Arte

Al rescate de Mara Mao, la huella de Pillimpo en Lanzarote

La propiedad del artista está en venta | Artistas y especialistas valoran su obra como un símbolo de Teguise, por lo que reclaman preservar su legado

De izq. a dcha., Melchor López, el artista Pillimpo y el director David Delgado San Ginés, durante la grabación del documental en Mara Mao, Lanzarote. Cedida por San Ginés.

De izq. a dcha., Melchor López, el artista Pillimpo y el director David Delgado San Ginés, durante la grabación del documental en Mara Mao, Lanzarote. Cedida por San Ginés. / David Delgado San Ginés

Pillimpo fue un espíritu libre e indómito que, a lo largo de sus 86 años de vida, creó alrededor de su casa el jardín de Mara Mao. Un lugar visitado, estudiado, fotografiado, al paso de lugareños y turistas que encontraban piezas fuera de la norma. Sin embargo, la compra del inmueble puede dar por perdido este patrimonio canario singular que contribuye a la riqueza artística del territorio, tal y como defienden quienes lo conocieron.

El símbolo de Teguise está en venta. Mara Mao, mundo inclasificable, teme por su subsistencia. La propiedad del artista José García, conocido como Pillimpo, pasó a manos de sus familiares tras su fallecimiento en el año 2019. En este tiempo, ante el estado del inmueble sin mantenimiento ni restauración mediante, los hermanos han decidido traspasar el jardín en el que cientos de figuras han hecho de la casa del creador un lugar esencial en Lanzarote.

Ante la noticia, varios artistas buscan soluciones alternativas y alertan de una posible compra que no respete el patrimonio presente, tan alejado de los formalismos que encasillaron a Pillimpo en el art brut en un intento por buscarle una definición dado su perfil atípico. Como un jardín de las delicias hecho de escayola, la producción artística reunió a lo largo de sus 86 años materiales propios y ajenos que colocaba con una intuición del espacio irrepetible. Más allá de los marcos oficiales, la profesora de Arte de la californiana Universidad del Estado de San José y directora de la iniciativa SPACES - Salvando y Preservando Artes y Entornos Culturales, Jo Farb, ha documentado la estela de creadores autodidactas en el último medio siglo. Razón por la que afirma del canario: "Era un artista, punto, no hay otro tipo de restricción sobre él". 

Regalo a un pueblo

En diciembre de 2018 quedó subyugada por los blancos saturados que contrastaban con los tonos oscuros de la tierra. Charló durante horas con el sabio, como prefería llamarse, y entendió que "Pillimpo concibió su arte como un regalo al público". Algo que también sintió Sofía Lanusse, directora de Outsider Art Fair, feria neoyorquina especializada en artistas escapistas al círculo canónico. Cuando encontró el santuario, vio "un jardín escultórico visionario". Lo describe como algo "único", "cada escultura, cada objeto, aunque no lo parezca, tiene un sentido y razón de estar allí; su obra nos habla sobre cómo debemos aprender a no juzgar y valorar el arte, sea cual sea si origen: perderla sería perder un tesoro". 

La apreciación de estas especialistas que visitaron Canarias como turistas contrasta con el rechazo que hubo por parte de algunos locales, como comenta David Delgado San Ginés, director del documental Los sueños al viento. La idea de grabar aquel paraje, a raíz de la jiribilla que le introdujo el poeta Melchor López, le hizo conocer el trasfondo de su trabajo: "Su mantra era observar para aprender como un revolucionario fuera de la academia, por lo que le daba mucha importancia a la imaginación como una manera de vivir abierta y expandida hacia el mundo que te rodea". En Mara Mao grabó a Pillimpo a lo largo de una semana y, aunque no fue fácil, lograron hablar con él acerca de la verdad y lo místico. "Hace apenas unos días hubo un chico de Lituania y otro de Cataluña que me preguntaron por correo si seguía vivo o cómo ver el documental", dice sorprendido de cómo las redes amplifican su recuerdo.

Su rostro también apareció en el corto Pillimpo, del cineasta Rafael Montezuma y, a pesar de su reticencia, el artista plástico Daniel Jordán logró lo imposible: que expusiera en la muestra colectiva La posibilidad de un museo del Museo Internacional de Arte Contemporáneo de Lanzarote (MIAC). Sin embargo, no pudo verla ya que, dos semanas antes, moriría. "Como lanzaroteño, sentiré que hemos fallado si se destruye Mara Mao porque él no contemplaba que sus piezas saliesen de ahí. Nos enseñó que se podía vivir sin vanidad y al margen de las relaciones de poder. Nos ofrece vivir un sitio único y él, que nunca vendió sus trabajos ni dependió de nadie, solo quería dejar este lugar a sus vecinos".

Soluciones

El primer paso es hacer ruido con el objetivo de concienciar a la población y a las instituciones públicas, coinciden los implicados. Jo Farb va un paso más allá. En el libro Singular spaces: from the eccentric to the extraordinary in Spanish Art destaca varios puntos de la geografía española como lugares ajenos a lo institucional, en cuya segunda entrega incluirá al majorero. Por ejemplo, El poblat salvatge, de Josep Pujiula i Vila en La Garrotxa, o El capricho de Cotrina, de Francisco González Graguera en Badajoz.

"Casi siempre los gobiernos locales dicen que las construcciones no caben dentro de las reglas urbanísticas y, por eso, hay que demolerlas. Pero, si se decide aprovechar estos espacios singulares, incluso puede aumentar las visitas turísticas, traer dinero a la población local, como pasa con Palais ideal en Francia. Hay que pensar 'fuera de la caja' para entender lo que un entorno único como lo de Pillimpo puede traer al pueblo", explica.

Entiende que el arte está más allá de las galerías y los museos: "Hay que celebrar la expresión creativa de cada persona y evitar pensar que las 'artes buenas' solo están dentro de las instituciones formales". Razón por la que propone que una universidad, institución o centro cultural se hiciera cargo de esta propiedad.

En caso de que no hubiera otra opción, contempla que lo ideal sería trasladar todas las esculturas a un sitio en el que, protegidas, fueran visitadas por el público. "Por supuesto, no se puede empezar nada sin hacer un inventario completo no solo de la obra, sino de la asociación física de cada una con sus vecinos dentro del entorno" y, por último, asocia que las nuevas tecnologías podrían recrear alguna sala virtual "aunque nada pueda reemplazar la experiencia".

Conjunto de Pillimpo visto en el MIAC, en el año 2019.

Conjunto de Pillimpo visto en el MIAC, en el año 2019. / LP/DLP

Respuesta institucional

María Luz García es una de las herederas de Pillimpo junto a otros tres familiares. Después de esta decisión, fue al Ayuntamiento de Teguise a buscar una solución, sin resultado. "Yo la hubiera arreglado, pero los demás quieren venderla". Por ahora no hay un comprador a la vista, aunque entiende que la solución podría darse gracias a alguna asociación que se hiciera cargo del inmueble. "A él le gustaba vivir solo, sin agua ni luz, y ser un bohemio, y si así era feliz, yo también".

La concejala de Cultura del Consistorio, Nori Machín Barrios, respondió a este periódico que, a pesar de que tenían constancia de que García había acudido en ocasiones anteriores a comunicar este hecho, "teníamos desconocimiento de esta nueva situación, pero no la hemos puesto encima de la mesa para valorarla". Por otro lado, la consejera de Cultura del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, ha declinado hacer declaraciones al respecto.

"Creía que cada persona nace con un don y sabía que el suyo era aprovechar su imaginación e intentar expresarla. Era humilde, gracioso, y quería llevar a la gente a una apreciación de lo que consideró importante: la naturaleza, el humor y una fe personal", rememora Farb. A la espera de qué ocurrirá, empiezan a dar los primeros pasos para que perdure el legado de Pillimpo.