Ismael García Roque, al galope, rumbo a los Juegos Olímpicos

El jinete grancanario apura sus opciones para ser uno de los cuatro jinetes que representen a España en París en la modalidad de saltos de obstáculos, junto a su caballo ‘Tirano’

Ismael García Roque a lomos de su caballo, ‘Tirano’ durante una competición en el RC Polo de Barcelona.

Ismael García Roque a lomos de su caballo, ‘Tirano’ durante una competición en el RC Polo de Barcelona. / LP / DLP

Santiago Icígar

Santiago Icígar

El jinete grancanario Ismael García Roque, con su caballo, ‘Tirano’, se encuentra entre los 14 aspirantes a cubrir las cuatro plazas que dan derecho a representar a España en los Juegos de París de este verano en la especialidad de saltos de obstáculos de hípica. El deportista isleño deberá superar un penúltimo corte para ser seleccionable al 100% de cara a la cita olímpica, uno de sus sueños desde la niñez.

La hípica es uno de los deportes a los que opta Gran Canaria a tener un representante en los Juegos Olímpicos de París de este verano. Ismael García Roque se encuentra en la lista de 14 jinetes que aspiran a disputar la cita olímpica dentro de la modalidad de saltos de obstáculos, junto a Eduardo Álvarez Aznar, Sergio Álvarez Moya, Teresa Blázquez, Pilar Cordón, Manuel Fernández Saro, Jesús Garmendia, Antonio Mariñas, Alberto Márquez, Mariano Martínez Bastida, Yago Núñez Riva, Imma Roquet, Iván Serrano y Armando Trapote. Solo cuatro de ellos tendrán la fortuna de defender el pabellón español en territorio francés. De resultar elegido, el deportista isleño cumpliría un sueño que persigue desde que se inició en este deporte cuando era niño.

El objetivo que se marca la Real Federación Española, según declara el propio Ismael García Roque, es «ir haciendo equipo y estar juntos en determinadas competiciones», si bien aclara que la hípica se trata de «un deporte individual en el que cada uno se organiza su propio calendario en función de lo que necesita».

En su caso particular, el jinete grancanario reconoce que su inclusión en esta lista de seleccionables para la cita olímpica le pillaba un poco por sorpresa: «Este año, a priori, no contaba con un caballo como para poder ir a los Juegos, pero empecé a montar un caballo nuevo hace poco y he conseguido ya dos clasificaciones de las tres que hacen falta para estar en las olimpiadas, de modo que solo me faltaría una». 

«Ha sido una sorpresa tanto para mí como para la propia Federación. Aunque siempre he contado para el equipo en otros campeonatos, en este caso no parecía que fuese mi momento; al final gracias a mi nuevo caballo, Tirano, he podido entrar en la lista», se sincera el deportista isleño, quien se ha visto obligado a recomponer su calendario inicial para poder lograr la clasificación «lo antes posible y poder ponerme a disposición de la Federación».

Ismael García Roque participaba recientemente en un circuito internacional en el Centro Hípico Montenmedio, en Vejer de la Frontera (Cádiz): «Allí se juntaron casi dos mil caballos de todo el mundo. Durante cinco o seis semanas se realizan una serie de pruebas. Competí en dos de ellas y conseguí dos de las tres clasificaciones que necesitaba».

Al igual que sucede en el caso de otros deportes olímpicos, como el caso de la vela, el conseguir la tercera clasificación no le otorga automáticamente una plaza para ser uno de los cuatro representantes en los Juegos: «Manda el criterio de los seleccionadores y de la Federación en base a los resultados que vayas obteniendo durante la temporada, pero siempre son ellos los que al final eligen a los jinetes que van a París. Hay que tener la mínima, seguir compitiendo y tener buenos resultados para tener opciones de poder estar», recalca el grancanario.

Para llegar a la élite de la hípica española, y soñar con competir en unos Juegos, el grancanario ha tenido que hacer muchos sacrificios en su carrera, como tener que abandonabar la Isla con solo 18 años. Reconoce que todos esos esfuerzos compensan: «Tener la oportunidad de competir a este nivel te hace olvidar lo que has tenido que pasar hasta llegar aquí, aunque es cierto que el mundo del deporte resulta caprichoso y en ocasiones te quita más de lo que te puede dar. Pero no me puedo quejar, porque he sido campeón de España, he participado en un Campeonato del Mundo y en un Campeonato de Europa; si finalmente puedo ir a unos Juegos Olímpicos, podría darme por satisfecho. Como todos los deportistas, he pasado por momentos buenos y malos, con muchos altibajos, pero personalmente lo que he conseguido me ha compensado el esfuerzo con creces».

Ismael García Roque se siente un privilegiado y hace un reconocimiento al apoyo brindado por su familia para llegar tan alto en su deporte: «Gracias a ella he podido cumplir mi sueño, porque desde pequeño me ha apoyado para que pudiera salir a competir tanto económicamente cuando lo he necesitado como anímicamente en los momentos más complicados». 

«He tenido la gran suerte de que a mis padres siempre les ha gustado el mundo de la hípica, aunque nunca se han dedicado a este deporte y siempre me han seguido en mis competiciones, en ese aspecto debo agradecérselo», relata.

Compañeros y rivales

La batalla interna con el resto de integrantes de la lista de 14 jinetes que pugnan por estar en París hace que su relación con esos compañeros y compañeras resulta, al menos, peculiar: «Cuando sales a la pista todos son rivales; sean tus amigos o no, quieres ganarles a todos. Pero cuando acaba la competición, tenemos todos una buena relación con casi todos, aunque con ello no quiero decir que todos seamos amigos. El ambiente es cordial y siempre tienes una buena relación con todos; además, lo que pasa en la pista se queda dentro de la pista».

Para el jinete grancanario, «el representar a tu país tiene que ser lo máximo, y más en una olimpiada». «La llamada de la selección española en sí ya es un premio muy grande a una carrera deportiva que recompensa el trabajo y el esfuerzo diario», reconoce el deportista isleño. 

«He tenido la oportunidad de representar a España en muchos campeonatos importantes, por lo que clasificarme para unos Juegos Olímpicos para mí sería el colofón final, poder convivir con el resto de los deportistas en la villa olímpica, vivir ese ambiente deportivo en su esencia total, creo que es lo máximo», reconoce.

En cuanto a su estilo como jinete, reconoce que puede cambiar en función del caballo que tengas en cada momento, «porque al igual que las personas los hay que son más competitivos por su carácter y otros que, aunque son más tranquilos te permiten saltar distancias más grandes; también depende bastante del tipo de competición al que vayas y lo que estés buscando en cada momento con tu caballo».

En cuanto a lo que se valora en cada prueba, resalta «hay diferentes baremos y pruebas de velocidad, de altura, recorridos limpios en los que luego tienes que pasar a un desempate, cada día te tienes que adaptar a la prueba que te manden». Piensa que «el buen jinete tiene que adaptarse a cualquier modalidad, a cualquier prueba y al nivel de exigencia de las mismas; me considero un jinete completo y con sangre fría».

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