Oriol Paulí vive en una eterna rebeldía. Con la etiqueta de joven promesa llegó al Herbalife Gran Canaria allá por el 2014 y todavía no ha logrado quitársela. Su fichaje, ya se sabía, era con vistas para el largo plazo. Al fin y al cabo aterrizó con apenas 19 años. Desde entonces, con Aíto y con Casimiro ha mostrado una evolución lenta pero constante. Se le augura un gran futuro, pero el club siempre le trae una gran competencia. De hecho, este verano se pensó seriamente la posibilidad de marcharse del Gran Canaria.

No era para menos. Los fichajes de Marcus Eriksson, Shaquielle McKissic y DJ Seeley cargaban todavía más su posición en el campo. La competencia se multiplicaba todavía más. Pero llegó ayer, la primera gran cita de la temporada, y Paulí dio el gran golpe sobre la mesa. Quiere quitarse el cartel de hombre de futuro para convertirse en uno de presente.

Y es que su actuación ayer en el Arena, en toda una semifinal de la Supercopa y ante el Real Madrid, fue soberbia. Digna de un líder. En su primera aparición en la pista anotó un triple desde su casa justo después de culminar un alley oop a asistencia de Eulis Báez. Todo muy marca de la casa. La única sorpresa era que entrara antes que Xavi Rabaseda, que este verano estuvo cerca de ir al Eurobasket -fue el último descarte-.

Lo más sorprendente fue su continuidad. Y es que si sus minutos en la primera parte habían sido buenos, los de la segunda resultaron mejores. En prácticamente todo: metió otro triple, capturó un par de rebotes ofensivos, hizo un tapón y, sobre todo, firmó tres asistencias de lujo para Luke Fischer que lanzaron al Herbalife en el marcador. Su rendimiento había sido tan alto que Casimio retrasó la entrada de McKissic hasta que quedaban cuatro minutos. El catalán fue el alero que más jugó. Y lo mereció.

Hizo que muchos pensaran que puede convertirse en el mejor fichaje de la temporada, pero para eso también tiene mucha competencia. Y es que muchas de las seis caras nuevas destacaron: Gal Mekel, Luke Fischer y Shaquielle McKissic completaron un partido notable. El base israelí tiró de experiencia para controlar el ritmo, sobre todo en los últimos minutos, cuando más apretaba el Real Madrid. Tomó decisiones muy inteligentes, más típicas de Albert Oliver en este Granca.

La gran sorpresa fue la de Fischer. El pívot mostró una gran velocidad para un hombre de su altura. Tras su etapa como universitario disputaba su primer partido como profesional y no se le notó. Sus ocho puntos seguidos en el inicio del último cuarto, ante pívots de mucho nivel, dieron aire a los amarillos cuando el Real Madrid empezaba a recurrir a sus pistoleros para acercarse en el marcador.

DJ y Eriksson, para hoy

Como en el caso de Mekel, un jugador contrastado, no sorprendió tanto la actuación de McKissic y DJ Seeley. El alero venía de hacer muy buenos números en Turquía y refrendó en su primer partido esas sensaciones. Es casi una copia de Royce O'Neale: facilidad para botar y anotar desde todas partes y gran capacidad para el rebote.

DJ Seeley fue de más a menos, con dos triples en el primer cuarto y poco más a partir de ahí. Tanto él como Eriksson pueden dar un paso adelante esta tarde frente al Valencia Basket. El sueco estuvo fallón en el lanzamiento aunque le dejó un tapón soberbio a Randolph. Por último, Balvin sufrió con Ayón y Kuzmic, dos rivales poderosos. Pero Casimiro ya sabe lo que es llevarle a su máximo nivel.