Parafraseando la frase de los mayores, el parque Santa Catalina acogió en el festival infantil de Carnaval que fue «chiquito porque es bendito». En tiempos de covid, después de dos años de confinamientos y restricciones sanitarias, tiene doble, y triple, valor ver sobre el escenario de Sergio Macías a un centenar de componentes de la murga infantil Los Lechonsitos, de Ingenio, y de las comparsas Brisa del Volcán, del barrio de San José, y Lianceiros Junior, de Jinámar.

En el parque de Lolita Pluma, ayer de nuevo fue Carnaval, gracias a la implicación de las familias, las verdaderas protagonistas de este retorno, porque más allá de la media hora de actuación de cada uno de los colectivos está el trabajo desarrollado en tiempos de pandemia que pasa inadvertido a los ojos del espectador.

La baja participación de grupos sazonada con las actuaciones del presentador Rafaelillo Clown –en calidad de maestro de ceremonia– y de las actuaciones de los personajes del Planeta Alegría acabaron por dar un espaldarazo al Carnaval infantil. Basta con ver al mismísimo Israel Reyes, que suma quinquenios en la organización de galas y que dedica el mismo cariño a la gala drag que a los más pequeños de la fiesta.

La comparsa Brisa de Volcán tocó corazón. Por su entrega, por abrir fuego de Carnaval. Por el cuidado repertorio, desde su fantasía, en un guiño a La Palma, a mensajes que van implícitos en su formación, con agradecimiento a la asociación Down así como a Aldeas Infantiles y recordatorio al colectivo de Lengua de Signo.

El grupo de Ana Molano y Adela Andrés contagia pasión, desde su fundación en 2003; la decana de las participantes de ayer.

Y del ritmo y el color de la cantera del barrio de San José, viaje hasta Ingenio al encuentro de la crítica de la murga infantil Lechoncitos, nacida en 2013 bajo la tutela de Hugo Melián. Entre la presentación y la despedida, no han escatimado esfuerzos –en tiempo de rebajas de repertorios– e interpretaron dos temas («El regreso» y «Payasadas»), tocando todos los palos.

Y de colofón, la comparsa infantil Lianceiros Junior (Jinámar, 2014), que puso es escena una tan cuidada coreografía como fantasía. El baile, marcado por Cirenia de León y Ateneri Cabrera; el vestuario, por José Luis Armas y Seus Rodríguez. Inundaron el parque, con cambios ajustados a sus dos secciones de bailes, una más infantil que otra, con un brillante resultado, como el propio festival, con carácter didáctico en consonancia con el motivo de esta edición, la Tierra, con el Himno del Carnaval como colofón.