En la biografía de Manolo Almeida cupieron unas cuantas vidas. Fue músico, fue escritor, fue periodista. Para ejercer en esos tres campos, hacerlo bien y resistir durante tanto tiempo por estos lares, hay una sola receta: tener talento, dejarse llevar por la curiosidad y perseverar. Todo mezclado, no agitado. Ayer, a última hora de la tarde, cuando trascendió la noticia de su fallecimiento, la pena por su pérdida brotó en todos los ámbitos por los que se manejó. Ese simple detalle delata quién era Manolo Almeida.

Creador empedernido, destacó primero en la música. A finales de los 70, tras el derrumbe del franquismo y al mismo ritmo que España daba sus primeros pasos para dejar atrás la dictadura, Manolo Almeida destacó como líder de Nueva Semilla -donde ejerció como vocalista, letrista y compositor-. Eran tiempos de reivindicación, de esperanza, de lucha juvenil. Y en ese rebumbio que fueron los primeros días de la democracia la estela a seguir la marcaban formaciones locales como Taburiente o cantautores como Serrat o Silvio Rodríguez.

De esas influencias bebió Nueva Semilla, una banda que intentó hacerse un hueco en la escena local a base de mezclar nueva canción canaria y folk. De formación académica -estudió en el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas y recibió clases de músicos de jazz como Vicente Umpiérrez o Luis Vecchio-, Manolo Almeida decidió iniciar luego una carrera en solitario. En esa segunda etapa llegó a publicar dos discos: Nueva Semilla (Discan,1990) y En movimiento (Producciones Chistera, 1992), con los que incluso llegó a sonar en radiofórmulas nacionales como Cadena 100, 40 Principales, Dial o Radio Minuto.

Un encuentro, en 1979, con el poeta Agustín Millares Sall agitó su vocación como escritor. Y, en paralelo a todas sus vocaciones, Manolo Almeida fraguó una carrera literaria en la que se hizo notar a través de la novela, los cuentos, los microrrelatos y la poesía. Su debut literario llegó, además, con premio y en esta casa: en 1997 fue finalista del Premio Internacional de Novela Alba/Editorial Prensa Canaria con Tres en raya, obra que sería publicada al año siguiente por Alba Editorial.

Novelas y cuentos

Después de Tres en Raya pasarían unos años hasta que su siguiente novela viera la luz: dos décadas después, en 2017, publicó Evanescencia (Mercurio Editorial), una obra ambientada en un futuro distópico y en la que se conjugaban elementos de carácter existencial, social y filosófico.

Su tercera novela, El Manifiesto Ñ (Editorial Siete Islas), vio la luz en diciembre de 2018 para ofrecer una visión quijotesca de la sociedad contemporánea desde el punto de vista de un peculiar parado de larga duración.

En medio, en 2016, publicó El líder de las alcantarillas, un compendio de microhistorias de vocación golfa a caballo entre el humor y el esperpento, la sátira y la ácida crítica social. En su momento fue el libro más descargado en Amazon España en la sección de Cuentos, género en el que volvió a sumergirse un año después con Cuentos mínimos (Mercurio Editorial).

Su pasión por escribir y crear derivó en comunicar. Frecuente en el circuito cultural de Las Palmas de Gran Canaria, al principio fue reclamado para colaborar en los medios de comunicación para notas y críticas culturales.

A principio de los años 90, creó, dirigió y presentó el programa Canarias a 100, en Cadena 100-Cope Las Palmas, dedicado al pop-rock canario. Tras su paso por la radio, fue reclutado para un nuevo proyecto: fue elegido para ejercer como responsable de las páginas de Cultura del periódico La Gaceta de Canarias, un proyecto que nació en 1995 para dar a Gran Canaria una cuarta cabecera -tras LA PROVINCIA, Diario de Las Palmas y Canarias7-. Allí, también ejerció como jefe de Sociedad y redactor jefe junto a Martín Marrero.

El arte del cierre

LA PROVINCIA, en 1998, fue la siguiente escala en su carrera. En esta casa fue redactor de Local y editor en la sección de Cierre, la última frontera entre el ego del redactor y el lector. Ahí supo lidiar, con arte, para retocar y corregir un producto que es escrutado a diario por sus consumidores.

Ejerció esa misma tarea en su primera etapa en Canarias7, desde donde dio el salto a La Tribuna de Canarias, ya como subdirector. Tras un breve paso por la revista Anarda, en 2002 fue reclamado otra vez por Martín Marrero para ejercer también como subdirector en la edición canaria de El Mundo.

En plena explosión de la revolución digital en los medios, Manolo Almeida nos enseñó el valor de los blogs. Con Mangas Verdes fue reconocido con varios premios internacionales.

De 2009 a 2015 trabajó como jefe de prensa de Presidencia del Gobierno de Canarias, administración a la que regresó -tras iniciar otra aventura con Dragaria, revista cultural digital- el año pasado para ejercer como responsable de prensa de Vicepresidencia en Las Palmas.

Los restos mortales de Manolo Almeida fueron trasladados al tanatorio de San Miguel, y la incineración tendrá lugar hoy a las 20.15 horas.

Todos los que hacemos LA PROVINCIA/DLP dejamos constancia de nuestro más sentido pésame y trasladamos las condolencias a sus familiares y seres queridos. Descanse en paz.?