Show al sol

Las entrañas de un festival

Detrás de la treintena de festivales que copan la agenda musical y de ocio del Archipiélago hay un ‘ejército’ de profesionales que con un año de antelación contrata y ultima mil detalles

Las ‘tripas’ del escenario del Granca Live Fest, en el Estadio de Gran Canaria. | JOSÉ CARLOS GUERRA

Las ‘tripas’ del escenario del Granca Live Fest, en el Estadio de Gran Canaria. | JOSÉ CARLOS GUERRA / José Carlos Guerra Mansito

Miguel Ayala

Miguel Ayala

SHOW AL SOL

Artistas, permisos, instalaciones, seguridad... Con más de un año de antelación se comienzan a gestar la treintena de festivales que durante el verano llenan Canarias de música y ocio

Juan Luis Guerra, Ana Torroja, Rosalía, Quevedo, Maluma, Sebastián Yatra, Lori Meyers, Lola Índigo, Manuel Carrasco, Morat, Jazzmeia Horn... Abran bien los ojos si este fin de semana recalan en algún aeropuerto de Canarias porque sí: esa chinija con coleta puede ser la intérprete del Malquerer o aquel señor con gorra de la tienda de souvenirs ser el mismísimo bilirrubina. Pero ¿quién los ha traído? ¿Cuánto tiempo se ha estado negociando con ellos? ¿Vienen solos? ¿Qué exigencias técnicas solicitan?¿Y los recintos?, ¿cómo se gestionan?... Cuando hoy domingo rememore estas jornadas festivaleras o, más adelante, si acude a los conciertos que seguirán en las próximas semanas, como el Cook Music Fest del Puerto de la Cruz (Tenerife), piense que detrás de cada carcajada, de cada contoneo, de cada estribillo cacareado o lanzamiento en tirolina... Incluso detrás de cada copazo disfrutado está el trabajo de un puñado de profesionales, sólo 2.000, por ejemplo, en el caso de la organización del Granca Live Fest.

El Estadio de Gran Canaria era un lego a medio construir el pasado martes en torno a un gigantesco escenario de 60 metros de boca que se erigía en solitario mientras decenas de hormigas pululaban bajo su presencia cargando hierros, cables, maderas o lonas al mismo tiempo que en los amplios pasillos de las tripas de las instalaciones otras cuantas decenas de hombres y mujeres ojeaban ordenadores, atendían al teléfono o ultimaban los ajustes técnicos de la iluminación. Son las dos de la tarde y el sol ataca sin perdón. «Pero aquí estamos desde la madrugada», dice Leo Mansito, una especie de director de orquesta por cuyas manos —y cabeza— pasó absolutamente todo lo relacionado con el Granca Live Fest meses antes de que arrancase. «Ya tenemos cerradas actuaciones para la edición de 2024», añade el responsable de New Event sin poder evitar que una leve sonrisa se le dibuje en la cara.

Incansable profesional, es quien ha estado detrás de algunas actuaciones memorables en Canarias como las de Joaquín Sabina, Leiva, Pet Shop Boys o Sting, entre otras, una tarea nada fácil en un país que celebra cada temporada 900 festivales, la mayoría de ellos durante el verano, lo que convierte en pesca mayor ser el primero en apalabrar a las deseadas cabezas de cartel.

En el mismo fin de semana coinciden en las islas Juan Luis Guerra, Ana Torroja, Rosalía, Quevedo, Maluma, Sebastián Yatra, Lori Meyers, Lola Índigo, Manuel Carrasco, Morat, Jazzmeia Horn...

Pero un festival no es sólo eso y aunque conlleva unas exigencias profesionales tediosas, variables, física y mentalmente agotadoras, la industria festivalera ha crecido en España en los últimos tiempos hasta tal punto de que el periodista David Saavedra, autor del libro Festivales en España, habla de un incremento de más de 100 con respecto a años anteriores «y aunque unos caigan», destaca una fuente del sector, «siempre nacerán nuevos».

El negocio, que en España mueve 382 millones de euros de beneficios, ha llegado a tal nivel que en torno a la cultura festivalera no sólo se mueve música sino gastronomía, ocio, juegos, maquillaje, photocalls, realidad virtual, barras de cócteles... En Canarias existen alrededor de una treintena de estos eventos repartidos por todo el Archipiélago, algunos históricos como el Womad de Las Palmas de Gran Canaria y otros con enraizada conciencia ecológica, como Sonidos Líquidos, en La Geria (Lanzarote).

«La gente busca experiencias», explica José María de la Cova, director del Cook Music Fest de Puerto de la Cruz, en Tenerife. «Quieren que sea algo que vaya más allá de ver un mero espectáculo por eso montamos una feria de atracciones, ofrecemos gran variedad gastronómica, buena bebida, zonas diferenciadas para distintos públicos, incluido el familiar que es muy usuario de estos eventos», cuenta el responsable de que Rubén Blades, Villano Antillano, Tonny Tun Tun, Olga Tañón, Omar Montes, Ana Mena, Sharonne o The Queens & Álex Mercurio llenen de música y espectáculo la localidad turística los días 20, 2l y 22 de julio. El Cook Music Fest y su modelo de festival registró el año pasado 40.000 visitas al recinto del puerto y generó empleo de manera directa e indirecta a unas 700 personas.

(L)  | JOSÉ CARLOS GUERRA/LAPROVINCIA/DLP

José María de la Cova / miguel ayala

En ese sentido, sólo para el servicio de barras en el Granca Live Fest ha habido 550 contratados, «y para el control de acceso contamos con 39 personas más», explica por su parte Javier Pestana, director de El Mono Producciones, empresa responsable del Viva Reggaeton Maspalomas, que el año pasado trajo a Gran Canaria a Justin Quiles; el Cayó la Noche Festival de Música Urbana 2022, con Quevedo, Bejo y, entre otros, Cruz Cafuné, o el Ferxxo Nitro Jam Tour con el cual recalará en la capital grancanaria el exitoso artista colombiano Feid (Ferxxo) el próximo 30 de julio, un evento para el cual no quedan ya localidades.

«No sé si la palabra más adecuada sería dificultades», dice Pestana sobre las negociaciones para la contratación de grandes intérpretes en estos eventos. «Es un proceso largo que en la mayoría de los casos depende de la popularidad del artista; a mayor fama menos margen tenemos los promotores a la hora de negociar», explica el grancanario sobre unos compromisos que se cierran «con un año de antelación», reconocen tanto él como el tinerfeño Leo Mansito, que para contar con Rosalía en el Granca Live Fest se desplazó a la Península «a hablar personalmente con el equipo» de la cantante catalana, cuya actuación en España la tenía firmada en exclusividad con el Primavera Sound. El director de New Event, un joven perro viejo bregado a la sombra de su padre, el histórico promotor canario Poli Mansito, responsable de, entre otros, el Festival Son Latinos, esgrimió la lejanía del Archipiélago para convencer finalmente al entorno de la solista y compositora.

En ese sentido, la singularidad geográfica de Canarias supone un hándicap a la hora de cerrar acuerdos con los músicos «porque la insularidad lo encarece todo», admite José María de la Cova quien no se refiere únicamente a la parte técnica que para sus actuaciones exigen los artistas. «No es lo mismo trasladar a una o dos personas hasta las Islas que, como sucede en estos casos, mover a las 30 o 40 que acompañan» a las grandes figuras.

Coinciden los consultados en destacar «el apoyo imprescindible» de las distintas Administraciones locales, insulares y regionales canarias para organizar macro conciertos. «Sin su ayuda, tanto económica como en la parte de la logística o la cesión de los espacios, muy importante porque la mayoría de los estadios, auditorios y teatros son aquí de propiedad pública, la celebración de festivales sería inviable», cuenta De la Cova.

Entra entonces en escena el papel que como atractivo y dinamizador turístico juega este tipo de eventos en el Archipiélago. De los 55.000 espectadores reunidos en el Granca Live Fest, 1.500 procedían de 50 países, desde Australia a Estados Unidos pasando por Alemania, Francia, Argentina, Colombia, Reino Unido... «Otras 15.000 entradas más fueron adquiridas en el resto de España», detalla Leo Mansito. En 43 de las 52 provincias españolas se expendieron tiquets para esta cita musical. «Sólo dejamos de vender en nueve», resume satisfecho.

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Leo Mansito / miguel ayala

Ese flujo de visitantes se traduce en un aumento del número de pernoctaciones en hoteles de las ciudades receptoras —traten, por ejemplo, de conseguir una habitación en La Palma a buen precio este fin de semana para disfrutar del Isla Bonita Love Festival—; el uso de transportes públicos o privados y el gasto en los establecimientos de restauración, pero para las localidades organizadoras supone, sobre todo, posicionarse en el mapa festivalero nacional e internacional.

«La globalización y el extendido uso de las redes sociales, porque ahora», cuenta el promotor del Cook Music Fest del Puerto de la Cruz, «todos queremos exhibir que hemos formado parte de un evento; que hemos estado allí», dice, es otra clave del creciente interés que generan los festivales. «Postureo» lo llaman en el sector.

El perfil de los espectadores es mayoritariamente femenino. Desde El Mono Producciones afinan aún más: «tienen desde 18 a 40 o 45 años, dependiendo del tipo de artista, pero podemos hablar de una media de edad de 30 años», dice Pestana, que para afianzar entre los asistentes la marca de los conciertos valora como «muy importante» el grado de satisfacción. «Para nosotros», abunda, «la gestión de las colas en los accesos y las barras o el trato de los auxiliares de seguridad a lo largo del evento son primordiales pero también es necesario ofrecer un buen servicio antes y después» del festival. «A partir de la adquisición de las entradas y hasta que concluyen los conciertos agilizando, por ejemplo, la devolución del dinero acumulado en las pulseras de gastos, hay que seguir mostrando profesionalidad y respeto hacia el público», añade.

Las ‘tripas’ del escenario del Granca Live Fest, en el Estadio de Gran Canaria. | JOSÉ CARLOS GUERRA

Javier Pestana / miguel ayala

Contratiempos a balonazo limpio

No todos los incovenientes o sobresaltos que pueden surgir en el transcurso de uno de estos festivales son responsabilidad de los promotores. Leo Mansito recuerda cómo CTangana en la edición del pasado año del Granca Live Fest se lesionó un tobillo mientras jugaba un partidillo de fútbol horas antes de su actuación en una de las canchas del Estadio de Gran Canaria. «Subió al escenario cojo», dice sobre un susto que en un momento dado, especialmente cuando se trata de una de las cabezas de cartel, puede echar por tierra el trabajo desempeñado durante meses por el personal de producción de la empresa organizadora, 70 personas en el caso de New Event para 2023.

«Es un proceso largo que depende de la popularidad del artista; a mayor fama menos margen tenemos los promotores a la hora de negociar», dicen sobre las contrataciones de los intérpretes

Los responsables de estas citas musicales y de ocio tampoco ocultan la incertidumbre que una posible cancelación de última hora por parte de los artistas les genera. Un nudo en el estómago que sólo comienza a deshacerse al ver a la estrella sobre el escenario. «Todavía recuerdo la llamada del mánager de Joaquín Sabina, un par de días antes de sus actuaciones en La Palma, Tenerife y Gran Canaria en 2020», confiesa Mansito, «para decirme que se suspendían los conciertos por el estado de salud del cantante».

También suponen «un tema doloroso» para los profesionales al frente de los festivales canarios las quejas lanzadas en ocasiones hacia los promotores por personas con movilidad reducida, que critican su ubicación en los eventos, desde una gala de Carnaval a un concierto. «¿Qué interés vamos a tener nosotros en ese asunto cuando nuestra intención es que todo el mundo disfrute?», añaden antes de aclarar que son los técnicos, «por razones de seguridad», matizan, quienes deciden dónde se sitúa cada tipo de público. «Se hace por su bien», concluyen.

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