuras, inmerso en alguna laguna de desconcierto.

Que esta luz te ayude y te acompañe, os lo deseo de todo corazón. Un beso para todos, y hasta siempre.