Artes escénicas

Romper con los límites de la creación

La compañía de Daniel Morales estrena su última obra ‘Somnus’ los días 13 y 14 de enero en el teatro Cuyás | El artista grancanario ha dado prioridad a «la intución»

El coreógrafo y bailarín grancanario Daniel Morales en el escenario del teatro Cuyás junto a los demás bailarines. | | ANDRÉS CRUZ

El coreógrafo y bailarín grancanario Daniel Morales en el escenario del teatro Cuyás junto a los demás bailarines. | | ANDRÉS CRUZ / Alberto García Saleh

El coreógrafo y bailarín grancanario Daniel Morales estrenará el espectáculo ‘Somnus’ los días 13 y 14 de enero en el teatro Cuyás que inicia su programación de 2023 con este título. Morales reconoce que se deja llevar por la intuición para desarrollar una obra con la que quiere «incomodar y hacer pensar al espectador» y cuyo tramo final se ha realizado en una Residencia técnica en el espacio de la calle Viera y Clavijo. 

«Intento salirme de los moldes a la hora de crear, y por eso en mis obras no vas a ver lo maravillosamente bien que saltan y giran los bailarines, sino a intérpretes que llegan al límite de la fisicalidad, con propuestas que puede ser frenéticas o contemplativas». Son las palabras del coreógrafo y bailarín Daniel Morales cuyo montaje Somnus estrenará en el teatro Cuyás los días 13 y 14 de enero, a las 19.30 horas, y que inicia la programación del recinto escénico de la calle Viera y Clavijo para este 2023. «El uso de los tiempos y la emoción vienen de lo que estamos haciendo y de intentar llegar al máximo de la propuesta física. Y más ahora que estamos acostumbrado a lo espontáneo y queremos ver la danza como si fuera una serie de televisión que te ventilas en una semana», añade. «Pero aquí estamos en el teatro y la obra se disfruta de otra manera. Y no se trata de generar una buena emoción en el espectador, sino también la incomodidad», añade

En Somnus intervienen los bailarines Emiliana Battista, Raquel Jara, Mariona Jaume, Carmen Macías, Cora Panizza, Abián Hernández y el propio Daniel Morales. El título, que significa sueño en latín tiene que ver, para Morales, «con la distopía y belleza, con un viaje entre un mundo real y un mundo ideal, con la intención de que los intérpretes y el espectador se vayan con una idea confusa sobre la que reflexionar». Para el coreógrafo grancanario se trata de que el público pueda percibir que «los bailarines se están rompiendo, pero que es bello lo que hacen. Que alguno coge un cuerpo, pero no se sepa si es porque está muerto. Y es que a mí me gusta sugerir más que dar las cosas masticadas y por eso pensé en esa palabra en latín».

Sea como fuera Somnus se trata de una representación especial ya que el propio Morales, que tiene su centro de trabajo en Tenerife, reconoce que «he actuado mucho aquí, en el Guiniguada, Pérez Galdós, o Víctor Jara. Lo que nunca había tenido era un estreno en Gran Canaria. Lo más cercano fue uno de los últimos espectáculos que estrenamos en Tenerife y al mes vinimos al Guiniguada», añade. Pero es que, además, en esta ocasión, se trata de una coproducción con el Cuyás. «Ellos nos ayudan y nos permiten la residencia técnica de dos semanas de trabajo que es superimportante para terminar de hilar fino, para construir el espacio escénico y la iluminación, para conocer mejor el espacio, y para dedicarnos a investigar un poco sobre la dramaturgia de la escenografía que en una sala de ensayo no lo ves del todo».

Morales lleva nueve años fuera de la isla, estrenando casi siempre en Tenerife o Valencia. «Esta obra es una viaje como sociedad», indica. «Por eso los movimientos son siempre en grupos, no hay solos ni dúos», aclara. «Mis obra son un poco decir que ‘estamos aquí’, y reflexionar sobre qué estamos haciendo y a qué estamos esperando, ver la belleza en un mundo distópico», asegura, ya que «entre el consumismo, la pérdida de valores, el exceso de información que confunde más las cosas y que hace que cada uno miremos para lo nuestro», hay que recordar a veces que «nos vamos a morir, por lo tanto para qué preocuparnos con cosas que no tienen sentido». Pero la obra es también abrir una puerta por la que entre algo más onírico, como el sueño de una persona, aunque quiera llegar a cosas que ocurren de verdad. La obra es mezcla entre intuición y romper las reglas de la creación, «porque otras de mis obsesiones es romper con los moldes establecidos».

Para Morales la fuerza de Somne es que los bailarines parezcan algo real «porque estás viendo a siete humanos que están llegando a límites, pero los saltos, los empujones, las piruetas son de verdad, y hay una invitación al público a este viaje». El creador reconoce admirar a una generación de sensacional creación artística en la que estarían Roberto Torres de Tenerife «sobre todo por su insistencia»; Carmen Werner a la que «la gente se empeña en llamarle la Pina Bausch como si no tuviese suficiente entidad con un lenguaje personal»; la compañía alemana Cocoon Dance Company que «tiene una visión superrompedora de la danza» Cora Panizza, Laura Marrero o Daniel Abreu. Y reconoce que hace tres años estuvo a punto de dejarlo todo ya «que el capitalismo se adueña de las artes escénicas y hay que hacer esto porque está de moda, y yo como coreógrafo me pregunté ¿qué carajo es Daniel Morales en la escena? Y por eso intento seguir mi intuición con el riesgo de que disguste lo que haga. Desde que empezara el coreógrafo en 2014 habrá realizado una veintena de espectáculos en todos los formatos. Pero él destaca títulos como El vuelo, un solo que «empecé a trabajar a mediados de 2019 en esta crisis de identidad en la que casi dejo mi trabajo», y que escenificará en abrir en el Víctor Jara. Y en cuanto a las obra realizadas en equipo Morales destaca Ina, de 2021, con Paloma Hurtado, que le permitió viajar a muchos escenarios y La muerte de Venus, de 2019, que fue una obra de aprendizaje para una producción grande y el reto de cómo transferir su lenguaje a otras personas. Una obra a la que considera, además, la precuela de Somnus «ya que ahí era un viaje individual de cuatro personas intentando relacionarse pero que no había manera de entenderse aunque todas iniciaran un camino que no se sabe a donde. Y en Somnus ya se trata de una sociedad consolidada que avanza en ese camino».

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