Los carnavales son para soñar... Incluso para las mascotas. Y es que en esta nueva edición del concurso de disfraces canino, que celebra su décima edición, los perros (o sus dueños) participantes han podido cumplir por un día el sueño de convertirse en princesas, brujas malvadas; leones e incluso dragones.

El espectáculo que tuvo lugar ayer al mediodía, bajo un fuerte calor que dejó claro que el Carnaval es pura luz, presentó atuendos originales que ataviaron los 21 aspirantes que se presentaron a esta prueba (superando la participación con respecto al año pasado). Sin embargo, el jurado fijó la vista en 'Chanel', una preciosa caniche grande veterana del certamen que se presentó esta vez con un alias; Drag Can la obsesionada. Y es que a pesar de que su fantasía 'Chacha, dejémoslo en cien' hacía referente a los '101 Dálmatas', la perrita y su dueña decidieron desprenderse de sus ropajes de Cruela de Vil en mitad de la actuación para mostrar sus taconazos propios de las reinonas.

"Le habré dedicado unas 90 horas a la confección de los disfraces", explica Felicia Svensson, que participa junto a su perrita por quinta vez en esta competición. La artista del espectáculo de mascotas asegura que los trajes fueron ejecutados mediante la técnica del reciclaje de telas. "He cogido la ropa de fin de año y la ha cortado para hacernos los vestidos", sostiene emocionada.

Asimismo, los ganadores del segundo premio no dejaron indiferentes a nadie. Vestidos como dragones chinos, los perros de Alexandra Pérez, una niña con dispacidad física, la escoltaron por todo el escenario de Santa Catalina. Ella, vestida como una emperatriz, participó junto a sus padres en esta edición del Carnaval, que construyeron una plataforma móvil imitando un increíble palacio. Finalmente, el tercer puesto estaba destinado para Arya, la perra guerrera que superó su miedo al gran público. "La adoptamos en Fuerteventura; era una perra maltratada y todavía se asusta cuando hay mucho ajetreo", asevera su dueña, Nati Bosch, que por otro lado considera que "este tipo de eventos le viene bien para socializar". Y vestida como la dragona de Maléfica (una de las películas que se repitió en varias ocasiones durante todo el desfile) triunfó con su paso firme y elegante, acompañado de la terrorífica bruja del cuento.

Baby Solano, que presentó el 'show' con entereza sin que pareciera que la noche de las murgas (que se alargó hasta las cuatro de la mañana) le hiciera factura, hizo hincapié en la importancia de la adopción y denunció el abandono y el maltrato de animales. De hecho, una buena cantidad de los animales presentados poseían historias de superación. Es el caso de Venezia, una dálmata mestiza que podría haberse ganado al disfraz más divertido, pues sobre su lomo llevaba cargado un puesto de suspiros de Moya. "¡No he vendío nada esta mañana!", grita Antonio Ruiz, ataviado de vieja vendedora, en mitad del escenario. Su historia comienza en un rescate. "Salió de una camada que iban a sacrificar, mi hijo lo trajo para casa", explica. Por otro lado, su hermana Tirma, que también se presenta al concurso, fue una de esas perras maltratadas. "La realidad es que es un amor, buenísima; como casi todos los perros que lo han pasado mal", asegura el dueño.

"No hemos venido a ganar nada, solo a divertirnos", reiteró el artista minutos antes de que diera comienzo el certamen. Y eso fue sin duda lo que consiguieron. "Muchos de los participantes somos amigos desde el año pasado porque nos conocimos en este concurso; somo el equipo 'guao guao'", expresa muerto de la risa, relatando que desde entonces no se conforman solo con quedar por Carnavales. "Hacemos quedadas con los perros; incluso hemos creado los San Perrines, vestimos a los perros de toros y salimos corriendo", ríe.

Cientos de personas disfrutaron de este espectáculo desde la grada, muchas acompañadas de sus mascotas (que también fueron disfrazadas en muchos casos). El baile de la bella y la bestia, representados por un chihuahua y un labrador, las acrobacias de Rocky, un perro vestido de picapiedra que acabó abrazando (con mucho cariño) a su dueño en el escenario y el dúo dinámico formado por Beethoven y Niebla, un San Fernando vestido de Pumba y un mestizo vestido de Timón, fueron algunos de los momentazos de la mañana. Las risas del público no cesaron en ningún momento.