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AMALGAMA

Semiología moral

Mao contestaba que, si era por salvar al socialismo, no importaba matar a cien millones de personas, pues es el fin y no los medios lo que construye el socialismo

Semiología moral

Nos encontramos en momentos históricos en los que la carga emotiva en el lenguaje hace que éste requiebre su significado al punto en que una misma dicción literal tenga distintos significados morales, según el receptor. Es, por ejemplo, costumbre, derivar una ínsita inmoralidad en las siguientes frases: "la primera vez que haces volar en pedazos a alguien no es algo insignificante. Dicho esto, hay algunos hijos de puta que tienen que ser matados", o "vas a Afganistán y ves a hombres que azotan a las mujeres durante cinco años por no haberse puesto un velo. ¿Saben qué?, a chicos como esos no les queda nada de hombría. Así que me resulta muy divertido dispararles". Son palabras del general Jame Mattis, que sirvió 41 años en las Fuerzas Armadas de EEUU y ahora candidato a secretario de Defensa.

La izquierda las repudia, pero leamos las siguientes frases propaladas por ídolos de la izquierda muy recientemente exaltados: "Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico? Un revolucionario debe convertirse en una máquina de matar motivado por odio puro", del Diario del Che. Intervención del mismo Che, en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964: "El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal." Revista Tricontinental, 16 de abril de 1967, también El Che: "Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación, aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas". Y en la Revista Verde Olivo, el 8 de octubre de 1968: "Si los misiles hubieran permanecido en Cuba, los habríamos usado contra el propio corazón de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York".

En el libro III de la Memorias, Nikita Kruschev habla éste de la crisis de octubre de 1962, y de lo que pretendía Fidel Castro. Comenta que los rusos decidieron regalar a los cubanos tanques, artillería y aviones de combate, después de la batalla de Girón de abril de 1961, porque los contras apoyados por EE UU volverían a la carga. En el mismo contexto se decidió instalar los misiles nucleares en Cuba, bombas con alcance de 4000 kilómetros y 50 veces más potentes que las de Hiroshima, dice Kruschev. Justo cuando estaba la crisis llegando al punto de ser resuelta entre Kennedy y Kruschev, éste recibió un telegrama de Castro proponiéndole un "ataque nuclear preventivo", siendo que, dice Kruschev: "Fidel consideraba que, dado que el ataque era inminente, lo mejor sería que nosotros lanzáramos de inmediato misiles nucleares a las ciudades norteamericanas más grandes para no permitir que el ejército estadounidense destruyera los misiles de la isla". Kruschev recuerda que recibió muchas críticas de Fidel Castro y de la prensa china por no atacar.

Recuerdo que cuando estudiaba en la facultad de filosofía la teoría de la destrucción mutua asegurada, leía que el periodista francés Servan Schreiber le preguntaba a Mao si encontraba ético un ataque nuclear, a lo que Mao contestaba que si era por salvar al socialismo, no importaba matar a cien millones de personas, pues es el fin y no los medios lo que construye el socialismo.

Hoy en día se sabe que las ideas socialistas conllevan esa laxitud para con las mortandades masivas y genocidios. Mi figura preferida para explicar esta idiosincrasia es la que de que uno de los teóricos marxistas más importantes de Francia, Louis Althusser, suicidado tras matar a su mujer, fue profesor de Pol Pot. Entramos, de nuevo, en una época en la que el lenguaje tiene más carga emotiva que significado.

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