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Día Internacional de la Mujer Historias de mujeres

Sin muros ni fronteras

María José Pérez se convirtió hace 20 años en la primera mujer del Archipiélago en sacarse el carné de operadora de grúa-torre

María José Pérez mientras trabaja como gruista en una obra en Arguineguín, en Gran Canaria. JUAN CASTRO

El encargado de las obras de construcción del tanatorio San Miguel de Las Torres, en Las Palmas de Gran Canaria, no daba crédito. ¿Una mujer gruista? Tenía que comprobarlo y llamó a María José Pérez. Estuvo un tiempo de prueba, pero su valía no dejó lugar a dudas y pronto logró su primer contrato. Su primera incursión en el mundo del ladrillo, hace ya dos décadas, le dejó un buen sabor de boca. Pérez, con los 27 años que contaba entonces, no solo se hizo un hueco en una actividad fuertemente masculinizada, sino que también marcó un hito en la historia de la mujer en Canarias al ser la primera fémina en sacarse el carné de operadora de grúa-torre.

"Era un mundo que me llamaba la atención y decidí formarme para conseguirlo", comenta Pérez al recordar lo que le impulsó, hace 20 años, a dar un giro a su vida. La canaria trabajaba en una empaquetadora de plátanos cuando se enteró de que la Fundación Laboral de la Construcción iba a impartir de forma gratuita un curso para manejar esas grandes máquinas. En aquel entonces era menos habitual que ahora que una mujer se adentrase en esa rama económica, por lo que preguntó, incluso, si esa formación también se impartía para las féminas. Y así fue.

El primer día de clase, como no podía ser menos, fue especial. El profesor que daba el curso sabía de antemano que en el listado de alumnos había un nombre de mujer. Fue él precisamente el que, además de darle la bienvenida, presentó a Pérez ante sus compañeros. "Ellos estaban muy sorprendidos", comenta. No es para menos. Los datos atestiguan que el sector del cemento ha sido siempre un mundo reservado, casi en exclusiva, para los hombres.

De las 46.400 personas ocupadas en la construcción durante el último cuatrimestre del año pasado, el 93,8% eran hombres y solo el 6,3% restante mujeres. Esto es, según los datos más actualizados de la Encuesta de Población Activa (EPA), apenas 3.000 féminas tenían un puesto de trabajo relacionado con esta rama de actividad.

"Siempre me han respetado"

Pérez confirma que es inusual encontrar a una mujer entre cemento, bloques y ladrillos, pero asegura que en ese ambiente, en el que se mueve como pez en el agua, ellas son muy bien recibidas por ellos. Al menos esa es su experiencia. "He tenido suerte y nunca me he enfrentado a ningún comentario machista, a mí siempre me han respetado", subraya una y otra vez.

La única piedra en el camino con la que ha tropezado ha sido la de la recesión. La crisis golpeó fuerte a la economía española y por delante se llevó a buena parte del sector de la construcción. Con el comienzo del segundo milenio, la vivienda comenzó a crecer sin frenos. Año tras año los precios subían y se iniciaban, de media, unas 600.000 casas. En 2007 llegó el punto álgido de la actividad inmobiliaria y, al año siguiente, la burbuja estalló. En Canarias se contabilizaban en el último cuatrimestre de 2008 a 87.500 personas trabajando en la construcción -81.400 hombres y 6.200 mujeres- y, casi una década después, solo sobreviven algo más de la mitad.

Pérez se vio afectada por la recesión económica y regresó a su casilla de salida, al sector platanero, donde permaneció durante un año y medio. Con la incipiente recuperación de la construcción, volvió a surgir una nueva oportunidad para ella en la actividad que de verdad le gusta desempeñar y no se lo pensó dos veces. Desde hace tres años trabaja en Satocan y señala que nunca ha sido discriminada por ser mujer, tal y como le sucedió en sus experiencias pasadas. "En la empresa me tratan igual que a mis compañeros y cobro lo mismo que los empleados de mi misma categoría", esgrime.

Sus padres fueron los primeros sorprendidos cuando ella les comunicó que se decantaba por el sector de la construcción, pero siempre recibió su apoyo. Eso sí, Pérez indica que una parte de la sociedad todavía se sorprende encontrar a una mujer en la obra. "La gente se queda mirando para mí. Algunos me preguntan que qué hago, que si pongo bloques y yo les respondo que manejo una máquina. A mí no me afectan esas preguntas porque tengo ya años de trabajo y una experiencia. No tengo miedo a la sociedad ni de ser una mujer trabajando en un sector tradicionalmente de hombres", apunta.

Ahora que se acerca el Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, María José Pérez anima a todas aquellas mujeres que deseen emprender su propio camino en el sector de la construcción a que lo hagan. Ella, que consiguió derribar muros con su valentía al apostar por un sector masculinizado y ser la primera mujer de las Islas en obtener el carné de operadora de grúa-torre, no desea que a ninguna mujer se le impongan fronteras. "Hay que ayudar y apoyar a las compañeras. Yo he tenido suerte y apoyo al resto para que ninguna sea discriminada y pueda elegir el trabajo que quiera", recalca.

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