"Señoras y señores, quisiera decirles que se disfracen, que salgan a la calle, aprovechen la alegoría del Carnaval para convertirse en princesas preciosas, en faquires, en genios de lámparas maravillosas, con un turbante simulen a Alí Babá, pero no vayan a robar, que ya hay muchos que lo hacen y no necesitan turbantes? y si por la crisis no pueden comprar este tipo de vestuario, abran los cajones, revuelvan los baúles, busquen cuatro trapos y a vivir el Carnaval". Con este grito de guerra carnavalero destapó ayer la alegría de la fiesta de Las mil y una noches el director de la murga Los Chancletas, Tito Rosales.

El murguero, que devolvió ayer el pregón a la plaza Santa Ana, veinte años después de que los organizadores decidieran trasladar el acto a Santa Catalina, convirtió su intervención en un nostálgico homenaje al Carnaval y a sus grupos y, especialmente, a las murgas pioneras de la fiesta. Y, como no se podía esperar menos de un murguero, el pregón acabó a ritmo de pitos con sus compañeros de Los Chancletas. La lluvia impidió el año pasado la recuperación de la lectura del pregón en Santa Ana y a punto estuvo de hacerlo otra vez ayer, pero al final el tiempo se portó y dejó que la fiesta se desparramara por toda Vegueta, después del pregón, con la verbena de la Sábana. Las cuatro gotas que cayeron obligaron a sacar los paraguas los centenares de personas que abarrotaron la plaza de Santa Ana, que se divirtieron y corearon las letras del pregonero.

Rosales dirigió emocionadas palabras a grupos históricos como Los Guanches Picapiedra y Los Nietos de Kika y al creador del himno del Carnaval, Sindo Saavedra. Por una vez, indultó de sus leñazos al anfitrión y alcalde de la capital grancanaria, Juan José Cardona, que no se libró, sin embargo, de alguna que otra broma de bajo voltaje, al igual que la concejala del Carnaval, Isabel García Bolta.

El murguero dirigió sus proyectiles al presidente Mariano Rajoy y el ministro de Industria José Manuel Soria. Al primero le criticó los recortes y la corrupción. Y al ministro canario, su empeño con las prospecciones petrolíferas, pese al rechazo de la sociedad canaria. "El señor Soria debe aprender a escuchar más a la gente de su tierra y no dejarse llevar por los intereses del Gobierno central, que muy poco hace por Canarias", se quejó Rosales, mientras la gente se volcaba en aplausos. Esta fue una de las partes más aplaudidas del pregón, junto con el momento en el que la carnavalera Manolita Hernández Curquejo, invitada por Rosales, pidió a la gente que no se deje arrebatar los carnavales, tras narrar en verso la historia de las fiestas.

Peor parado aún que Soria salió Mario Rajoy, que recibió estopa al revés y al derecho. "A don Mariano Rajoy lo queremos distinguir por haber hecho de España un gran país para vivir, rodeado de ladrones que no paran de robar se ha ganado por derecho que España entera lo nombre don mariano Alí Babá".

Cinturón

"El Gobierno", se quejó, "nos sigue diciendo que hay que apretarse el cinturón y yo digo: ¿másss?. Le juro señor Rajoy que ya no me quedan agujeros que correrle al cinturón. Es más, señor Rajoy, ya no tengo ni para comprarme un cinturón nuevo".

"Lo bueno de esta crisis", prosiguió, "es que estamos encarcelando a los corruptos, da igual que salgan a los dos días, por lo menos se les detiene y se cumple con la ley, después se les indulta y todos contentos: los golfos en la calle y a los que roban para comer, a esos les caen dos años".

" ¡Qué gracia! Con todos los que están en la cárcel podríamos formar una murga, y ¿ustedes saben cómo se llamaría? Murga losss? no, no, el nombre se lo ponen ustedes, seguro que están pensando el mismo que yo, pero no lo voy a decir, por si acaso tengan represalias conmigo estos ladrones? ¡ay! ya se me escapó el jodío nombre de esa hipotética murga".

Casi al final del pregón, cuando Rosales echó mano de sus compañeros, el alcalde también tuvo que aguantar las bromas de Los Chancletas que le cantaron: "A nuestro señor alcalde queremos felicitar, es usted como Aladino para nuestra capital, se ha quedado hasta sin pelo, y eso es de tanto pensar, ¿Por qué no le pide al genio para que se vea más guapo una peluca rizá?".

Y luego le tocó el turno a la Bolta: "Tenemos una princesa en nuestro gran carnaval, con su melena rojiza es alegre una jartá, pero si le cantas algo criticando el carnaval, hasta el pelo se le cambia y se convierte de repente en el loro de Jafar".

Las chanzas a cuenta de los chicharrerros, un clásico del carnaval canarión, tampoco faltaron en la intervención de Los Chancletas con una de las estrofas más celebradas por el respetable: "Hemos hecho un homenaje a tantas murgas punteras, también decidí traerme varias murgas chicharreras, les pagamos los pasajes pa traerlos pal pregón, pero desde que llegaron no hay manera de moverlos de la estatua del Tritón". El pregonero trazó un breve recorrido por su trayectoria murguera, que arrancó hace 35 años en el barrio de Las Rehoyas, con la murga Los Desperdicios. "Aquellos fueron años increíbles, donde junto con mis hermanos y amigos logramos implicar a un barrio poco carnavalero en nuestro proyecto", recordó. De esta murga, Rosales, al que ya le habían inoculado el "gusanillo del Carnaval", pasó a Los Rockefellers. "Allí estuve tres años maravillosos. Después recalé en la murga que me lo ha dado todo, donde llevo 27 años, muchos premios, galardones y también muchos sinsabores, pero sin duda los mejores años de mi vida".

Especialmente entrañable fue el homenaje del pregonero a Pepe Bolaños, director de Los Guanches Picapiedra y Miguel La Vela, director de Los Nietos de Kika, así como al desaparecido Tomás Pérez. La Vela se sumó a Rosales y Los Chancletas, cuando éstos cantaron históricos estribillos de las dos afilarmónicas como: "De Tenerife es usted?. Nonono. Le gustaría ser?. Nono no. Es mejor Carnaval aquel?. Nonono.".

O la famosa de Los Guanches Picapiedra: "Pa ParaPa....ja ja ja ja. Un señor de Tenerife fabricó un reloj de arena, tuvo que ponerle gofio, porque solo tienen piedras... El vecino chicharrero debe mentalizarse que Gran Canaria en historia siempre ha ido por delante...". Rosales, que se añurgó de l a emoción cuando se dirigió a sus padres, a su hija Yesenia, "el pilar de mi vida", y a su mujer Lidia. "Gracias cariño", le dijo, "por haber sabido entender la pasión que siento por el Carnaval". Tampoco se olvidó de saludar al resto de murgas, a "todas las comparsitas, porque sin ellas no tendríamos ritmo baile y colorido", y a todos lo que mantienen vivo el Carnaval. "Les deseo a todos y a todas que pasen un Carnaval maravilloso, que bailen y rían, dejen atrás las preocupaciones y a vivir que son dos días, evitando peleas y malos rollos, porque recuerden, que la libertad de uno empieza por respetar la libertad de los demás".