Pleno del Parlamento de Canarias | A vista de guirre

De tomarse o no en serio la manifestación

Clavijo recordó que ya en Fitur subrayó que los empresarios turísticos deberían subir los sueldos

El presidente Fernando Clavijo ayer durante la sesión de control al Gobierno, tras una pantalla para las votaciones. | |

El presidente Fernando Clavijo ayer durante la sesión de control al Gobierno, tras una pantalla para las votaciones. | | / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

De repente el salón de plenos se volvió a llenar. Lo que en la tarde de ayer fue una diáspora a ratos escandalosa – el banco azul casi vacío, la mitad de los diputados charloteando en los pasillos o tomando café por los alrededores, la misma Mesa de la Cámara inconsolable sin la presencia de Gustavo Matos y Mario Cabrera – se convirtió en casi setenta diputados sumamente atentos. Sin embargo el presidente del Gobierno no llegó de inmediato, sino hacia la diez de la mañana. Antes se debatió y votó una moción, consecuencia de la interpelación al respecto del grupo parlamentario socialista, sobre “las consecuencias en la política fiscal y financiera del Gobierno derivadas de la recuperación de las reglas fiscales y la eventual flexibilización de la regla de gasto”. Fue una moción extrañísima en la que los socialistas pretendían embroncar al Ejecutivo canario y la proponente, la señora Tamara Raya, entró a cuchillo contra el PP. Una puesta en escena bastante disparatada. Por supuesto, el señor Fernando Esteñat, economista de guardia del PP, entró al trapo, y aun se le sumó la canarista Esther González, diputada con una capacidad asombrosa para despreciar lo que se le antoja. González desprecia como otros organismos pluricelulares respiran o los atletas olímpicos sudan. La moción –que por supuesto fue rechazada por la mayoría – es un ejemplo perfecto de texto escrito por y para media hora de bronca inútil. Barragán subió brevemente a la tribuna para recordar que a) la comunidad autónoma no fue quien decidió no presentar un proyecto de presupuestos generales del Estado, b) el Gobierno central no solo está negociando una flexibilidad de la regla de gasto con Canarias, sino también con otras comunidades y c) trasladar a las islas la bronca permanente en la que viven sumergidas las Cortes es una pésima idea y CC no le dará ni una sola oportunidad.

Llegó Clavijo en zapatillas, sin corbata y sin ojeras, como quien llega de una partida mañanera de squash y una cocacola cero, y comenzó a responder a todo el mundo, y el primero, como siempre, fue Casimiro Curbelo, que debe tener contratado a un propio –tal vez de Chipude, que son muy cumplidores -- para que haga guardia mañana tarde y noche en la oficina del registro de la Cámara a fin de registrar siempre la primera pregunta. Pero todos los portavoces insistieron sobre lo mismo: la manifestación del próximo día 20 convocada por una quincena de asociaciones ecologistas y medioambientalistas con la adhesión entusiasta, cuando no mesiánica, de un buen montón de pequeños partidos y plataforma de la rojambre regional. Clavijo repitió una y otra vez que veía la manifestación – y la crítica global que encierra sobre el intenso crecimiento turístico en Canarias –como “una oportunidad”. Lo cierto es que con coherencia y habilidad el presidente del Gobierno ha adoptado una actitud que difícilmente puede criticar la oposición parlamentaria. Clavijo manifestó su respeto a los manifestantes, admitió que el modelo turístico canario, aunque exitoso, debe ser sometido a correcciones, y a continuación argumentó que el debate sobre el crecimiento demográfico de Canarias ha devenido imprescindible, pero debe hacerse desde el rigor y la responsabilidad. Sobre la reforma del modelo el presidente insistió mucho en que “debe adaptarse a las peculiaridades del desarrollo turístico de cada isla”. Por eso ha convocado la Conferencia de Presidentes de Cabildos, que recoge el artículo 74 del Estatuto de Autonomía, según el cual, la Conferencia tiene “la función de servir de encuentro y debate de los grandes asuntos de interés común”, así como “la coordinación de las políticas que se decidan en común”. Es un nuevo foro introducido en la reforma estatutaria de 2018 y que nunca, hasta ahora, ha sido convocado. Clavijo anunció que también se organizarán grupos de trabajo con empresarios turísticos, sindicatos y agentes sociales “para llegar a un análisis que podamos compartir y aplicar soluciones para una industria turística más potente y que asuma como sector lo que ya han asumido muchos empresarios turísticos en las islas: el respeto al medio ambiente y al territorio, el impacto en todo el sistema económico, la redistribución de una riqueza generada gracias a nuestro paraíso”.

Los moderados intentos de la oposición por descomponerle la figura a Clavijo no tuvieron mucho éxito. Luis Campos irónicamente le dijo al presidente que había estado “rápido”, y que el presidente le recordaba a aquellos que “cogen la pancarta en una manifestación y si la cosa cambia se mueven en otra dirección, pero sin soltar nunca la pancarta”. Lo malo del chascarrillo es que Clavijo no ha manifestado su coincidencia, ni menos aún su apoyo, solo su respeto a los manifestantes del día 20 y a su legítimo derecho a la crítica y la protesta. “Yo no voy a coger ninguna pancarta ese día”, le respondió, “ya veremos qué harán otros”. El presidente recordó que ya en la última edición de Fitur subrayó que los empresarios turísticos “deberían subir los sueldos” sobre todo “si no encuentran trabajadores”. También citó la regulación legal del alquiler vacacional e incluso recordó que el único partido que ha presentado una moratoria turística en Canarias ha sido CC en 1999: es una lástima, de nuevo, que Román Rodríguez no obtuviera escaño el pasado mayo, para verle la cara. Respecto al PSOE, Sebastián Franquis le espetó al presidente del Gobierno que “tenía un problema de credibilidad” (sic). Hay que estar ligeramente despistado para no oler quien tiene ahora mismo un problema de credibilidad en el espacio público español. El PSOE actúa como si la manifestación convocada fuera contra el Gobierno autonómico actual. No. Para las organizaciones y entidades convocantes los partidos mayoritarios en Canarias son copartícipes de una mala gestión de los recursos naturales y territoriales y de complicidad con un modelo turístico depredador. Todos los partidos mayoritarios. Es un poco lastimoso contemplar ahora al PSOE y a Nueva Canarias demandar una «tasa ecológica” que ambos partidos se negaron a instituir entre 2019 y 2023, a pesar de las insistencias de Podemos.

De lo que no hablo demasiado es del resultado de sus reuniones con María Jesús Montero y José Manuel Albares. Y eso pese a los protestas del portavoz voxista Nicasio Galván, angustiado por la muerte de ballenas y delfines, varados ya sin vida en las playas canarias. Jamás se le ha escuchado tanta desolación a propósito de los migrantes de origen africano. Claro que esos delfines son inequívocamente canarios. Y además no son negros.

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