Mark Davis, el 13 de febrero de 1990, lo precipitó todo. La noche de aquel día, en el Centro Insular de Deportes, el alero de Norfolk trituró al RAM Joventut al anotar 44 puntos y lanzó a la gloria al CAI Zaragoza, que en Las Palmas de Gran Canaria ganó (69-76) su segundo título de campeón de la Copa del Rey. 28 días después de aquella exhibición brutal, en un partido de la Liga ACB con los mismos equipos en la arena, Pedro Martínez -con sólo 28 años- debutó como entrenador profesional tras la destitución de un técnico, Herb Brown, marcado por aquella derrota -cuatro semanas antes- de la Penya y por el apetito compulsivo de Mark Davis.

Veintiún años después de aquellos agitados días que alteraron el transitar del Joventut de Badalona, Pedro Martínez es el entrenador en activo con más presencias -al frente de un equipo- en jornadas de la Liga ACB (557) y su silueta es una figura habitual, casi indispensable, en el mismo Centro Insular de Deportes donde una derrota aceleró el ritmo de su carrera dentro del baloncesto español.

Pedro Martínez Sánchez (Barcelona; 1961) cumple ahora su quinta temporada -repartidas en dos etapas diferentes- al mando del Club Baloncesto Gran Canaria. Un quinquenio en el que, bajo su dirección, el equipo claretiano ha mostrado -con el sello particular del técnico- rasgos inquebrantables como la competitividad, la solidaridad, el esfuerzo, el talento, la colectividad, el empeño, el trabajo y mucho y buen baloncesto. Todo bien condimentado para, sin perder el paso y en situación de carestía ante rivales de mayor potencial económico, colar siempre al Granca entre los mejores de la ACB.

Campeón de la Copa Korac pocos meses después de su debut con el Joventut de Badalona, tras superar en los dos partidos de la final (98-99 y 96-86) a un Scavolini de Pésaro entrenado por Sergio Scariolo, la presencia de Pedro Martínez en los banquillos durante las dos últimas décadas ha sido una constante. La Penya, TDK Manresa, otra experiencia en el 7up Joventut (94/95), Baloncesto Salamanca, Covirán Granada, Club Ourense Baloncesto, CB Gran Canaria -en dos etapas diferentes-, Tau Vitoria, MMT Estudiantes, Akasvayu Girona y Cajasol han estado bajo la dirección del técnico catalán en la Liga ACB durante 19 años. Por el camino, dos títulos: aquella Korac y una Supercopa ACB con el Tau (2005).

Pero en un negocio como el baloncesto español, donde el caché de los entrenadores jóvenes y españoles siempre ha estado bajo sospecha frente al currículo de técnicos veteranos -algunos incluso trasnochados- o de procedencia forastera -en especial de origen norteamericano o balcánico-, a Pedro Martínez también le tocó purgar su hoja de servicios lejos de la élite.

La Liga LEB, durante dos temporadas, fue su refugio para poner en marcha dos planes de trabajo que después, con los años, recaudaron las ganancias que Pedro Martínez invirtió para poner en marcha a ambos equipos: el Menorca Bàsquet y el Tenerife CB, dos conjuntos que posteriormente, a partir de los fundamentos implantados por el técnico catalán alcanzaron, lanzados, la máxima categoría del baloncesto nacional.

Steve Jobs y puntos conexos

Fuera del circuito ACB, durante sólo dos campañas, una llamada en 2002 de Berdi Pérez, por aquel entonces director deportivo del CB Gran Canaria, revalorizó el nombre de Pedro Martínez. Él fue el elegido para iniciar un nuevo proyecto al mando del Granca que, tras siete años con Manolo Hussein como entrenador, afrontaba nuevos retos y nuevos horizontes. Y 12 años después de aquella sobrada insolente de Mark Davis, regresaba al Centro Insular, pabellón que marcó el punto de partida de su carrera y cancha que, de momento, fija su última localización profesional.

El Centro Insular, principio y fin circunstancial, marca la cuadratura del círculo en la trayectoria de Pedro Martínez que, probablemente, a través de su propia experiencia entendió como nadie el primer punto del discurso que Steve Jobs, fundador y presidente de Apple, ofreció el 12 de junio de 2005 durante la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford y que el propio entrenador colgó hace unos meses en su ya inactiva cuenta de Twitter. Aquel día, el gurú informático se dirigió a los estudiantes para contar su trayectoria vital a partir de tres historias: la primera trató de conectar los puntos, la segunda fue sobre amor y pérdida y la tercera sobre la muerte.

La conexión de los puntos de Steve Jobs, de cómo abandonó los estudios universitarios y se centró en una clase de caligrafía que, años después, aplicó en su trabajo para Apple vale, desde una distancia considerable, para vincular, ligeramente, la carrera de Pedro Martínez a aquella noche que Mark Davis convirtió en pesadilla en el Centro Insular de Deporte, reducto ahora de buena parte de los mejores recuerdos de Pedro Martínez como entrenador.

Sin aquella derrota en la final de la Copa del Rey, el preludio en la carrera de Pedro Martínez habría sido otro, pero no el método. Capaz de llevar hacia 90 victorias al Granca en 176 partidos, un apunte sobresale en el hábito del entrenador barcelonés: su capacidad para elevar hasta el máximo exponente el rendimiento de sus jugadores.

Profesional, meticuloso, estricto, duro y con un punto rebelde pero honesto con su trabajo y los suyos, tanto como los personajes de Jimmy McNulty y Lester Freamon en su admirada The Wire, Pedro Martínez ha logrado multiplicar y elevar hasta la excelencia el juego de Taph Savané, Jim Moran, Marcus Goree, Fran Vázquez, Hernández-Sonseca, Will McDonald, Jaycee Carroll, Marc Gasol, Larry Lewis, Bud Eley, Gonzalo Martínez, Xavi Rey o Clay Tucker.

No ha revelado, de momento, la fórmula Pedro Martínez para llevar a todos esos jugadores y a todos sus equipos a ese nivel tan elevado, pero no debe andar lejos del remate final en el discurso de Steve Jobs: "Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados".