Música | 40 Festival de Canarias

La ambivalencia de ‘la quinta’ de Mahler

La Filarmónica Della Scala despide el Festival con la obra más personal del compositor alemán

Pocas obras resultan tan adecuadas para despedir un festival de música como la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler. Y más si la interpreta una orquesta tan solvente como la Filarmónica Della Scala de Milán dirigida por una figura del nivel de Myung-Whun Chung. Por eso mismo, la cita de anoche, en el Auditorio Alfredo Kraus, en el contexto del concierto final de esta 40ª edición del evento, era poco menos que imprescindible.

Y nuevamente, la charla previa que ofreció el experto Ricardo Ducatenzeiler resultó decisiva para que los espectadores tuvieran una comprensión de los valores de esta obra magna en la historia de la Música. Estas conferencias son una de las actividades pedagógicas más importantes del Festival y su objetivo es contribuir al disfrute de los conciertos y atraer a los jóvenes. Es una de las actividades paralelas como los son los encuentros de músicos con alumnos del Conservatorio o los ciclos que abordan diferentes aspectos alrededor de las composiciones titulados Música y Libertad.

En la Quinta Sinfonía de Mahler se aprecian todas las ambivalencias en la vida del compositor: la inocencia y la experiencia, el idealismo y la realidad, la afirmación y la negación. Ducatenzeiler recordó que en la obra que ayer ejecutó la orquesta italiana Mahler nos cuenta muchas cosas de su vida en general y de su vida en particular. «Sabemos que estuvo marcada por una serie de desastres», recordó. «Su infancia estuvo llena de violencia por la brutalidad de su padre sobre su madre, la muerte de siete de sus hermanos, la pobreza, la enfermedad, y el hecho de que siendo judío, se viera en la necesidad de convertirse al catolicismo para poder ser director de la Ópera de la Corte de Viena».

Además, el compositor alemán sufrió duros episodios más adelantes como los de la infidelidad de su esposa y sus problemas de corazón, la causa de su muerte. Sin embargo, paradójicamente, Mahler también era un amante apasionado de la vida. Y, por eso, en esta Quinta Sinfonía, «Mahler busca la resolución de las antinomias mencionadas».

Intermedio

La obra, compuesta entre 1901 y 1902, se sitúa en el punto medio de su carrera como compositor, manteniendo elementos de sus obras anteriores y anticipando las posteriores. Pero hay que recordar también que el compositor alemán se encontraba en un punto intermedio entre los periodos romántico y moderno. Pero, en esta ocasión, el autor de Resurrección, «da un salto hacia el modernismo» rompiendo con el gusto musical del imperio austrohúngaro.

Y lo consigue preservando una cualidad que lo hace único con respecto a sus contemporáneos: con una música profundamente humana. «La música de Mahler nos interpela directamente, apuntando muy directamente a nuestras emociones, y también a nuestra manera de ver la vida», señaló Ducatenzeiler. Y por eso Mahler ha sido protagonista de esta edición en citas anteriores como la interpretación de su Segunda Sinfonía por la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y de la Cuarta por parte de la Orquesta de Cámara de Bremen.

El experto fue explicando detalladamente la evolución de esta obra a través de sus tres movimientos. «Una de las cosas que distingue la música de Mahler es su orquestación y la maestría con la que usa todos y cada uno de los instrumentistas», señaló. Y aunque la orquesta que utiliza es enorme, rara vez tocan todos a la vez. «Cuando la utiliza en toda su magnitud, el sonido es espectacular». Así se pudo comprobar en instantes casi intimistas junto a otros mucho más grandiosos.