Letras | Festival Aridane Criminal

Francisco Zamora Loboch: "Cuando terminé la novela, estuve un año mirando siempre para atrás"

El escritor ecuatoguineano acude al Festival Aridane Criminal en el marco del Espacio Antonio Lozano | "La novela negra es un anticipo, hasta cierto punto, de la realidad que ocurre"

El escritor Francisco Zamora Loboch.

El escritor Francisco Zamora Loboch. / LP/DLP

Francisco Zamora Loboch pregunta si hará frío en La Palma. Viaja desde Galicia al Festival Aridane Criminal y, aunque está curtido por el frío del norte, sigue siendo cauto. El escritor ecuatoguineano marchó de su país con una beca de estudios apenas era un joven apasionado del fútbol que quería ser periodista. Luego, el exilio lo ha mantenido alejado de las revueltas que siguen produciéndose lejos de lograr la estabilidad en el estado que alcanzó la independencia respecto a España en 1968.

Escritor, ensayista, poeta, músico... Ha labrado su carrera alrededor del don de la palabra y la meticulosidad de la investigación, siendo la novela criminal su formato preferido en sus últimos libros, como El caimán de Kaduna o Conspiración en el green. Mañana reflexionará sobre la condición humana en el municipio palmero dentro del Espacio Antonio Lozano a las 21.00 horas.

En el Festival Aridane Criminal hablará sobre la corrupción, algo que ha tratado en varias de sus novelas, ¿qué predomina cuando se enfrenta a un nuevo texto, la indignación humana ante estas injusticias o el afán por contar historias?

Las cosas hay que hacerlas fríamente y utilizando la razón. No hay ninguna pasión ni baja ni alta. Hay que hacer un trabajo y hay que entregarlo, ni más ni menos.

¿Y por qué ha elegido este género?

La novela negra es un anticipo, hasta cierto punto, de la realidad que ocurre. Nadie puede publicar un reportaje con toda la realidad de un país, pero sí se puede escribir un libro proporcionando cifras, situaciones, con un relato bien largo.

Parece que todos los temas que ha ido tocando en sus últimas novelas están de actualidad, ya sea el fallecimiento de Julio Obama hace apenas unas horas en una cárcel de Guinea Ecuatorial...

Lo de Julio viene a certificar ahora mismo de lo que es capaz este régimen y todos los regímenes utilitarios, rastreros y cobardes como ellos solos. En fin, no se puede pretender, como dice la canción, cultivar rosas en el mar.

¿Y sobre el mundial de Qatar, cuando ya en El Caimán de Kaduna habló sobre los sueños rotos del fútbol, dónde quedan los derechos humanos?

He cubierto algún que otro mundial, por ejemplo, el de Sudáfrica. Entonces, lo que más me ha sorprendido del Mundial de Qatar es la capacidad coercitiva y transformadora del dinero: comprar la voluntad de todos los integrantes del evento, comprar nuestro silencio, absolutamente todo, solo por ver rodar la pelotita.

"¿Qué esperanza nos queda?"

Es un apasionado del fútbol, ¿cómo lleva la ensoñación del deporte a la vez que la cruda realidad?

Qué vamos a hacer. Mordernos la lengua, mordernos la moral, mordernos el espíritu deportivo y acatar que el dinero está erosionando, como lo que ha ocurrido en el Parlamento Europeo [en referencia al Qatargate], lo que ha sido un golpe duro cuanto más esperanzas puede tener un hombre como yo en los estamentos y en las instituciones. Esto es entrar directamente en el corazón de Europa. Entonces, ¿qué esperanza nos queda a los pobres?

¿Le pudo primero la pasión por el fútbol o por el periodismo?

Lo primero es el periodismo. No existe una profesión mejor que la nuestra ni más apasionante. Por ejemplo, vienes a muerte a la entrevista, y antes, para tener las cosas tan claras, tenías que recorrer un departamento que hoy ya no existe, Documentación, que era primordial para cualquier reportaje o noticia, mientras que hoy tocas tres teclas y ya tienes lo tienes todo. Es decir, hemos eliminado en el proceso de información una parte esencial.

Dice que es la mejor, pero es de las más denostadas.

También soy de los que cree que está tocada. Apenas podemos hablar de información, más bien de comunicación, ya que se ha impuesto a ella. Para ganar esa confianza, hay que tener una alerta constante y apartar del camino siempre que se pueda a toda esa chusma que se ha apropiado de nuestra profesión. Cómo hacerlo, la verdad es que no lo sé.

En su proceso de escritura hace una investigación minuciosa para recoger todo tipo de material. Casi con esa metodología periodística. ¿Esto le encorseta o le proporciona mayor capacidad creativa?

El conocimiento te enriquece, una frase histórica o un suceso en un momento dado da para crear esa percha de la que hablamos los periodistas, para crear más salidas y recovecos en la novela. Ahora estoy trabajando duramente en el Siglo de las Luces. El escritor cubano Alejo Carpentier escribió hace sesenta años una novela formidable que se llamaba así también, El siglo de las luces, que trata sobre cómo la Revolución Francesa llega al Caribe, y yo estoy justo antes cuando todo el mundo estaba implicado en negocios contra los derechos humanos.

Leía en una entrevista que se sonrojaba al escribir poesía…

Eso cuando era joven, ahora no me sonrojo, ni siquiera para pasiones tan exorbitantes como es la poesía. El problema de la poesía es que no es banal, te dejas el alma, aunque sea un haiku. Y el alma a ciertas edades cuesta cada vez más cara. 

Pero como escritor ha analizado lo que pasaba en su país y viendo, por ejemplo, un apuñalamiento público como el de Salman Rushdie, ¿no ha temido por su propia integridad?

Desde luego. Cuando terminé mi última novela, estuve un año mirando siempre para atrás. El riesgo está ahí, y más cuando oyes cosas como las de Julio. Entonces, te miras y te dices, vaya narices le has echado, a poco has estado de que te dieran una paliza. Cada día es más peligroso. Además, con las redes sociales hay gente que queda impune. Pero pueden más las ganas de contar a la de retener información.

"En el exilio se madura pronto"

Justamente, sus obras reflejan las penurias, sueños rotos e intentos por subsistir de las personas negras en países como España. Canarias mira de lado ante el drama migratorio que sigue pasando. ¿Por qué somos incapaces de tender la mano a África?

Lo he pensado varias veces y creo que, además de ser un punto de inflexión, tendría que serlo de pulsión económica. Es favorable para el canario, que ha de ser consciente de su situación económica, y tiene que tomar las riendas absolutas, si es que pueden de la del futuro económico de las islas para poner influir y decidir en esa en esa en esa política migratoria dentro del contexto europeo. No hay que asustarse y tomar ese impulso y tener un papel decisivo a la hora de tomar soluciones. 

Desde el punto de vista cultural y con su experiencia en el sector, ¿cómo ha sido la evolución del trasvase literario entre África y España, por ejemplo, le dieron el Nobel a Abdulrazak Gurnah? 

Los Nobel o los Oscar de Hollywood son premios de un país en base a intereses que renten, como las distribuidoras que lo compensen el día de mañana, no significa que sea un premio internacional. Hasta Winston Churchill tiene un Nobel de Literatura. No hay ningún tipo de evolución. Tal vez que ahora en el sentido de que ahora es más fácil publicar, pero la autoedición o los sellos pequeños cubren un espectro muy pequeño y muy poco significativo.

Le han nombrado muchas veces dentro de esa generación del silencio que salió de Guinea Ecuatorial, ¿se siente identificado con ello? 

No me siento identificado porque en esta profesión es tan solitaria y tan peculiar, que no puedes asirte absolutamente a nada, somos náufragos y hay que aceptarlo.

¿Temió perder sus raíces en ese vendaval o echa de menos haber hecho algo en su Guinea Ecuatorial?

No, porque en el exilio se madura pronto. Entonces, sobrevives o te hundes, y yo no estoy dispuesto a hundirme. Y el país es tan pequeño que todo el mundo tendría posibilidades enormes tras pasar por una universidad, formación profesional o educación que redunda tanto en beneficio de estos sitios. Pero, desafortunadamente, ese no ha sido el camino que han seguido los señores que han regido y rigen el destino de Gabón, Camerún, Guinea, tantos países, en los que se han cargado a las generaciones por venir.

¿Qué significa para usted escribir? 

Una de las profesiones más hermosas. Puedes expresar tus pasiones, fobias, decepciones, fracasos y éxitos, y rumiarlos en tus páginas y en tu casa tranquilamente, después de un gran trabajo, o lo que crees que ha sido un gran trabajo.