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Felicia Svensson junto a Chanel, ganadora del Carnaval canino.

El otro reinado de ‘Chanel’ en el Carnaval canino

La ganadora del Carnaval canino logra su tercer título sobre las tablas del Santa Catalina

Chanel vuelve a reinar en Santa Catalina. Este caniche gigante de 55 centímetros revalidó el domingo el título que obtuvo hace dos años y su dueña, Felicia Svensson, afirma que volverán.

Proveniente de un mundo apocalíptico, Chanel pisó fuerte el pasado domingo el parque Santa Catalina. Tanto, que esta caniche gigante de cinco años de edad y 55 centímetro de altura deslumbró al público y logró así volver a revalidar su reinado carnavalero. «Ha llegado más lejos que su madre, que solo quedó tercera el año que se presentó», apunta su dueña y fiel compañera, Felicia Svensson. Y es que esta ya es la sexta vez que se presenta al Carnaval Canino de Las Palmas de Gran Canaria con alguno de los cánidos que tiene en casa ella o su madre. «Cuando uno no tiene hijos se vuelca con sus perros», explica.

La familia de Svensson es una auténtica apasionada por los animales. «Viene por mi madre, es algo que he visto desde pequeñita», señala. De padre canario y madre sueca, esta joven de 28 años se las ingenia cada edición del Carnaval para presentar alguno de sus perros al concurso. Y es que la gala más peluda de las carnestolendas no sería lo mismo sin su presencia. Hay años, cuenta, que ha llegado a presentar a varios de sus canes al mismo tiempo, o ha disfrazado a los de sus amistades. «Esta vez iba a disfrazar a cuatro, pero por temas del covid dos no pudieron venir al concurso, así que al final salió solo la mía y el de un amigo», añade.

El otro reinado de Chanel acaba de comenzar en el Carnaval Canino. Desde que ve el escenario lo pisa con respeto y decisión. «Ella es tranquilita», comenta Felicia mientras su perra no para de observarlo todo, al tiempo que de vez en cuando se sube en su regazo. «Al final lo importante es pasárselo bien», indica, «la alegría de disfrazarte y salir al escenario». Y si saborean algún premio, mejor. Algo que sabe hacer bien, con un limitado presupuesto y la imaginación al poder.

Chanel convive a diario con otros ocho perros: un galgo, un bichón, dos caniches enanos y cuatro ‘toys’

«Quería algo apocalíptico, futurista, así como de terror», señala Felicia. Se puso manos a la obra e indagó en la red en busca de un diseño que se ajustara a lo que tenía en mente. «Una vez ya lo tenía lo imprimí sobre un mono blanco», precisa. Así fue como Chanel pasó de ser un simple caniche gigante para convertirse en un perro mutante con ojos por todo el cuerpo. Ella no se quedó atrás y de su cabeza salieron miles de cabezas. ¿La idea? «Reflejar de una manera alocada los efectos de la contaminación o las guerras nucleares», relata.

Chanel convive a diario con otros ocho perros: un galgo afgano -que también ha participado en el Carnaval canino-, un bichón maltés, dos caniches enanos y cuatro caniches toy. «No es complicado vivir con ellos, siempre tengo cuencos con pienso en la cocina, el baño y el salón; y con agua en la terraza», señala Felicia. Viven en el Sur, por lo que cada mañana aprovechan para ir temprano al barranco que tienen cerca de casa. «Los suelto y salen corriendo uno detrás de otro», apunta.

«Hay que mantener vivo el concurso, por eso animo a mis amigos a participar», apunta Felicia

Pero si por algo destaca Chanel es por su pelo. Deslumbra y atrae a quien la ve. Amor a primera vista por esos rizos negros. «Solo la peino una vez a la semana y la baño cada dos», comenta Felicia. A esa característica hay que añadir su buen comportamiento -solo hace caso a las órdenes de su dueña-; «con otros perros se porta súper bien», recalca ella. «Llama mucho la atención, desde que salimos del concurso hasta llegar al coche tardé casi una hora dando la vuelta al parque», precisa, «no paraban de pedir fotos o de acariciarla».

«Todo esto viene por mi madre, que es una enamorada de los perros», apunta. Una pasión que le transmitió, pues la vivió desde que era niña en casa -una finca-. «Ahora mismo tiene 13 caniches gigantes, entre otros», cuenta. Algunos han nacido con ellos y otros son de acogida, «rescatamos a tres que estaban dentro de una bolsa de basura», comenta.

De momento, ya tiene ideas para el próximo año. «Hay que mantener vivo el concurso, por eso animo a mis amigos, si no se animan, cosas así igual desaparecen», lamenta. Lo cierto es que, pese a la bajada en la participación perruna, el parque completó el aforo el pasado domingo, convirtiendo al concurso en uno de los más concurridos del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.

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