Entrevista | Abraham Olano Bicampeón del Mundo y ganador de La Vuelta

Abraham Olano: «Seguiré sobre la bici mientras pueda, para mí es la paz»

Abraham Olano, en una de sus últimas carreras por Galicia. | | A RIBEIRA SACRA

Abraham Olano, en una de sus últimas carreras por Galicia. | | A RIBEIRA SACRA

Eduardo López

Eduardo López

Historia del ciclismo español, Abraham Olano (Anoeta, Guipuzcoa, 1970) estará este fin de semana rodando con el resto del pelotón de la Epic Gran Canaria.

Tras 20 años retirado del ciclismo profesional, ¿cómo le trata la vida?

Pues bien, viviendo la vida como se puede con el covid. Ando metido en la escuela donde empecé a andar en bicicleta, echándoles una mano, y metido también en la Federación Guipuzcoana de Ciclismo, ayudando al ciclismo base.

Volver al punto de partido tiene algo de romántico. ¿Qué le da esta vuelta a los inicios?

Ofrezco lo que a mí me ofrecían de pequeños: ayuda y alguien que les lleve las carreras, algún director, alguien que les dirigía un poco las pautas. Pero lo que intento es estar con ellos, que los chavales se lo pasen bien y se diviertan, aunque la bicicleta siempre lleva implícito el sufrimiento, pero que dentro de ahí encuentren su disfrute y una forma de vida.

¿Los niños saben a quién tienen delante?

[Risas] Supongo, pero me toman como uno más y eso es precioso. Soy solo uno más.

Y por lo que veo sigue rodando todo lo que puede...

Así es, rodando y hacerlo todo lo mejor posible. Mientras pueda y la salud me respete, seguiré rodando en bicicleta.

¿Cómo es posible que la mayoría de ciclistas profesionales no acabe detestando la bici con todo el sufrimiento que le ha generado?

Ha cambiado mucho el ciclismo de antes al de ahora. La gran mayoría de ciclistas podemos seguir rodando una vez retirados. Igual antes, por la necesidad, la gente lo dejaba y se olvidaba de la bici. La mayoría ahora tratamos de estar vinculados al ciclismo, ya que nos ha dado tanto, intento trasladar algo a las nuevas generaciones.

¿Qué es lo que siente cuando se sube a la bici hoy? ¿Qué encuentra en ella cuando da ese primer golpe al pedal?

La paz. Cuando estoy encima de la bicicleta es paz. Eso e ir en tertulia con mi gente. Es otra historia, ya no están esos sacrificios bárbaros de comer, de entrenar... Voy con la filosofía del disfrute.

Una vez me contestó Perico Delgado que la bicicleta sobrevivía porque tenía algo de rebelde. ¿Usted por qué cree que ha sobrevivido la bicicleta al tiempo?

No solo creo que haya sobrevivido sino que está en auge. La bicicleta tiene algo que no tienen otros deportes: estás al aire libre, cambiando de lugares, de paisajes... Vas subiendo un puerto roto, sufriendo, y después le metes a tope en una bajada. Son sensaciones que hacen que el ciclismo viva y esté en auge.

¿Qué guarda hoy el ciclismo que ve de lo que le enganchó aquel día?

Su esencia. En esencia sigue siendo lo mismo: es el esfuerzo sobre una bicicleta, con alguien sacrificándose para ir más rápido que el otro. Lo que más ha variado son los materiales y eso te ayuda a rodar más rápido, pero el esfuerzo es el mismo. Es más, la competitividad es mayor, todo el mundo se cuida más que antes y todos van más al límite. Desde muy jóvenes tienen preparador personal, dietista, psicólogo... ¡De todo! Cada vez que se profesionaliza más un deporte es más difícil destacar.

¿Le gusta lo que ve hoy?

Sí, claro. Aunque hay cosas que no, como los potenciómetros. No es por llevarlos sino por tenerlos en pantalla delante de los ojos de corredores que se dosifican en el esfuerzo. No te digo que no lo lleves para saber qué y cómo lo has hecho, pero deberían de llevarlos camuflados o tapados, sin ver los números todo el rato porque si no sabes lo que puede hacer el rival y se regula a la perfección el esfuerzo. Ahí están las pequeñas diferencias de hoy, no como antes que se podía explotar.

¿Quién le emociona hoy del pelotón mundial?

Me emociona la juventud de los buenos del pelotón. Esta juventud que viene desde atrás apretando y ha despuntado tan joven me fascina. Igual no van a más, pero ya esto que están haciendo es mucho. Hay que disfrutar de lo que nos están dando.

Le escuché con Javier Ares decir que «el ciclismo es hambre y miseria». Visto hoy, ¿valió la pena ese matrimonio con la bicicleta?

Por supuesto. Todos los esfuerzos son valorados y no solo por el rendimiento que haya salido. El esfuerzo fue un bien para mí. Otra cosa es que no te acompañen los resultados. Me hice duro así.

¿Esos años de élite fueron más difíciles para usted o para los suyos?

No tengo la otra visión. Yo lo viví como protagonista y no como compañero. Todo depende de cómo es la persona que tiene ahí la responsabilidad, el corredor. Si le das muchas vueltas a la cabeza tienes una carga. Me sacrifiqué, di lo que tenía y siempre tuve la tranquilidad de hacer el máximo y si otros me ganaban eran porque eran mejores. Dormía con esa tranquilidad. Otros no lo asimilan. Y así con gente que te acompaña, que también lleva un sufrimiento distinto.

Se apagó Contador, se va apagando Valverde, Landa se atasca en las grandes y Mas decepcionó en su primer año al mando del Movistar. ¿Está el ciclismo español en manos de Juan Ayuso?

Cada uno tiene que hacer su carrera. Hay que disfrutar de los que tenemos y de los que van a venir, pero hay que dejarles que maduren, no tanto en lo físico y sí más en lo psicológico, que se sepan controlar, hacer bien las cosas. La gente mira mucho a Ayuso, pero hay que dejarle. Vienen chavales jóvenes a los que hay que dejarles madurar para que en poco tiempo nos den satisfacciones.

¿Le hubiera cambiado mucho la vida a usted sin aquella gran satisfacción del Mundial de Colombia en 1995?

Hombre, si quito el Mundial creo que también tengo un buen palmarés [Se ríe]. Pero es verdad que me colocó en el escaparate, a ser un ciclista muy seguido durante un año. Fue el triunfo que me dio a conocer a nivel mundial. Había sido segundo en La Vuelta y la preparación era buena.

Llegó a meta con un pinchazo en la rueda trasera con el que lidió en los últimos dos kilómetros. Es que tuvo mucha épica ese momento.

Un kilómetro y 800 metros. Fue precioso. La vuelta anterior pinchó Miguel [Induráin] y nos quedamos tapando a ver qué pasaba, si entraba al grupo y ahí tuvimos la reacción quedar a hacer el control o tirar para que un español andara en fuga. Conseguimos el doblete [Induráin fue oro el contrarreloj].

En la Epic Gran Canaria se encontrará con colegas del pelotón como Mario Cipollini o Claudio Chiappucci. ¿Qué le llama de la Isla?

Volver a Canarias, sobre todo. Porque hicimos varios criteriums por las Islas, pero no pudimos rodar con su gente que es algo que podremos hacer ahora. Eso es lo más bonito, devolver todo lo que nos dieron.

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