Necesitaba el Granca En toda la temporada, no había conseguido experimentar el sabor de un par de triunfos del tirón, de la liberación que supone desde ahora bajar del avión sin la convicción de que te espera una derrota.

El Gran Canaria, al borde del mes de diciembre, no sabía todavía ni qué era vencer fuera de Gran Canaria ni qué se sentía al ganar dos partidos seguidos. Encontró esa sensación el club claretiano ante el Darussafaka en el Volkswagen Arena, enclavado a las afueras de Estambul. Una victoria de mérito, de trabajo y de defensa -solo encajó 71 puntos, la cifra más baja de toda la campaña-. A lomos de los triples de Marcus Eriksson (5/8 desde el 6,75), la inspiración de Anzejs Pasecniks (17 puntos y 8 rebotes) y el músculo de equipo, el Granca firmó consigo mismo una tregua.

No volverá a jugar el Herbalife hasta el próximo jueves. Tendrá ahora lo que tanto deseaba: una semana de trabajo y entrenamientos en una atmósfera de cierta paz que, en el mundo del deporte, solo dan los resultados. El 71-75 que se asomó en el marcador del Volkswagen Arena da un colchón al Granca en una temporada de trincheras: fría y de barro.

Si el equipo de Salva Maldonado consiguió su primera victoria de la temporada lejos de casa -histórica por ser la primera en la Euroliga- fue en parte gracias a su implicación defensiva, al empeño que le puso el Granca a zambullirse es su zona. Hasta ayer, contaba con 92 puntos de media encajados por encuentro; un montante que rebajó en más de 20 puntos.

La transformación se hizo total llegado el tercer acto porque al inicio del partido parecía que el rumbo del partido iba a ser todo lo contrario: un partido de puntos. Emircan Kosut se escapó de la 'mili' de la Federación Turca, que jugó ayer ante España en las 'ventanas FIBA' con varios jugadores que juegan la Euroliga, y fue él quien canalizó los primeros puntos del Darussafaka, con Michael Eric cargado con dos faltas en apenas dos minutos. Aguantaba el Granca con Ondrej Balvin -titular por Pasecniks- y DJ Strawberry (9-9, min. 4).

El Darussafaka crecía sobre el parqué con Berk Demir, Stanton Kidd y Ray McCallum al galope (22-13, min. 8. El Granca estaba atascado, una película vista antes, con los turcos en plena ebullición. La tendencia del partido no pintaba bien para el Herbalife, pero supo reaccionar, por primera vez en el duelo, para mantenerse con vida y no dejarse ir. En parte, gracias a la irrupción de Marcus Eriksson, que con cinco puntos -incluido su primer triple-, abrió un parcial de 2-9 que le valió al Granca para respirar (25-22, al término del acto inicial).

Siguió bien el Granca con el fino Eriksson tocado por la divinidad del triple. Paulí -que solo jugó cinco minutos- empató con una buena lectura en la puerta atrás (27-27, min. 13). No obstante, justo ahí, el Darussafaka entró en una dinámica positiva que le permitió escaparse en el marcador. Sobre el Herbalife se posaron todos sus males de esta temporada de nuevo. Entre el acierto turco y la desconexión en la que entró el Granca, la historia iba mal.

Una diferencia peligrosa

Tanto como para recibir un parcial de 0-10 (37-27, min. 15) y navegar contra esa decena de diferencia hasta el descanso. Salió la mano de Jon Diebler a paseo -con coña incluida en la cara de su excompañero DJ Straeberry y el poderío de Michael Eric, unido a la intimidación de un exNBA: Jeremy Evans. La pareja Ondrej Balvin y Anzejs Pasecniks puso cemento y adecentó la pintura del Granca, que se resistió a caer.

Y en medio de todo eso: Chris Evans. El ex del Mónaco ha bajado de manera notable sus prestaciones, pero más allá de eso, el problema más visible empiezan a ser sus gestos y actitudes en la cancha, preocupantes para la química de un grupo que no va sobrado de autoestima.

El Granca se marchó al vestuario con el 44-34 en el electrónico de un Volkswagen Arena vacío -no llegaba a los 2.000 espectadores viendo el encuentro-. El Darussafaka despegaba y los claretianos se tenían que contentar con una renta salvable con 20 minutos por disputar.

Esos diez puntos que le hacían falta al Granca volaron con Eriksson. El sueco volvió a espolear al equipo grancanario., que con el dominio de Pasecniks y la sapiencia de Oliver en la dirección encontró el camino: parcial 0-10 y al canto (54-54, min. 30). El círculo lo cerró el mismo que dio el primer trazo: Marcus Eriksson. Un triple más del sueco, antes del término del tercer periodo acabó puso al Herbalife Gran Canaria por delante antes de que se estrenase el último cuarto (56-57). Por primera vez en todo el encuentro, el Granca mandaba.

El flujo positivo continuó para el Granca. Kim Tillie, que sigue muy lejos de su nivel, clavó un triple importantísimo para atizar al Darussafaka (56-60, min. 31). Los papeles cambiaron porque aunque las alternancias, cortas siempre, se mantuvieron en el marcador, el Herbalife se sentía mejor sobre la pista.

En esas, McCallum se encontró huecos de nuevo en el Granca, problemas con los bloqueos y un camino sencillo para llegar a la canasta (65-62, min. 33). Volvió entonces el oráculo de Albert Oliver, entregado a la causa, y con él la virtud.

Se abrió un parcial que desconcertó al Darussafaka : 0-11 y una diferencia a favor de ocho puntos (65-73, min. 37). El Granca tenía en su mano volver a respirar. La racha de Tillie en el 'pick and pop', el poderío de DJ Strawberry -clave con un 2+1 al contraataque- y el amor con los puntos de Eriksson (acabó con 23 en su cuenta particular) sentenciaron el encuentro. O no.

El Darussafaka hizo un último intento por acercarse en el marcador. Gestion Ozmizrak vio una vía de escape y puso un par de bandejas para hacer tambalear al Herbalife (69-73, min. 38). Gestionó mal algunas posesiones el cuadro turco, estuvo pillo el Herbalife -con Oliver y Báez sacando faltas- y se embuchó una victoria de tregua. Ahora, hasta el próximo jueves en Milán.