El escenario de Santa Catalina se llenó, un año más, de alegría y pelo con la presencia sobre las tablas de los perros. Chanel, con un diseño tenebroso y con mensaje, se alzó ganadora del certamen.
Este domingo, el parque de Santa Catalina vivió su jornada más peluda. Los perros se tomaron el escenario del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria y llenaron de alegría y color una cálida mañana de domingo. Sobre ellos, sobresalió la valiente apuesta de Felicia Svensson y su perra Chanel, que revalidaron el título de mascota real de las carnestolendas capitalinas gracias a la fantasía Apocalipsis, con la que no dejó indiferente a nadie. Con un diseño tenebroso y que podría calificarse como atípico, encandiló al jurado y al público presente, que vivió intensamente la gala desde el primer minuto.
Esta no es la primera vez que la caniche gigante de Svensson se hace con el título. De hecho, este domingo revalidó la corona que alcanzó en 2020, el último Carnaval que pudo celebrarse antes de la pandemia. En aquella ocasión, su actuación al más puro estilo Drag también se llevó las odas del respetable. Para esta edición de las fiestas, la idea era radicalmente distinta. «Queremos hacer ver que el mundo se encamina hacia algo muy diferente a lo que conocemos, un futuro apocalíptico», explicó Svensson tras alzarse ganadora con uno de los dos diseños que, bajo su firma, aparecieron en el escenario -realmente, había presentado cuatro, pero dos no pudieron salir a causa de la pandemia-. Asimismo, había una intención escondida, que consistía en reflejar que lo raro «también puede ser bonito».
Y es que su traje de licra con tonos grisáceos y cierto cariz sombrío dejó boquiabierto al jurado, gracias a una mezcla futurista de extraterrestre con piel de serpiente. El de Chanel, por su parte, estaba plagado de globos oculares y también tenía ciertos aires alienígenas. Todo ello con la clara intención de lanzar un mensaje de concienciación sobre el futuro que le espera a La Tierra en este Carnaval consagrado al planeta. «El mundo se está mezclando y lo quise reflejar de esta manera tan particular», ha afirmado Svensson, acompañada de Chanel, quienes desfilaron como auténticas estrellas sobre las tablas del Santa Catalina. Tanto una como la otra realizaron una performance digna de elogio que atrajo las miradas de todo el respetable.
Dyron, Royal y Bob, caracterizados como abejas, quedan segundos, y Niña logra el tercer premio
En segundo lugar quedaron Dyron, Royal y Bob, una curiosa familia formada por un San Bernardo, un Cocker y un Yorkshire que subieron al escenario acompañados por sus dueña con diversidad funcional y los padres de esta. Como las buenas familias, cada uno de ellos decidió ir por libre, haciendo las delicias del público, caracterizados como abejas que revoloteaban alrededor de su apicultor. Un mensaje de emergencia para estos pequeños insectos que tenía por objeto valorar que se encuentran en riesgo. Un diseño propio con mucho dorado y que se tituló S. O. S. Extinción.
Tercera, por su parte, fue Niña, una perra de raza mestiza que llevó la alegría propia de las carnestolendas al escenario, con una fantasía diseñada por sus dueños con un nombre muy gráfico: Volando sobre colores. Y es que su tocado de plumas y lentejuelas en distintos tonos llenó de luz la mañana. Con un hipnótico recorrido en el que nadie despegó la vista de ellas, Niña y Jocelyne Pino Montesdeoca, su propietaria, alejaron los problemas y dieron rienda suelta al desparpajo.
Estos fueron los premios, pero otros siete diseños fueron lucidos por los peludos durante la gala, mostrando que este certamen está consolidado en la agenda carnavalera de la ciudad y que atrae a mucha gente, sobre todo familias, para disfrutar en compañía de las mascotas. De esta forma, Linda y Júpiter, dos pekineses, dieron el pistoletazo de salida ayer al concurso, que tuvo a Baby Solano como maestro de ceremonias, con un diseño con mucha pluma y toques pastel. Tras ellos, llegó el turno de Manolín, un simpático chihuahua que rindió homenaje a la eterna primavera con un cambio de vestuario durante la actuación para quedarse finalmente en bañador.
«Queremos hacer ver que el mundo se encamina hacia un futuro impredecible», dice Felicia Svensson
También participó en el concurso Luna, una labradora mestiza con una historia detrás. Y es que hace tres años se perdió y no regresó con su familia hasta hace apenas unos meses. De ahí que su timidez sobre las tablas levantara el cariño del público. Otra labrador, Mía, también lanzó un mensaje sostenible con su fantasía, muy floral y natural y con un tocado que no paraba de caerse debido a la actividad incesante de la perra. Tras Mía, fue el turno de Alana, un caniche toy que destacó por la larga cola que llevaba tras de sí, con plumas de colores púrpuras, turquesas y rosas.
La gala siguió con el desfile de Bimbo, un teckel que, acompañado por sus dueños, dejaron una estampa muy acuática sobre las tablas. Ellos disfrazados de surfero en apuros y socorrista fortachón, mientras el peludo llevaba un traje de intimidante tiburón que les perseguía por el mar. Cerró el concurso Sombra, un bulldog francés caracterizado como una oveja que seguramente pasó mucho calor, aunque su juguetona lengua fue muy comentada entre el respetable.
El público, protagonista
En una muestra más de lo que esta gala significa para el Carnaval, y como es tradición, mientras el jurado decidía los premiados, el escenario se abrió para que desfilaran por él todas las familias que habían llevado sus mascotas a Santa Catalina. Así, se pudo ver sobre las tablas a decenas de perros con disfraces variopintos, desde superhéroes a artistas influyentes. El espectador igual se encontraba de bruces con Frida Kahlo que veía a un yorkshire con telas de marajá y mucha purpurina. El público pudo ser protagonista por un momento y disfrutó de sentirse observado por los asistentes.
El segundo eslabón de la corte real de esta edición de La Tierra ya está elegido. El Carnaval canino volvió a dejar estampas emotivas, divertidas y peludas en Santa Catalina, en una programación que cada año gana más adeptos y en la que Chanel sobresalió con un mensaje que no la población no debe olvidar: el mundo es frágil y el futuro, incierto.
