¿Duermes con el pie por fuera? La explicación a la costumbre humana más común y criticada

Hay razones científicas que dilucidan el porqué

Imagen de un pie entre el edredón de la cama.

Imagen de un pie entre el edredón de la cama. / LP/DLP

Es la hora de irte a acostar, sientes un poco de frío y te tapas con el edredón para intentar conseguir la temperatura idónea para conciliar el sueño con facilidad. Sin embargo, al cabo de unos minutos, empiezas a sentir calor y en vez de destaparte completamente... ¡sacas un pie fuera de las mantas! La cuestión es que no sabes por qué pero funciona, porque puedes seguir durmiendo plácidamente. ¿Quieres saber cuál es la explicación científica?

Lo primero de todo, es entender que los científicos han llegado al consenso de que la temperatura óptima a la que se debe encontrar el cuarto donde vayamos a dormir de estar entre los 18 y los 21 grados. De esta forma, todo lo que sea superar esta ratio tanto por encima, como sucede en verano, como por debajo, como en invierno, no es beneficioso para conseguir mantener un sueño reponedor y no despertarnos de manera intermitente. 

Ventilar la cama es fundamental para nuestra salud

Ventilar la cama es fundamental para nuestra salud / Mikhail Nilov

Por lo tanto, contando con que la temperatura normal del ser humano está entre los 36,5 y los 37,2 grados, si se produce algún desequilibrio, ya sea por la posible ingesta de alimentos y líquidos durante el día o porque se haya realizado alguna actividad específica, la respuesta natural del cuerpo es reajustar y autorregularse. Este proceso tiene un nombre: termorregulación corporal, que se define como "la capacidad que tiene el organismo para regular su temperatura", y son los pies, una herramienta clave para conseguirlo. 

¿Qué función tienen los pies?

Tanto los pies como las manos acumulan una buena cantidad de vasos sanguíneos, en el caso de los primeros, poseen los denominados termorreceptores que se encargan de responder ante los cambios de temperatura, enviando mensajes al hipotálamo del cerebro, dando éste la orden de expulsar el exceso de calor corporal -según explican los expertos en descanso de Dormity-. 

De esta forma, sacar uno -o los dos- pies al exterior cuando se está tapado en la cama hace que el calor corporal se disperse en el ambiente. Cuando la temperatura ambiental es inferior a la del cuerpo, se produce una transferencia del cuerpo al ambiente, que tiene como resultado "la pérdida de calor" -fuente: Intramed-. Como apunte, este proceso puede generarse al inversa. Si la temperatura ambiental es superior a la corporal, es éste último el que incrementa su temperatura. 

Pies calentitos en la cama

En este último caso, el reto está en mantener los pies lo más caliente posible cuando se está en la cama, para que no se desregule la temperatura corporal y no afecte directamente en la conciliación del sueño. Para no pasar frío en los pies se puede acudir al consejero tradicional y siempre se puede optar por el uso de bolsas de agua caliente, sacos de semillas, una ducha de pies con agua caliente y usar unas calcetines gordos típicos de invierno. No obstante, si te pasas calentándolos y necesitas refrescarlos, siempre puedes asomar uno por debajo del edredón, para regular de nuevo la temperatura y continuar descansando con tranquilidad.