Entrevista

Erik Urano, el rapero que derrotó al fracaso: "El concepto de éxito es un agujero negro de ego que nunca vas a acabar de llenar"

El respetado artista de Valladolid rompió el manual de la industria musical y tomó una decisión inusual: convirtió en gratuito su concierto de este viernes en la sala Apolo por la escasa venta de entradas. La respuesta de compañeros y público fue abrumadora y en 48 horas no quedaban invitaciones

El rapero Erik Urano, en una imagen promocional del single Radioactividad.

El rapero Erik Urano, en una imagen promocional del single Radioactividad. / SONIDO MUCHACHO

Ignasi Fortuny

Si el respeto se pudiese cuantificar, Erik Urano tendría bastantes ceros en la cuenta. El rapero de Valladolid, figura de peso en el género, amasa más trascedencia que números a través de canciones pensadas desde un presente gris que vislumbran un futuro negro. "Veo mi música más esperanzadora, con un halo de lucha, que quizá como algo derrotista ante un futuro que no me gusta", apunta él en conversación con este diario.

Sin seguir ninguna lógica, pues Erik Urano es parte de la industria musical pero se mueve -y opina- sin corsés, tomó la semana pasada una decisión inusual. Su concierto en Barcelona del próximo 13 de octubre en la sala Apolo pasaba a ser gratis por la escasa venta de entradas. El manual diría que eso no podría acabar de otra manera que no fuera con una cancelación. Que eso es una situación a esconder en la cultura de los numeritos y el 'sold out'. "No soy nada castrofista, a mí me da igual dar un concierto para 40 personas... Llevo haciendo estas cosas toda la vida, no me pilla de nuevo algo así", comenta una vez pasado el disgusto. "Menos mal que me queda esa autoestima de lo artístico, de que soy consciente de que lo que hago tiene un peso cultural y una validez artística que puede competir con cualquier propuesta", señala Erik Urano, de 37 años, un hombre que lleva a sus espaldas una larga y coherente carrera (formó parte del grupo Urano Players).

La respuesta de sus colegas y el público ha sido abrumadora: tras el anuncio de que la entrada pasaba a ser una invitación, las casi mil plazas volaron en 48 horas. Antes buscó las causas de la poca venta de entradas, pasó por el calendario (el concierto está en medio de un puente, después de la avalancha de festivales veraniegos...) y acabó en "la causa madre de todo". "Siendo un artista medio-bajo cuesta muchísimo hacerse un hueco en tantos algortimos de redes sociales como para que a la gente le llegue tu cartel", considera. "Mucha causa de este 'sold out' final es por el efecto rebote... Se compartió [el cartel] como no se ha compartido nada mío en la vida y, probablemente, a mucha gente que habría pagado por mi concierto no le había llegado", indica.

Sin romantizar la precarización

El vallisoletano ya había invertido en producción, pensado en el nuevo directo, e hizo caso a "esa pulsión más básica del artista" que necesita "dar espacio" a lo que hace. Erik Urano pudo tirar para adelante con la propuesta gratuita por el apoyo de su sello, Sonido Muchacho, y porque tiene otro trabajo que le sustenta económicamente. "No quiero romantizar la precarización de los artistas, las cosas hay que pagarlas y la gente merece cobrar por su trabajo", advierte.

Erik Urano, que después de Barcelona actuará en Madrid (27 de octubre), remarca la importancia de no esconder esta situación en la que se ha encontrado. "Quería visibilizar el fracaso", responde, contundente. "Me parece muy importante para la gente que hace música, mostrar el fracaso como una oportunidad de cambio. Ni mucho menos te saca del circuito ni de tu inquietud cultural como artista", añade tras señalar la falsedad existente en las redes sociales donde "solamente se muestra el triunfo, el éxito".

El de Valladolid, que ha actuado también en grandes festivales como el BBK o el Primavera Sound, reconoce que sí, que a veces "es frustrante intentar canalizar o incluso monetizar ese respeto" que sabe que tiene en su gremio, público y en la crítica. Ahora, año y medio después de su excelente último trabajo con el productor Merca Bae, 'Qubits', suma 11.000 oyentes mensuales en la rácana Spotify, por ejemplo.

La dictadura del 'streaming'

Así pues, es evidente que no congrega Erik Urano con la cultura del 'sold out' y de las plataformas de 'streaming', que se articulan a través de la dictadura del ranking, algo de lo que cuesta escapar, y que tiende a una cierta homogenización de lo que se escucha ampliamente. "Se está creando un poco el efecto fábrica, de producción en cadena. Todo el mundo busca una excesiva productividad que derive en éxito o beneficio", apunta. Pero para el vallisoletano "el gran melón" a abrir es el concepto de éxito que impera actualmente: "Muchas veces es culpa de los propios artistas, que inoculan a los chavales un concepto de éxito erróneo. Lejos de lo que es la satisfacción personal, el concepto de éxito es ahora mismo un agujero negro de ego que nunca vas a acabar de llenar y solo va acabar generando frustaciones".

"Al final, de lo que hablamos es de arte, y de lo que ha tenido que escapar siempre ha sido de esta mercantilización para ir en busca de la trascendencia", sentencia Erik Urano, el artista que se enfrentó al fracaso y ganó.

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