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CARNAVAL DE LA TIERRA

Los grupos de San José, Jinámar e Ingenio mantienen viva la cantera carnavalera

Lianceiros Junior, Brisa de Volcán y Los Lechoncitos vuelven a entusiasmar al público

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Encuentro de murgas y comparsas infantiles del Carnaval de Las Palmas Andrés Cruz

«No pensábamos encontrarnos tan solas. Me ha dado mucha pena. Costó mucho salir adelante porque los locales se cerraron por la pandemia y hemos tenido que ensayar a última hora, pero bueno, hemos salido adelante y las niñas han plasmado en el escenario lo que nosotros queríamos». Así de emocionada se expresaba Adela Andrés Quintana, la directora de la comparsa Brisa de Volcán, de la Casa Amarilla de San José, una de las dos únicas comparsitas, junto a Lianceiros Junior, que participaron este mediodía, junto a la murguita Los Lechonsitos de Ingenio en el encuentro de murgas y comparsas infantiles del Carnaval de La Tierra del parque Santa Catalina.

Fueron capaces de emocionar y entusiasmar a un auditorio con menos de medio entrada que miraba todo el rato de reojo a un cielo con nubes negras amenazadoras que finalmente no descargaron. Sólo tres grupos, frente a las seis comparsitas y otras tantas murgas que relanzaron la cantera en 2020, actuaron este domingo, pero fueron suficientes para divertir a la gente, e incluso emocionarla.

Las 25 componentes de Brisa de Volcán salieron de rojo volcán y azul mar, colores con los que quisieron hacer un homenaje a la gente de La Palma y expresar su solidaridad por la desgracia sufrida.

Emocionaron al respetable con la canción Resistiré, que se ha convertido en el símbolo de la resiliencia frente a la peste que ha golpeado al planeta.

Especialmente emotivo fue el pequeño homenaje al colectivo de personas sordas que escenificaron con el lenguaje de signos. «No sé si lo hemos hecho bien, pero lo hemos hecho lo mejor posible», dijo la directora, que eligió la canción Color esperanza para lanzar un mensaje de igualdad y un estribillo que conmovió a los espectadores, entre los que se encontraban algunos extranjeros, entre ellos una familia de Eslovaquia, que no se quiso perder el espectáculo. Las de San José empezaron a un ritmo lento, pero conforme avanzó la actuación se redobló la marcha y se armó un verdadero merequetengue.

Brisa de Volcán es la única de las comparsas chicas que mantiene viva la cantera del Carnaval junto a Liancerios Junior del Valle de Jinámar, la ganadora del concurso de 2020, en el que se llevaron el primer premio, un galardón que se suma a otros tantos que han ganado las jinameras, que llevan el ritmo en la sangre, incluidas las más pequeñas, de apenas cuatro años, que se mueven con más garbo y viven el baile con más pasión que algunas mayores.

Kimberley Sánchez Hernández, de la comparsa adulta Lianceiros, admite que las más pequeñas «también tiene mucho arte y se comen el escenario», lo que garantiza el recambio generacional.

Lamenta el parón por la pandemia. «En septiembre, cuando se nos dijo que posiblemente volvería el Carnaval, empezamos a ensayar y a hacer el vestuario y prepararlas para este año. Con mucha pena de que no haya sido concurso, pero aquí estamos», explica Sánchez, para quien ha sido especialmente duro que los niños y niñas que cumplieron el año pasado su último año en la comparsita «no se hayan podido despedir como se merecían».

Especialmente espectacular fue el vestuario que utilizaron, lleno de color y tocados de fruta al estilo de Carmen Miranda, mientras pusieron en escena el espectáculo La sonrisa de un niño es el alma del Carnaval . No se olvidaron de La Palma y pusieron en escena la alegoría Isla Bonita.

También se ganaron al público  los 26 componentes de la murga infantil Los Lechoncitos, la única murguita que ha podido actuar este año. El presentador Rafaelillo Clown recordó a las que participaron en 2020 y que este año no han podido estar por los problemas para ensayar : Los Chachitos, Los Biznietos de Kika, Baby Chancletas, Legañositos y Trapasitos.

Hugo Melián Sánchez, el director de la murga Los Lechoncitos, se mostraba, tras la actuación de su grupo, «muy emocionado y alegre porque ya volvió el Carnaval». Tiene doce años y unas tablas sobre el escenario que delatan que le han salido los dientes en el mundo murguero. «Llevo con la murga desde 2013, desde que se fundó. Mi padre está ahora en Los Legañosos, pero cuando estaba en Los Sin Ton ni Son, yo era la mascota de esa murga. Fundamos una murga infantil y hace cuatro años le cambiamos el nombre por Los Lechoncitos».

Melián espera que «se acabe el covid lo antes posible para volver a los escenarios del Carnaval.

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Carnaval 2022: Encuentro de grupos infantiles

El Carnaval para mí es como una ilusión y un deseo. Me he sentido muy aburrido al no poder venir el año pasado y ahora estoy emocionado y alegre porque ya volvió el Carnaval». Con edades comprendidas entre los tres y los 16 años, los de Ingenio afinaron y sacaron el rejo que caracteriza a un murguero que se precie para no dejar a títere con cabeza. Así, se encargaron de poner en evidencia las contradicciones de las restricciones por el covid, que han hecho la vista gorda con las grandes concentraciones de gente en los centros comerciales y en los estadios, mientras han cerrado los parques a los niños. «Queremos dedicar nuestra actuación», resaltó Sánchez, «a todas las murgas que no han podido estar aquí por el covid». «No a la guerra», decía la camiseta de una de los componentes.

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