Entrevista | Alejandra Hernández Profesora de Historia

Alejandra Hernández: «Nuestros antepasados no eran tan guarros como creemos»

Licenciada en Historia del Arte y medievalista, Alejandra Hernández está detrás de los perfiles de instagram y tiktok @tcuentounahistoria, espacios que inició en

para hacer más ameno el estudio a sus alumnos y que cuentan con más de 80.000 seguidores. El pasado mayo publicó su primer libro, Esta historia apesta (Harper Collins), un recorrido por las prácticas de higiene y aseo personal a lo largo de los siglos que se coló en el top ventas de Amazon y que ya va por su segunda edición.

(L)  | FRANCISCO PEÑARANDA SAURA

(L) | FRANCISCO PEÑARANDA SAURA

Ana Rodríguez

¿Cómo surgió el proyecto de escribir un libro basado en las prácticas de higiene a lo largo de los tiempos?

-Siempre me ha llamado mucho la atención conocer cómo vivían en su día a día nuestros antepasados; para mí el costumbrismo, el folclore y la historia social son muy importantes. En los últimos años había empezado a leer sobre temas de higiene, algo a lo que ahora le damos mucho importancia pero no tuvo porque ser así en otros momentos de la Historia, o sí lo fue, no lo sabíamos y tomábamos por guarros a nuestros antecesores, así que consideré que era un buen tema para conocer el contexto de otros siglos no solo a través de sus reyes o guerras, sino también a través de cómo la gente cuidaba su higiene a nivel personal.

Acudía con la idea preconcebida de que la gente en el pasado era una guarra, vista desde el presente, y dice que esa imagen se le deshizo en cuanto se documentó,

Soy medievalista y ya sabía que hay un concepto erróneo de la Edad Media, asociada a una etapa oscura, maloliente, de guerras y pestes. Esa imagen se debe a que nos quedamos con los últimos tres siglos de esa era, pero hay que verla en un contexto más global, ya que empieza en el siglo V. Luego tenemos un montón de personajes históricos como Isabel la Católica, por ejemplo, a la que se la han atribuido frases muy guarras como la de «no me cambiaré de camisa hasta que conquiste Granada» y en realidad no la pronunció ella, es un mito de la historia; en el libro me ha gustado desmentir esas ideas preconcebidas que teníamos de ciertos personajes o periodos.

Concede a la civilización egipcia el Óscar a la más limpia de todos los tiempos. ¿Qué prácticas destacaría de su higiene según los papiros que ha consultado?

El fundamental es el papiro de Ebers, que es como el libro de mesilla de noche de higiene de los egipcios. En él aparecen todos los truquillos de higiene que nos podamos imaginar: desde el desodorante, los perfumes, el uso de la mirra, que era muy importante para los antiguos egipcios, el lavado corporal y el de los dientes, el cuidado de la dentadura, la dieta, los baños... Es un compendio de cuidados personales que ahora nos podría parecer excesivo porque olería demasiado fuerte por todos los potingues que se echaban.

Empleaban placenta de gata para la calvicie, sangre de becerro negro para las canas, mirra para los talones agrietados, leche de burra para hidratar la piel. ¿Alguna otra receta que usaran y que recomiende?

No he probado ninguna, me he quedado en lo escrito, pero hay una en concreto que me ha llamado mucho la atención: el desodorante de mirra que usaban algunas mujeres, era como una especie de pasta en bolitas que se colocaban en cada pliegue del cuerpo, como axilas, ingles o detrás de las orejas, y se iban derritiendo a lo largo del día haciendo las funciones de desodorante. Me parece superpráctico y lo probaría, otras cosas como la placenta de gata me dan miedo.

De Roma destaca que arreglaban el mundo mientras defecaban, ¿Cómo eran esos baños y quiénes los usaban?

Las letrinas conjuntas respondieron a una planificación urbana, eran baños con varios retretes dispuestos en forma de U, sin separación ni biombo entre ellos; estaban repartidos a lo largo de las principales ciudades romanas y sobre todo en las zonas de negocio, las más transitadas, así que cagar en grupo era una acción muy normalizada. Ir a la letrinas y pasar un buen rato de conversación sobre las últimas novedades del imperio o cerrar un acuerdo comercial era algo común, aunque no era la estancia quizás más agradable visto desde la óptica de ahora, en que está considerado algo íntimo. Solo lo hacían los hombres, para las mujeres era peligroso, podían ser atacadas o violadas y normalmente recurrían a las letrinas únicamente para abandonar hijos no deseados .

¿Qué importancia tuvieron Galeno e Hipócrates en la evolución de la higiene?

Sobre todo a Galeno, al que podemos considerar como el padre de la medicina moderna. Ambos marcan una teoría en torno a la higiene muy curiosa porque no la separan nunca de la medicina ni de la dieta, esta última entendida como un concepto global en la que no solo está implícita la comida, sino también el ejercicio físico, los masajes (lo que ahora llamamos ir al fisio), aquello que bebemos y nuestra higiene personal, cómo hacemos de vientre, etc. Quizás era un concepto muy adelantado para el momento en que ellos desarrollan sus carreras, de ahí que la atención que prestan a la higiene se vaya abandonando con el paso de los siglos.

Llega entonces la Edad Media y algunos lumbreras religiosos demonizan los baños calientes. ¿Qué había detrás de esta oposición al aseo personal?

Entender el concepto medieval/religioso de los últimos siglos de la Edad Media es muy complejo. La justificación básica que encuentras en cualquier texto de la época es que si te bañas con agua caliente, abres tus poros y te entran por ellos todos los males del universo, no sabemos muy bien el porqué exacto de este pensamiento, pero sí que conllevó una serie de problemáticas a nivel de higiene personal y urbana muy importantes. No solo se justifica en esa falta de higiene el hecho de que viniese la peste negra, pero sí podemos pensar que se agravó mucho por ese motivo. Tenemos que tener en cuenta que eso ocurre en el periodo final de la Edad Media, ya que en el primer periodo los habitantes de Europa bebieron de las influencias árabes y romanas, civilizaciones que prestaron bastante atención a la higiene personal.

Vamos al salseo. Dedica un capítulo y alude a lo largo de su libro a los hábitos de algunos reyes «alérgicos a la esponja». ¿Quiénes se llevan la palma?

Dicen que Luis XIII no se bañó en su vida y no sabemos si es una fake new —un bulo—. Hay muchas leyendas difíciles de desmentir porque están demasiado arraigadas, pero parece ser que tenía tanto pavor al baño que solo se mojaba las puntitas de los dedos, la parte del cuero que iba a utilizar todos los días, pero podemos imaginar que a lo largo de su vida se dio algún baño. También están Enrique IV, el primer Borbón, que tenía un problema de sudoración excesiva, y Carlos II de Inglaterra, que, teniendo en cuenta que se hizo una peluca con vello púbico de sus amantes, no me fío mucho de su higiene personal. Esa peluca llegó a apestar tanto que la cedió como un objeto de valor a una sociedad de hombres escoceses y allí estuvo hasta que se donó al museo de Escocia donde hoy se puede ver.

¿Y los más limpios?

Cleopatra sería la número uno, avanzando en el tiempo tenemos a Juana de Castilla, a pesar de lo que se ha creído y escrito sobre ella, en un primer tiempo momento prestó mucha atención a su cuidado e higiene personales pero al final de sus días fue víctima de un encierro, de una dejadez absoluta y de una locura provocada por su propio contexto que hizo que la higiene no fuera lo que más le importara. De los TOC de la limpieza, me encanta Felipe II, un personaje que podemos considerar hipocondriaco porque estaba obsesionado por su salud y eso le llevaba a tener una especial atención por su higiene personal. También Enrique VIII, que, aunque es más conocido por cortar las cabezas de sus mujeres, una vez al año más o menos cerraba palacio y sacaba toda su corte con la excusa de hacer un tour para visitar a los habitantes del reino para poder higienizar y limpiar el palacio de arriba abajo e incluso dejar descansar los campos de cultivo. Cristina de Suecia tuvo un problema de pulgas en palacio y estaba tan obsesionada con eliminarlas que mandó construir unos cañones en miniatura de unos quince centímetros de longitud que lanzaban balines; todavía funcionan y se conservan.

Nos descubre el palacio de Versalles desde una óptica desconocida que hará que lo veamos con otros ojos. ¿El mal olor traspasaba las paredes?

En las grandes fiestas, Versalles podía llegar a acumular unas quince mil o veinte mil personas, habida cuenta de que en todo el palacio había unas cuarenta letrinas y todas ellas ubicadas en estancias de los príncipes, reyes y nobles y de que los lacayos no estaban por la labor de limpiarlas cada media hora, se acumulaba tanta mierda, con perdón, que tenían que hacer sus necesidades por donde fuese: detrás de una cortina, debajo de una escalera, los más atrevidos salían a los jardines, e incluso algunos asistentes a esas fiestas nos han dejado testimonios escritos en cartas sobre cómo algunas princesas iban caminando de una estancia a otra y dejaban tras de sí un rastro de orina, directamente caminaban y se iban haciendo pis. En ciertos momentos el olor de Versalles después de una gran fiesta tuvo que ser muy desagradable y Voltaire fue víctima de ello, decía que no sabía qué pasaba detrás de los muros de su estancia, que había un olor inaguantable que traspasaba las paredes.

Sorprende el uso que se le ha dado a la orina a través de los tiempos: para blanquear dientes y ropa, y en la Segunda Guerra Mundial como antibiótico ante la escasez de penicilina. ¿Deberíamos replantearnos su uso para no desperdiciarla?

Deberíamos, soy una férrea defensora de darle una vuelta porque dejamos irse por las cañerías algo que para nuestros antecesores era oro líquido; quizás en los próximos tiempos, con la que nos viene encima con el cambio climático, nos vendría bien. A la orina se le daban usos que hoy en día fliparíamos en colores: desde extraer de ella el amoniaco en la antigua Roma para lavar la ropa, hasta usarla como enjuague bucal (de eso no soy partidaria), pasando por utilizarla para obtener salitre para la pólvora, utilizarla para regar los campos en momentos de extrema sequía o incluso algo que nos parece muy moderno, detectar en ella el embarazo de una mujer.

Después de realizar este recorrido histórico, ¿considera que en la actualidad estamos demasiado obsesionados con la limpieza?

Creo que sí, en verano no podemos pasar un día sin ducharnos una o dos veces, por no hablar del lavado del cabello y esa costumbre de enjabonarnos todos los días, cuando hay estudios recientes que dicen que nos quita la protección natural de la piel y nos cambia el pH. Estamos demasiado obsesionados como en otras épocas estuvieron demasiado descuidados.

¿Quién le enseñó a amar la Historia, tal vez un buen profesor?

Mi principal profesor fue mi padre, de hecho a él le dedico el libro porque sabe más Historia que muchos historiadores. En mi casa siempre hemos visto documentales, libros y películas de Historia. También he tenido buenos profesores en el instituto que me engancharon, lo que intento hacer hoy con mis chicos: que se diviertan y que la pongan en valor para entender todo lo que nos rodea hoy en día.

Cuando abrió en Tiktok su perfil @tcuentounahistoria, ¿se imaginaba la acogida que iba a tener?

Empecé en la pandemia, como otros profesores, y fue un modo de hacer amenos y entretenidos ciertos conceptos que estaba dando en Historia de España en Segundo de Bachillerato a alumnos que se tenían que enfrentar a una selectividad rara porque estaban confinados, empecé a hacer vídeos un poco de cachondeo y como no controlé tener el perfil privado, los seguidores se dispararon. No pensaba que iba a llegar a esto. Mi trabajo es ser docente, transmitir y las redes sociales me permiten no solo quedarme en el aula.

Qué opina del tratamiento que recibe la Historia en el sistema educativo español?

Se da de manera demasiado densa porque tenemos muchísimo temario para dar en tres horas a la semana, a veces insistimos en hechos concretos, fechas y personajes, y no nos da tiempo a contar temas del día a día que interesan a los alumnos ni a hacer paralelismos con el mundo actual. Creo que sigue estando demasiado pautada y sigue siendo demasiado académica, pero soy consciente de que esta cambiando por parte de los profesores, que hacemos por divulgar de una manera amena.

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