Arte pop sobre santiguadas, brujas y mitos

La ilustradora tinerfeña Elvira Piedra representa a mujeres partícipes en la cultura popular canaria como curanderas o reinas aborígenes a través de láminas estilo cómic

Ilustración de Elvira Piedra a la curandera de Telde María Hernández

Ilustración de Elvira Piedra a la curandera de Telde María Hernández / Elvira Piedra

A la ilustradora tinerfeña Elvira Piedra (Icod de los Vinos, 1994) le gusta tomar como referencia creativa la 'fantasía realista' que le proporciona el mito. Ya desde chinija su madre le alimentaba el imaginario narrándole leyendas sobre el pueblo de su infancia, edificado en las faldas del Teide. Intrahistorias orales de la cultura popular canaria que eran protagonizadas por mujeres, y que quedaron ancladas en su subconsciente. Rostros como el de la reina aborigen Abenchara, la curandera de Telde, María Hernández, o el de "la niña bruja" de Tejeda, Jerónima de la Vega, vuelven a cobrar vida gracias a las ilustraciones estilo arte pop de Elvira Piedra.

Cuenta que un día ella misma renegó de su propia cultura canaria por vergüenza. Que no entendía los rezados que su abuela le mascullaba a ella y sus amigos para prevenir el mal de ojo, semejantes al 'bisí bisé' místico que Andrea Abreu dio nombre en la novela Panza de burro (Editorial Barrett). Su "mecha artística" se desvivía entonces por dibujar a personajes femeninos de la historia del arte, como la campesina francesa Juana de Arco, hasta que la llama creativa se consumió con el tiempo. De su padre, también artista, aprendió que "todo arte debe encerrar un mensaje" y su pulso creativo pasó a abrazar las raíces que había rechazado en el pasado.

Piedra crea su "marca artística" a partir de la historia de Canarias, hecho que le aporta coherencia interna a sus ilustraciones y patria potestad para ejercer un discurso sobre la cultura, el arte y sus raíces. Esa cosmología atlántica cimentada a base de mitos y leyendas, que le vino dada en forma de cuentos descritos por su abuela y su madre, describe su mayor fuente de inspiración actualmente. "No entiendo que nos dé vergüenza nuestra cultura. Esto es parte de nosotros. Yo como artista puedo extraer narrativas europeas, pero también siento que tengo que inspirarme en el imaginario canario", reivindica la ilustradora.

En su caso personal, las costumbres se sobrepusieron a los sentimientos de desarraigo mediante la lectura, tal y como le enseñó uno de sus profesores de la Escuela de Arte y Diseño Superior Fernando Estévez de Santa Cruz de Tenerife, cuando cursaba el Bachillerato de Artes. "El profesor se asombró porque nadie en clase conocía la historia de Canarias", comenta. Quizás a él le debe su afán curioso por la historia, pues la ilustradora confecciona un laborioso trabajo de documentación antes de crear sus láminas.

Jóvenes en la Isla

Es miércoles santo y Elvira Piedra vuela desde Tenerife a Gran Canaria para acudir a su cita como ponente en una de las sesiones del programa Jóvenes en la Isla, impartido en el Museo Canario. Los ritos están presentes afuera en las calles de Vegueta, con las procesiones del Santo Encuentro, pero también están dentro del Museo Canario como parte de algo más clandestino. En los adentros del museo se habla de hechos históricos acontecidos en el siglo XVI y de mujeres perseguidas por la Santa Inquisición. De brujas convertidas al cristianismo que predecían el futuro mediante el gofio. Curanderas y santiguadoras olvidadas en la historia que despertaron el interés de la ilustradora a través de una visita nocturna que ofrecía el propio museo.

Así como ocurre en los procesos internos de creación artística, Piedra reconoce que funciona según ramalazos que incendian su "mecha artística". Estos estímulos pueden gestarse según las leyendas de transmisión oral, como la de la niña de las peras que le contaba su madre, o las historias de supervivencia de una reina aborigen durante la conquista del Archipiélago. En este caso, la 'causus belli' de su inventiva detonó con la visita programada por el Museo Canario, Los papeles de la Inquisición: mujeres, prácticas rituales y hechizos, el cañonazo que fulminó sus anteriores líneas de trabajo. "Somos lo que consumimos y vemos alrededor", cuenta para referirse a esta serie de ilustraciones en las que retrata, con colores pastel a las brujas canarias que fallecieron torturadas por la Santa Inquisición.

Arte en femenino

La feminidad es el denominador común que engloba a toda la obra de Elvira Piedra. La representación de la mujer, siempre de la mano con el rigor histórico, son aspectos inseparables en su trabajo. Dichos pilares artísticos fueron fruto de un viaje a Francia en el que la dibujante -aunque ella prefiere definirse como ilustradora, a secas- paseaba por la avenida del Sena y decidió acceder a una de las entradas laterales del Museo del Louvre. Allí pudo darse cuenta de que las mujeres eran el sujeto principal de la gran mayoría de piezas artísticas, pero las cartelas aparecían firmadas con nombres mayormente masculinos.

De ahí surge la intrahistoria que parió a su pódcast Arte y mujeres, un espacio que recalca la especial necesidad de ponerse las gafas violeta para suplir las carencias igualitarias de la cultura. La ilustradora esgrime como ejercicio fundamental para una visión feminista de la cultura "que por cada vez que se mencionen dos artistas masculinos, se hable también de al menos una femenina". Mujeres que son símbolos de poder que ejemplifican el empoderamiento femenino y la autora usa como iconos de autoridad.