Seis ediciones, una ovación como rival y ahora un seguidor más en el palco

Sitapha Savané es, junto a Jim Moran, el jugador más importante dentro de la historia del club claretiano. Testigo de cómo germinó la semilla que plantó la camada de Hussein con Berni Hernández el siglo pasado, el pívot senegalés estuvo presente en tres Copas del Rey con la camiseta del Granca, cinco en el intervalo en el que los amarillos llegaban al torneo en febrero y se topaban contra la pared de cuartos de final una y otra vez; y finalmente en su segunda etapa en la Isla, en la que fue parte del vestuario que consiguió llegar a la final de La Coruña de la mano de Aíto García Reneses y en donde ya los galones de gran capitán eran propiedad de Eulis Báez. Ahora, Taph, sentado en la silla de la presidencia de la entidad claretiana, en su primera campaña, ya puede decir que ha devuelto al equipo a la Copa del Rey, «un debe» que sentía que tenía el equipo con la afición insular. Esa que esta misma mañana está viajando junto al presidente en un avión dirección a Barcelona para llegar a Badalona y volver a teñir de amarillo las calles del municipio catalán. Él es uno más de esos seguidores. La corbata no le hace juicio a alguien que sabe lo que supone este torneo desde la cancha. Un hincha que se embarca con la Marea Amarilla, la misma que le brindó una sonora ovación cuando visitó el Gran Canaria Arena en 2015 con la camiseta del Joventut Badalona para dejar en el camino a los claretianos en los cuartos de final y que después siguio levantando pasiones en las semifinales. Ahora está en casa y espera sentir la misma emoción desde el palco presidencial.

Suscríbete para seguir leyendo