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Arte Doble inauguración

Pino Ojeda, la artista total

San Martín Centro de Cultura Contemporánea reivindica el legado de esta creadora fundamental en el centenario de su nacimiento

El discurso histórico ha arrancado las páginas de la literatura y el arte creados por mujeres, pero sus voces también escribieron la intrahistoria cultural que desemboca en nuestro tiempo. Este es el caso de Pino Ojeda (Teror, 1916 - Las Palmas de Gran Canaria, 2002), la artista total que se forjó una voz propia en la poesía y las artes plásticas, reventando los corsés del sistema patriarcal que asfixió el potencial artístico de tantas creadoras en los años de posguerra.

En coincidencia con el centenario de su nacimiento, San Martín Centro de Cultura Contemporánea inaugura esta tarde la exposición Pino Ojeda, un homenaje multidisciplinar a esta artista fundamental en los años 60 y 70 del pasado siglo, que reivindica, a su vez, "esas páginas en blanco que también hay en el relato histórico del propio centro, y que tenemos la posibilidad de implementar y completar en las salas del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y de San Martín", declaró ayer el director del centro, Orlando Britto, en la presentación de la muestra, que se alinea con la retrospectiva paralela de la obra de la artista Lola Massieu, en el CAAM.

Intelectual, escritora, artista, librera y galerista, el legado multidisciplinar de Pino Ojeda rescata la figura de esta artista fundamental, "sensible como una cuerda tensa de violín", que dio "rostro y certeza a lo irreal y maravilloso a través de la poética de los sentidos", en palabras del poeta Justo Jorge Padrón.

La muestra se plantea como un resumen visual del desarrollo de la obra multidisciplinar de la artista a lo largo del tiempo de la mano de la comisaria Cristina Déniz, con el impulso de su hijo y su nieto, Domingo y Domingo Doreste. El recorrido discurre en la planta baja del centro con una selección de pinturas que comienza con sus primeras pinturas, fraguadas en los años 50, y culmina en los albores del siglo XXI con sus últimos collages realizados a ordenador.

El apartado pictórico revela los distintos mecanismos de abstracción presentes en su obra, basados en sus inicios en unas hipnóticas formas geométricas, que, con los años, se difuminan hacia un plano de abstracción más lírico, que conecta con la corriente pictórica informalista de los años 60. En este escalón, la artista incorpora lacas y esmaltes en explosiones y claroscuros paisajísticos con títulos como Ciudad vista de noche (1960), Apocalipsis (1963) o El incendio (1963). Y este progreso artístico desemboca, con motivo de sus limitaciones físicas, en composiciones infográficas a ordenador a la edad de 80 años, que retoman la mecánica de construcción geométrica que marcó sus inicios, como si, de alguna manera, el círculo se cerrara. Esta selección artística se completa con retratos de otros artistas coetáneos, encabezados por un óleo y un dibujo de Juan Ismael, junto con retratos de Plácido Fleitas, Ivonne Guégan y José Biot.

En paralelo, Pino Ojeda, cuyo marido falleció en la Guerra Civil en 1939 -un año después del nacimiento de su único hijo, Domingo Doreste-, atravesó los difíciles años de posguerra moldeando versos, que se inscribieron en la poesía social española de los años 40 y 50. Su primer poemario, Niebla de sueño (1947), publicado con sus ahorros, inaugura la retrospectiva literaria de la muestra, que pasa por la fundación de la revista Alisio. Hojas de poesía, que divulgó versos de grandes escritores como Vicente Aleixandre, Carmen Conde, Gerardo Diego o Pedro Salinas. Esta dimensión literaria se complementa con un espacio sonoro que reproduce la voz de la propia artista en distintas etapas de su trayectoria, y culmina en el presente con la antología Pino Ojeda, obra poética, editada por el Cabildo de Gran Canaria, que la profesora Blanca Hernández presentó ayer en la Casa Museo Tomás Morales.

El docudrama La habitación del fondo, que firma Domingo Doreste, nieto de la artista, pone la guinda a la muestra con un mentraje que recrea la vida cotidiana de Pino Ojeda, con testimonios de artistas como Pepe Dámaso, con el objetivo de reconocer "a la persona detrás del nombre".

El propio Doreste recordó ayer que la muestra no sólo rinde homenaje a esta artista total, sino a todas aquellas mujeres ocultas, a esas letras y expresiones artísticas de muchas creadoras en el cajón del olvido, con la esperanza de que, "como Pino Ojeda, sigan saliendo a la luz".

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