Perdona si no te digo adiós,

perdona si no olvido,

y perdona si aún te siento tan cerca.

Quisiera decirte, que no te sientas mal porque te den alguna noticia no deseada,

no pienses que es fatal.

Porque fatal es aquello malo a lo que damos la espalda,

o que simplemente ignoramos su existencia.

Mientras sepamos que está allí, y que es controlable,

será llevadero.

Ahora no arrugues tu rostro,

ni subas tus gafas y las acerques a tus cejas,

que esto no es una passsssssada,

y no me digas ¡Oh ya!,

no es para tanto.

No intentes abortar ninguna operación que te haga ser más feliz aún de lo que ya eres.

No te lo permitiría.

No te lo perdonaría.

Ahora que sabes quién soy, y en donde estoy,

desde aquí, desde esta altura,

debes saber por si aún no te has enterado,

que yo te vigilo, y, aunque esté en la distancia,

yo siempre, “te esperaré”,

y, aunque sólo sea ver tu sombra,

oir tu voz en ocasiones,

o recordar tonterías de momentos pasados,

aunque solo sea eso,

yo,

me conformaré.

Cuídate mucho, y no cambies jamás.