Una de cada 3 mujeres padecerá un cáncer a lo largo de su vida. Los diversos tratamientos oncológicos, incluyendo la radioterapia, quimioterapia y los nuevos tratamientos dirigidos suponen una agresión a la piel de graves consecuencias.

Las alteraciones las vemos tanto en la piel como en las mucosas, uñas y el pelo (Ya hemos hablado en este blog de la caída del cabello con los tratamientos oncologicos). Las más conocidas por el gran público son las causadas por quimioterapia o radioterapia, pero hemos de recordar que los nuevos tratamientos moleculares dirigidos (targeted therapies) también pueden causar estos cambios, que ya ocurren desde casi el inicio de los tratamientos.

Lo que notarás fundamentalmente será la sequedad de la piel, con sensación de tirantez, enrojecimiento, escozor etc. En situaciones mas avanzadas puede aparecer descamación e incluso pérdida de la continuidad de la piel. Además, es frecuente, que algunos tratamientos quimioterápicos y la radioterapia puedan producir una cierta fotosensibilidad que favorece la aparición de quemaduras solares ante la más mínima exposición.

Las recomendaciones básicas para la piel es mantenerla limpia, seca e hidratada, especialmente pliegues cutáneos y zonas de roce con la ropa. No debemos aplicar sobre la piel productos que contengan alcohol o irritarla con exposiciones prolongadas al sol o baños muy calientes y prolongados.

Cuando el daño a la piel produce inflamación o incluso llagas cutáneas, el lavado ha de ser con agua tibia y el tratamiento debe estar bajo vigilancia médica que incluirá, junto con las anteriores medidas, medicamentos específicos.

Es frecuente que puedas tener alguna reacción molesta a productos que antes te sentaban bien. Por ello los productos hidratantes deben ser sin perfumes, aditivos o conservantes. Siempre lo más suaves y neutros posible.

Igualmente, el uso de filtro solara diario es aconsejable para evitar la aparición de manchas oscuras en el cuerpo. Y a la hora de la higiene corporal, lo mejor es usar productos que no contengan químicos y la menor cantidad posible de detergentes, evitando productos exfoliantes a base de retinol, ácido glicólico, así como productos con otras indicaciones como reafirmantes o anticelulíticos, ya que podrían producir reacciones en la piel..

La limpieza facial en pacientes oncológicos puede realizarse bien mediante lociones, serums y cremas que incluyan aceites vegetales, así como el aloe vera, urea, las vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados que parecen poseer un alto poder para restaurar el nivel de hidratación cutáneo.

Una vez que hemos hecho adecuadamente los pasos previos y que hemos dejado de lado los exfoliantes y geles agresivos para optar por fórmulas suaves, lo ideal será aplicar después una hidratante específica. Este mismo proceso debe incluir un factor de protección solar, preferiblemente con fórmulas de pantalla total.

En cuanto al maquillaje:

Corregir las zonas de piel con tonos oscuros, como las ojeras, es imprescindible para dar ese aspecto de “buena cara” que te permitirá tener un mejor aspecto para los demás y en primer lugar a ti misma. Podemos cubrir las imperfecciones con pre corrector para conseguir una tez más uniforme, a base de maquillajes ligeros con fórmulas libres de perfumes e ingredientes que puedan hacer reaccionar a la piel.

También se puede mejorar el contorno del rosto para disimular el si estuvieras hinchada a causa de los tratamientos oncológicos y tratamientos de soporte (esteroides). Por último, la pérdida de pelo en las cejas y pestañas puede dar lugar a un aspecto de “enfermedad”, de falta de expresión. En estos casos, utilizar un lápiz de sombras puede ayudarte a pintar las cejas y a darnos un retoque en la línea de las pestañas.

En resumen, debes cuidar la piel durante los tratamientos contra el cáncer, pero sin renunciar a usar aquellos recursos que te permiten mejorar nuestro aspecto. Esto te animará a ti misma y a quienes te acompañan en este proceso.