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Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2022
Israel Reyes Director artístico del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria

Israel Reyes: «Esperamos que la gente disfrute de un Carnaval que sigue vivo»

«Este año se hará una importante apuesta por cuidar el formato televisivo de las galas», anuncia el director artístico del Carnaval capitalino

Israel Reyes, este lunes, en el escenario del Carnaval en el parque Santa Catalina José Carlos Guerra

El director artístico del Carnaval capitalino, Israel Reyes, ha tenido claro desde el minuto uno que este año tenía que celebrarse sí o sí. Tras estos años de pandemia, opina que la fiesta necesita recuperar músculo social y participativo y demostrar que se mantiene en buena forma pese a las circunstancias, en una edición en la que la realización televisiva cobrará una mayor importancia para acercar el alma carnavalera a toda la población.

Queda menos de una semana para dar el pistoletazo de salida al Carnaval, imagino que el cosquilleo ya empieza a subir por el estómago...

Sí, cuando estamos en la cuenta atrás sí sientes un poquito ese peso de la responsabilidad, y el cosquilleo de decir que ya esto que llevas meses trabajando se va a poner en marcha.

¿Da igual cuántos Carnavales lleve uno encima?

Soy de los que piensan que en el mundo artístico la creatividad tiene que ver con las emociones. Uno siempre va a sentir ese cosquilleo, o el peso de la responsabilidad, o la adrenalina que genera lo creativo, que además es compartido con más gente. No es algo que surge de un director y lo ejecuta, sino que lo que hace es dinamizar equipos. A todos, en estos días, nos pasa lo mismo. Vamos a poner en pie el resultado de muchas manos, de muchas cabezas, de muchas horas de trabajo. Y por supuesto, se siente ese cosquilleo. 

Reyes, en un momento de la entrevista de este lunes José Carlos Guerra

Además, este año se suma el hecho de que la gente lleva más tiempo sin poder disfrutar del Carnaval. ¿Supone una presión añadida?

Creo que estamos en periodo de cambio de mentalidad, pero no porque seamos psicólogos o expertos, sino porque todo tiene que ver con las cifras epidemiológicas. Quizás fuéramos de los pocos que esta vez hemos creído que podía suceder, que por una vez la secuencia de datos, el calendario y nuestra planificación se han aliado para que no tuviéramos que suspender. Hay mucha gente que por el camino no ha creído que esta situación se fuera a dar, pero teníamos los datos de los expertos. Se hablaba desde diciembre que la curva se iba a doblegar a finales de febrero, y así ha sido. Se hablaba en diciembre que las medidas, a partir de febrero y marzo, a nivel sanitario en España y Europa, iban a ser menos restrictivas. Vamos a poder, de alguna manera y aunque no estemos al 100% y no tengamos programa de actos en la calle, celebrarlo como se celebran el Festival de Música, el deporte, los conciertos... Asumimos el reto en julio de 2021, y a pesar de las presiones y los malos augurios, nosotros seguimos con el trabajo y hemos sido bastante responsables. 

¿Le han llegado a doler alguna de las críticas que ha habido de la gente, sobre todo en redes sociales?

«Creo que las murgas no han confiado lo suficiente en su fortaleza, esperaba más capacidad de reacción»

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Las redes, cada vez más, demuestran que están llenas de personas que no leen. Hay gente que reaccionó sin saber qué tipo de Carnaval iba a haber. Creo que vivimos en una sociedad alterada. No es que duela, sino que en el fondo desestabiliza, no a los que estamos en la organización, sino al resto de ciudadanos y a los agentes del Carnaval. Para nosotros, era muy importante mantener viva la ilusión, y que la masa social que mantiene el Carnaval vivo entendiera y confiara en que lo íbamos a hacer y encontrara esos sponsors. Se ha hecho lo posible para mantener viva la fiesta. Eso en el fondo era más importante que el contestarle a los haters. Nos mantenemos en unos números más o menos similares, que era lo difícil, que la participación fuera lo suficientemente sólida para hacer los actos.

Si bien los grandes grupos han tenido más problemas para poder ensayar por las restricciones.

Participan 11 murgas, diez más Los Nietos de Kika; seis comparsas... Las murgas es lo que quizás más ha bajado, por el formato de los grupos, con mucha gente. Pero entiendo que son colectivos que, y aprovecho para lanzarles una reflexión crítica, no han confiado lo suficiente en sus capacidades. Creo que era viable haber arrancado desde julio, porque los que han llegado arrancaron en tiempo y forma, a escribir canciones, organizar ensayos virtuales y ver cómo se podía haber llegado hasta el día de hoy. Hay que agradecer a las 11 murgas y seis comparsas que sí han podido estar, y lamentar las que han decidido no presentarse, aunque por supuesto entendemos su postura. Son grupos muy sólidos, muy grandes artísticamente, por lo que esperaba más capacidad de reacción, pero volverán cuando puedan volver.

¿Será este un Carnaval marcado por la pandemia?

Es el primer paso para buscar la normalidad. Este año tenemos una programación donde sí esperamos que quien venga al parque, aunque sea con la mascarilla, disfrute de un Carnaval que está vivo. Y creo que este es el primer mensaje, que la fiesta está viva, y que la fiesta necesita recuperar músculo social, participativo. Hubiese sido muy irresponsable cancelarlo, porque dos años sin actividad de ningún tipo hubiesen sido más difíciles de levantar en un tercer intento. Esto a los colectivos les mantiene la llama, les ayuda a planificar el 2023, y al ciudadano le da un respiro. Sí es verdad que cuesta mucho disociar que la palabra Carnaval no solamente lleva fiesta en la calle, mogollones, ruido... Los eventos que se harán serán en espacios controlados, con aforos. Veremos un Carnaval más televisivo, más de parque y que creará una pequeña ola económica donde las personas que se puedan mover alrededor de estos actos contagien de alegría los alrededores del parque, el consumo y la ocupación hotelera. Y si es posible, que también sea el pistoletazo para que muchos grupos de amigos, familias o personas individuales aparezcan por la zona disfrazados. El recinto y los actos ya invitan a respirar purpurina.

En esa programación que todos los años se renueva y trata de incorporar nuevos elementos, este año tendrá como novedad la noche de las chirimurgas, ¿puede desvelarnos algo?

Está claro que los elementos que forman parte de este evento están vivos. La noche de las chirimurgas se puede hacer porque existen chirimurgas, porque a raíz del nacimiento de la Chirimurga del Timple, han ido surgiendo otras agrupaciones. Estos colectivos ya tienen una identidad y es lógico que ocuparan su espacio en el Carnaval capitalino.

¿Habrá más sorpresas?

Lo que hemos hecho es mantener el espíritu de todos los actos, intentarlos arropar lo máximo posible, intentar mantener una programación destacada para los niños y las familias. Hay alguna sorpresa para el final que nos estamos guardando para tener un evento de cierre, o lo relacionado con la gala de la Reina y del Drag. Este año se ha hecho una apuesta importante por cuidar el formato televisivo, es decir, creemos que la audiencia nos demanda que el resultado de la gala, más allá del artístico en sí, televisivamente esté a la altura de lo que la ciudad quiere proyectar. Muchas veces los propios participantes en esos eventos no se reconocen en la realización, por lo que este año hemos integrado a un realizador y todo su equipo dentro del equipo artístico. No dependemos de una productora externa que hace el evento. También incorporamos otra novedad, este año vamos a usar por primera vez en el Carnaval el sistema de realización preprogramado que se usa en grandes eventos televisivos, como es Eurovisión, lo que nos permitirá pregrabar cada una de las actuaciones que decidamos buscando optimizar la imagen.

Sobre todo será importante en la búsqueda de la declaración como Fiesta de Interés Turístico Internacional, y que se ha frenado por la pandemia.

Ese es un expediente que se presenta el año que viene, porque desde que lo inscribes hasta que se concede, tiene que pasar un periodo de cinco años que se cumple en 2023. A ese dossier hay que ir aportando todos esos datos de repercusión internacional, de calidad, de proyecto consolidado de evento, y yo creo que estamos en la buena línea. Lo de la realización tiene más que ver con los tiempos que corren: el consumidor, el usuario medio que está en casa, sabe diferenciar ya una buena realización de una mala, porque es lo que consume en casa a diario. Un evento de esta trascendencia teníamos que terminar de apostar por esto.

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