Música

Yavy baila las penas en 'Nada que aportar', su primer disco

La artista presenta en ‘Nada que aportar’ nueve canciones sintetizadas entre el pop y la electrónica

El primer disco habla de las exigencias sociales y personales del día a día

La cantante Yavy presenta su primer disco 'Nada que aportar'.

La cantante Yavy presenta su primer disco 'Nada que aportar'. / Laura Aguilera

Cuando todo parezca perdido, hay que bailar. La búsqueda de ese equilibrio entre lo nefasto y lo inspirador está en ‘Nada que aportar’, de la artista yavy —con minúscula— (Las Palmas de Gran Canaria, 1995). El primer trabajo de la grancanaria ve la luz después de varios años pensando en si este era su camino, hasta que se decidió a mostrar los anhelos, aspiraciones y sinsentidos que revuelan por su cabeza.

La tristeza es menos si se baila. Si el cuerpo se bambolea de un lado a otro y siente que la está mitigando con los pasos descoordinados, los saltos sueltos, la cabeza del revés y unos sintetizadores y bajos con los que la voz de Yavy sobrevuela. Trastea los acordes y habla de cómo el pop mueve a los melancólicos y acompaña a una generación cansada pero furiosa con su primer disco Nada que aportar. La bola de discoteca destellea con la idea de que, escucha tras escucha, lleve a la reflexión.

"El disco habla de la situación en la que estamos y en las cosas que sentimos en esta sociedad", comenta refiriéndose a la composición de Solo soy feliz (cuando no tengo tiempo). "Estábamos en cuarentena y teníamos un espacio de tiempo en el que no podíamos hacer nada y, de repente, mucha gente estaba triste porque no tenía esos estímulos constantes". Qué puedo hacer si ya no está en mi mano rellenar los huecos con ruido blanco, recita. De repente, la burbuja de la actividad frenética estalló y, tres años después del parón mundial, el bucle sigue siendo el mismo y la precariedad asoma por las esquinas, como en el sencillo Soy pobre (y quiero un millón).

Todo empezó como una broma. Estaban jugando al euromillones con sus compañeros de oficina y por la noche salieron los resultados. Vio los números, algunos coincidían y consultó en internet qué significaba el azar. De repente, brincó de alegría: cada uno había ganado un millón de euros... "Y lo primero que hice fue mirar un piso y darme cuenta de que, por primera vez, podía comprarlo". Como el cántaro de la lechera, había soñado sin ser consciente de su error. ¡No habían logrado nada! "Bueno, solo cinco euros", ríe. "Con esta ironía empecé la canción y me pareció llamativo el hecho de que tenía que ser millonaria para acceder a una casa. No voy a poder hacerlo nunca con mis propios ahorros", dice desde Madrid, "al final, es una crítica al problema de la vivienda".

¿Y al hablar de Nada más? "Hay una necesidad de ser productiva y de crear proyectos constantes, luego te preguntas por qué estás haciendo tanto y, a la vez, tienes la sensación de tener que ser una persona interesante con una marca personal desarrollada... Si no, parece que no sirves", relata, sobre todo al fijarse en el mundo de las redes sociales y lo que conlleva estar presente cada vez que alguien actualiza la pantalla de su teléfono. Esa dinámica, a veces estresante, otras fructífera, la conoce muy bien.

Curiosidad

Oriunda del barrio de Las Torres, Yavanna Cubas, su nombre original, se trasladó a Madrid hace casi una década. Los periodos de ida y vuelta se han ido alternando mientras se formaba como periodista, luego se metía de lleno en la industria musical con su trabajo como A&R (Artists & Repertoire) de la discográfica Everlasting Records/Popstock, y lo alternaba con proyectos de fusión musical como Mestura, iniciativa aprobada por el Cabildo de Gran Canaria. Lo positivo de conocer desde dentro la industria es que sabe cuál es su funcionamiento y de qué forma dirigir sus pasos, aunque también lanza una advertencia en Deja las drogas.

"Trabajo en la música y, honestamente, todo el mundo se droga. De forma más o menos responsable, en festivales, los findes, y surgió con una amiga esta broma de que lo iba a dejar y nunca lo hacía", comenta. Ya sean las drogas duras o las aceptadas socialmente como el alcohol o el tabaco, observa que a pesar de la información que hay se normaliza sin más. Luego está el paso del tiempo, inexorable, metido en las pieles de Arruguitas —el tema más antiguo del álbum—, y ojalá hubiera algún tratamiento de bótox para estirar las horas y permanecer sin el repiqueteo de la alarma. Rompe la cuarta pared en Querido oyente con un juego de palabras en el que se señala la costumbre malsana de pedir perdón sin razón, "un amigo me hizo darme cuenta de esto", y continúa hasta Nada más con un tono festivo.

La cantante Yavy presenta su primer disco 'Nada que aportar'.

La cantante Yavy presenta su primer disco 'Nada que aportar'. / Laura Aguilera

Con el sello Raso Estudio saca este trabajo en el que ha perfilado un sonido influenciado la bossa nova y el indie chileno. Nombra a Rosario Alfonso, a Diego Lorenzini o tira por Stromae y Alors on danse, "donde hay esa idea de estar contando una tragedia y medio planeta la baila sin saber lo que significa". Pop independiente español, electrónica, un mejunje que ha dado nueve grabaciones con el sello discográfico Raso Estudio. Su primer concierto fue el pasado 14 de junio y todavía lo está rumiando, aunque espera poder anunciar pronto algún bolo por Canarias, sobre todo en la época de otoño e invierno. "Soy curiosa por naturaleza y quién sabe qué haré en el futuro, aunque como artista seguiré componiendo, pero también hay otras cosas que me interesan". Por ahora, su primer disco ya está aquí.