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Carnaval de Las Palmas 2022

Baracoa rompe la racha de cuatro victorias consecutivas de Kisamba en el concurso de comparsas

La comparsa de Guanarteme se hace con el primer premio de interpretación, seguida de las dos agrupaciones de Jinámar, Cubatao y Lianceiros

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Concurso de Comparsas en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2022 José Carlos Guerra

De la selva a la sabana; de México a Brasil y de ahí hasta la isla de La Palma. Seis comparsas hicieron en la noche del viernes un recorrido musical por el mundo en el Carnaval de La Tierra. Baracoa logró este viernes el primer premio de interpretación del concurso de comparsas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria; algo que no lograba desde 2016 por lo que consiguió así arrebatarle el oro a Kisamba y romper su racha de cuatro victorias consecutivas. En segunda y tercera posición de la tabla quedaron las dos agrupaciones de Jinámar: Cubatao y Lianceiros.

Concurso de Comparsas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2022

Concurso de Comparsas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2022 Adzubenam Villullas

La comparsa de Arenales y ganadora en 2020 logró imponerse en el otro premio de la noche. Kisamba se hizo así con el oro en la categoría de vestuario. Cubatao firmó doblete al hacerse con el segundo puesto gracias a su apoteósica Pandemia de Carnaval y Baracoa se llevó a casa el tercero. La gala más movida de las carnestolendas completó su espectáculo con las actuaciones del joven cantante Kilian Viera y la veterana orquesta Mekanica Tamarindos.

Kisamba.

Desde Arenales, la cuatro veces ganadora inauguró el concurso con una obertura elegante. Kisamba pisó el escenario con sonidos y colores que transportaron al público al Amazonas en mitad del gran templo de las civilizaciones perdidas del parque Santa Catalina. Las plumas y lentejuelas se mezclaron en una selva carnavalera a medio camino entre Brasil y el más puro ritmo afrocaribeño. Y es que los de Margarita Pérez Casalini hicieron honor a su alegoría y título de espectáculo: Somos el mundo.

Kisamba en acción. José Carlos Guerra

Demostraron su poderío sin decaer ni repetirse, aunque no les valiera para llevarse un título a casa. El parque se llenó de pronto de plumas blancas y entre ritmos salseros con toques de trompeta uno de sus componentes se movió con pasos clásicos, porté incluido con su pareja, mientras las chicas que les coreaban tocaban unos ficticios violines. A continuación, el tango de Moulin Rouge dio paso a una salsa de lo más sabrosa.

Volare... un grupo de mariposas apareció en el escenario. Boa noite mariposa, decía la canción. Una samba que formó parte de la coreografía diseñada por Laura Torres e Irione Timisara. Como mismo llegaron las mariposas, lo hizo el Carnaval de Río: con un amplio despliegue de plumas arco iris; así hasta alzar a una de sus bailarinas. De Brasil a Italia, Kisamba cerró su actuación con abanicos.

Chiramay.

Con 33 componentes, la comparsa del Polígono de San Cristóbal movió al público con No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Una líder tribal protagonizó una obertura que, bastón de mando en mano, recorrió el escenario con ritmos eléctronicos y dance sin perder el punto latino y afrocaribeño. Los de Celeste Vargas Medina lucieron así la fantasía Lo que traigo yo, un compendio de tocados, vestidos y vistosos complementos.

Las plumas de Chiramay, al movimiento. José Carlos Guerra

Creación del diseñador Daniel Tejera, las plumas doradas dieron paso al blanco manchado a ritmo de la samba brasilera. Una combinación que terminó por abrir camino al arco iris y a un ritmo más pegado al merengue. Chiramay armó la verbena con el Abusadora de Wilfredo Vargas para continuar con otros clásicos en la coreografía que montó Denise Ortega.

Cuando parecían estancadas, las de la Vega de San José hicieron un relevo, nuevamente a ritmo de merengue. En este caso los componentes dieron paso a tocados de vértigo del naranja, al blanco y al azul. El cierre fue al ritmo del «mundo entero disfrazado en Carnaval», como rezaba la canción; lo hicieron desplegando toda su artillería a base de plumas y más plumas carnavaleras.

Cubatao.

Desde Jinámar, Cubatao empezó con una puesta en escena fuerte que atrapó al público. Desde la misma sabana africana, una leona entre plumerío negro y amarillo cayó sobre una tribu que bailó al ritmo de música electrónica. La percusión afro brasilera tomó el relevo acompañada de grandes tocados de plumas. Así lucieron uno detrás de otro la colorida Pandemia de Carnaval, la alegoría diseñada por Juan Fernando Henríquez Santana.

Cubatao y su tribu de la sabana africana. José Carlos Guerra

Los de Laura Nordelo bailaron una samba más que movida. Los pasos, del coreógrafo José Manuel Fuentes Santana, dieron prioridad a una particular cumbia. Cubatao, comparsa fundada en 2001 y por tanto la más veterana de la noche ante la ausencia de Nuevo Estilo, prendió candela. Los ritmos del Brasil más carnavalero y afro se sucedieron durante el espectáculo, que discurrió bajo el título Como tú no hay otro igual.

De Brasil a Cuba, Cubatao quiso cerrar por lo alto su actuación a ritmo de salsa. Lo hicieron con un vestuario de tocados más sencillos pero que destacaron por su llamativo tono verde. A veces, menos es más. Los de Jinámar desplegaron una pandemia de Carnaval por todo lo alto.

Baracoa.

La comparsa del Lomo Apolinario abrió su actuación convertida en un circo. Disfrazados de payasos, los de Neftalí Betancor comenzaron con un juego más bien teatral que se distanció de las propuestas más habituales de una comparsa. Baracoa, que en 2020 hizo doblete con el segundo puesto de interpretación y vestuario, dio paso a una serie de acrobacias al ritmo de la película El gran showman, para luego continuar con sonidos más actuales con un toque caribe-brasilero pero puramente electrónicos.

Baracoa y sus juegos de colores. José Carlos Guerra

A esta propuesta más innovadora -algo habitual en los del Lomo Apolinario, por otro lado- le siguió una puesta en escena más típicamente comparsera, más clásica. Sin perder el toque electrónico, la samba y la salsa lo llenaron todo con unos vestuarios monocolor por grupos de plumas blancas, negras y rojas luciendo así el diseño creado por los hermanos Neftalí y Sebastián Betancor. La propuesta se vino arriba; y es que como rezaba el título: La vida es un carnaval y a nosotros no nos puede faltar. 

La samba tomó así el ritmo de la actuación en la coreografía del propio Betancor. Tras un grupo que inundó todo de plumas blancas y azules, el cuerpo de baile pisó fuerte con tocados cual papagayos del Amazonas. Baracoa cerró así tras el Yo tengo una mina de amor del venezolano Ignacio Rondón y el punto final de su variada alegoría, Gracias por tanto.

Lianceiros.

Vuelta a Jinámar y es que en el Valle hay cantera comparsera. Con 33 componentes, los de Nerea Armas -quien en esta ocasión se estrenaba al frente del grupo- hicieron un homenaje a las víctimas de la Covid-19 con una propuesta que también se salió de lo habitual. De manera sobria, parejas de rancheros mexicanos bailaron al ritmo de La Llorona interpretada por Rosalía.

Lianceiros al ritmo de 'La Llorona'. José Carlos Guerra

Lianceiros se puso pronto las pilas y la sobriedad mexicana dio paso al plumerío en tonos celestiales acordes con la propuesta hecha por el diseñador José Julio Armas. Todo al son del Oye, mi cuerpo pide salsa de Gloria Estefan, entre otros clásicos. Los ritmos caribeños se adueñaron de los de Jinámar con unos pasos de Juanfra San Gil. Los bailarines dieron así entrada a una salsa con toques más movidos y ya con el amarillo dominando el plumerío.

Tras una puesta en escena algo estancada, Lianceiros remontó el vuelo. La comparsa desplegó a su cuerpo de baile sobre el Santa Catalina con una samba apoteósica muy movida y con una gran demostración de plumerío, lentejuela y color. Punto final para dar así brillo al espectáculo Ay mi soledad -homenaje a Soledad, una de las fundadoras de la comparsa y fallecida recientemente-.

Yoruba.

Desde Pedro Hidalgo, sus 30 componentes cerraron la noche bajo la alegoría Amanecer. La comparsa abrió su espectáculo con un homenaje a La Palma que no terminó de encajar en el concurso. Los de Araceli Pérez se movieron sobre el escenario con el canto a la naturaleza de Luis Morera, vocalista del grupo Taburiente. Los bailarines salieron con el traje típico de la Isla Bonita y hasta un volcán apareció en la pista, del cual terminaban por salir nuevos brotes verdes.

Homenaje a La Palma de Yoruba. José Carlos Guerra

Con un toque de jazz, Yoruba hizo un relevo más colorido. La salsa pronto apareció para dar algo más de ritmo y de color musical a una actuación que fue posible tras mil y un problemas en los ensayos -hasta les declararon en ruina el local-. La coreografía diseñada también por Araceli Pérez fue así de menos a más con el tema No le pegue a la negra, del salsero Joe Arroyo.

Y es que ya en el ecuador de la actuación el título del espectáculo, Colores en movimiento, cobró más que sentido. El vestuario también fue diseñado por la propia presidenta. Plumas multicolor se sucedieron sobre el escenario a ritmo de temas de salsa. Los de Pedro Hidalgo desplegaron en su despedida los conjuntos más grandes, aunque los pasos de baile fueron a menos.

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