¿Cómo fue su infancia?

Yo nací en Yaoundé en una familia numerosa. Mi madre es la segunda mujer de mi padre y éste tuvo siete hijos con cada una. Yo empecé a jugar al fútbol a los seis años. Me encantaba el balón y jugaba en la calle porque no había recursos. Era mi pasión, pero empecé a ver cualidades y con los años entendí que podía ser un trabajo de futuro más que un simple juego.

Camerún tiene una historia futbolística notable. Todos recordamos a jugadores como Roger Milla. ¿Cuales eran sus héroes?

Yo no tenía muchos porque no solía ver fútbol televisado. Por supuesto todo el mundo andaba enamorado de Diego Maradona y yo en ese momento jugaba en la posición del 10, como mediapunta zurdo. Entonces era él, pero después, cuando empecé a jugar en serio, mi ídolo fue Zidane, por su juego. Aunque, en mi país, mis héroes eran dos: Roger Milla y Thomas N´Kono. Cuando era pequeño a veces me ponía en la portería sólo para decir que era N´Kono.

Supongo que su sueño pasaba por convertirse en profesional y jugar en Europa y en su selección.

Sí, por supuesto. Yo empecé a descubrir mis posibilidades cuando cumplí los 16 años. A esa edad fui el jugador más joven de la tercera división de Camerún y un año después ya estaba en la primera. Recuerdo una anécdota de 1998. Un día hubo una gran celebración en la calle porque llegaba la selección después de jugar la Copa de África, pero como yo me quedé en casa vino un amigo a buscarme. Me preguntó si estaba loco. ¿Por qué no iba a ver a los que eran mis héroes? Y yo le dije que no iba porque lo que yo quería era estar en el lado de los jugadores en aquella fiesta. Le dije que me diera dos años y que en la próxima yo sería uno de los protagonistas. Él se rio pero un año después debuté con la Absoluta y en el siguiente, en 2000, ganamos la Copa de África y, por supuesto, pude disfrutar de la celebración como campeón.

¿Cómo dio usted el salto al fútbol europeo?

Pues curiosamente fue a través de N´Kono, que era uno de los entrenadores de aquella selección, y gracias a Pierre Lechantre, que era el seleccionador. Pero no acepté la primera oferta. Fui a Toulouse y allí hice una prueba. Ellos me dijeron que como era muy joven debía jugar en el equipo filial. Yo les dije que no, que prefería jugar en Camerún porque tenía miedo de que dejaran de convocarme para la selección si jugaba en una categoría menor. Tres meses después pasó lo mismo con el FC Basel y dije otra vez que no. Por último, en 1999, antes de disputar la Copa de África de 2000, un agente me llevó al Neuchâtel Xamax de la Superliga de Suiza y ellos sí me quisieron para su primer equipo. Ahí empezó todo.

¿En qué momento de su carrera empezó a jugar como lateral?

Pues fue al fichar por el Basilea. Ellos tenían a un jugador muy bueno en la mediapunta y el entrenador me preguntó si yo podía jugar como lateral. Yo le dije que para mí era lo mismo; que era parte del mismo trabajo y me contrataron como lateral izquierdo.

En Basilea pudo debutar en la Champions League. ¿Qué tal fue esa experiencia?

Fue un sueño. Sólo el hecho de escuchar ese himno antes de empezar el partido es escalofriante. Pude jugar contra grandes rivales y equipos. Para todo jugador es una de las experiencias más bonitas.

Después llegaron muchos partidos y distintas ligas. De Suiza pasó a Inglaterra (Tottenham), después Alemania (Hamburgo) y por último Amsterdam (Ajax). ¿De todo esto con qué se queda?

Bueno, todas estuvieron bien. Pero mis mejores recuerdos en el fútbol son con la selección, sobre todo al ganar la Copa de África.

¿Cuál ha sido el rival que más le ha impresionado?

Muchos. He podido jugar contra buenos jugadores. Uno de los que más me impresionó fue Van Nistelrooy. Jugamos contra el Manchester en la Champions y me pareció un goleador muy potente.

¿Qué espera un jugador de tanta experiencia internacional de la Segunda División española?

Bueno, la UD Las Palmas tiene un proyecto ambicioso y yo espero cumplir y sumar para alcanzar los objetivos que se han marcado.

Usted contaba con más ofertas. ¿Qué fue lo que le dijo Branko Milovanovic para convencerle?

Con argumentos sobre la ambición del equipo. Me dijo que aquí se trabaja duro para estar en lo más alto de la clasificación. El equipo es ambicioso y ésa es mi motivación.

¿Tenía más referencias sobre la Unión Deportiva Las Palmas?

Pues sí. Alain N´Kong, ex de la UD, me habló muy bien. También Carlos Kameni, del Espanyol. Y por supuesto, Macky, con el que jugué en el Hamburgo. Él me dijo que viniera, que él se ocupaba de mí, me presentaría a la gente y me diría cómo funcionan las cosas. Siempre es bueno conocer a alguien cuando vas a un sitio nuevo. Al llegar aquí he notado que la afición le tiene mucho aprecio. A él y a Thievy. Son jugadores que luchan por el equipo, que lo dan todo en la cancha y yo voy a ser ese tipo de jugador; el que corre y lo da todo. Además, ya me lo ha pedido la gente por la calle y les he dado mi palabra.

En el Ajax sufrió una lesión importante y perdió el sitio en el primer equipo. Imagino que querrá volver a disfrutar con el fútbol.

Sí, por supuesto. En el Ajax, después de mi lesión, sólo pude jugar con el segundo equipo. Siempre es bueno jugar, pero el ambiente y las sensaciones de aquellos partidos no eran lo mismo. Había mucha tensión y no disfrutaba. Ibas a jugar porque era tu obligación; el de tu trabajo. Eso no me gusta. Yo quiero jugar porque me divierte. Aquí, al contrario, hay un gran ambiente, el grupo de jugadores es fabuloso y me siento bien entre ellos. Siento que aquí voy a volver a disfrutar con el fútbol.

Y sentirse una pieza importante en el equipo.

Sí, pero para mí ser importante consiste en ayudar a los compañeros en el campo. Mi mentalidad no es la de una estrella, sino la de un trabajador que se conforma con sumar en las victorias.

Ahora empieza su segunda semana en la Isla. ¿Cómo va su adaptación al equipo?

Muy bien. Aquí se trabaja y se entrena duro, pero siempre con una sonrisa en la cara y eso me gusta. Tengo buenos compañeros, una temperatura muy agradable y hago el trabajo que más me gusta hacer. Así que, con todo esto, ¿cómo no voy a ser una persona feliz?

¿Qué le ha pedido su nuevo entrenador, Sergio Lobera?

Que sea un jugador sincero; con la verdad siempre por delante. Además, me dijo que si tenía cualquier problema podía recurrir a él. Es como en las familias africanas. El padre es el jefe, el que manda y él respeta a sus hijos igual que los hijos deben respetarle. Se trata de tener una relación sincera.

¿Qué cree que puede aportar al juego de la UD?

Todo lo que tengo y todo lo que pueda dar, porque este equipo me ha dado la oportunidad y ha confiado en mí. De hecho, el fin de semana pasado me sentí culpable por no poder jugar por el tema administrativo del transfer. Espero que se arregle pronto, porque siento que debo corresponder. Tengo ganas de saltar al terreno de juego y de sentirme bien jugando al fútbol.

¿Qué le pareció el partido de su nuevo equipo contra el Xerez?

Bien. Les vi algo frustrados por el resultado, pero yo creo que hicieron un buen partido. Al final se pudo perder y hubiera sido duro. Por eso, debemos estar contentos por el punto y aprender. Creo que estuvimos bien en la primera parte y en la segunda quizás algo pesados o cansados. Pero claro (risas), todo se ve más fácil desde fuera del campo. Por supuesto, como todos, quería salir al campo y ayudar a mis compañeros.

¿Con qué se sentirá usted satisfecho cuando haga balance al final de la temporada?

Lo más importante al final es poder ver a los aficionados contentos. Por supuesto, tenemos el objetivo de estar en los puestos de arriba o en el play-off de ascenso, pero no importa lo que pase al final si tus aficionados no están orgullosos. Esto pasa porque ellos sientan que sus jugadores no se han rendido nunca y lo han dado todo. Eso es lo único que importa.