La noche del mencey negro

Cuando Jackson y Anaga bailaron de la mano

Un 26 de septiembre de hace 30 años el cantante Michael Jackson hacía historia en Canarias con el ‘Dangerous World Tour’ [

50.000 fieles disfrutaron de 90 minutos de la mejor música del intérprete estadounidense

Michael Jackson, al comienzo del concierto que ofreció en Tenerife, al ritmo de 'Jam'.

Michael Jackson, al comienzo del concierto que ofreció en Tenerife, al ritmo de 'Jam'. / ROSLAN RAHMAN

Miguel Ayala

Miguel Ayala

Pocos domingos se han hecho un hueco en la historia de Canarias como aquel 26 de septiembre de 1993 cuando, poco después de las diez de la noche y durante 90 minutos, un negro se coronaba mencey de las Islas por obra y gracia de la música. Michael Jackson aparecía impertérrito ese día sobre el escenario instalado en el recinto portuario de Santa Cruz de Tenerife para acoger el único concierto que de la gira Dangerous World Tour ofrecía ese año en Europa el artista, una actuación de la que se cumplen 30 años y ante la que se dieron cita más de 50.000 personas. En un Archipiélago sin, por entonces, tradición de grandes eventos internacionales resultó tan sorprendente la presencia del mítico cantante y compositor que es fácil comprender cómo se extendió el bulo de que un doble del estadounidense era quien protagonizaría aquella función, una duda que, sin embargo, se disipó entre el público presente rápidamente cuando no habían transcurrido ni cinco minutos de la actuación: sólo un artista de la talla y las tablas de Michael Jackson tenía capacidad para defender lo que estaba sucediendo sobre el decorado chicharrero.

El mundo era muy distinto al de hoy aquel 1993, especialmente en lo referente a la circulación informativa y la difusión de noticias. Michael Jackson aterriza sobre las 17.00 horas del 25 de septiembre en el tinerfeño aeropuerto de Los Rodeos donde, a pie de pista, lo reciben dos niños vestidos con trajes típicos canarios portando un ramo de flores, pero sólo un mes antes se anunciaba la existencia de unas denuncias por abusos sexuales contra el cantante interpuestas en Estados Unidos por los familiares de un par de menores, hechos que en los medios de comunicación se abordaban más como un intento de lucro por parte de los progenitores de las víctimas que como la punta del iceberg, finalmente desvelada, de una ristra de agresiones sexuales supuestamente perpetradas por el intérprete de Off the wall, Thriller o Beat it, entre otros.

Con aquellas noticias sobrevolando de manera leve el ambiente, la realidad es que jamás una patada al aire había generado en las Islas semejante delirio, pero el 26 de septiembre, tras la proyección en las pantallas laterales del escenario de un espectacular vídeo con imágenes de Michael Jackson en diversos momentos de su multitudinario periplo artístico por todo el mundo y con los acordes de fondo del Carmina Burana de Carl Off, aquel gesto supuso el arranque de noventa minutos de uno de los mejores directos que se recuerdan en Canarias, una actuación que comenzó al ritmo de los cristales rotos de Jam, tema incluido por el cantante en su álbum Dangerous.

Michael Jackson, al comienzo del concierto en Tenerife, al ritmo de 'Jam'.

Michael Jackson, al comienzo del concierto en Tenerife, al ritmo de 'Jam'. / ROSLAN RAHMAN

La capital tinerfeña era desde el viernes 24 de septiembre el epicentro informativo del país además del punto de encuentro de miles de canarios procedentes de todos los rincones del Archipiélago, una masa a la que se le sumaban otros tantos miles de acólitos llegados de la Península para la ocasión. Santa Cruz de Tenerife y el Puerto de la Cruz, donde Jackson pernoctó el 25 de septiembre alojado en el Hotel Botánico, se convirtieron en puntos obligados de peregrinación para los fans del intérprete, especialmente el lujoso establecimiento hotelero en cuyo acceso se reunieron varios cientos de seguidores del creador de Billie Jean, Don’t Stop ’til You Get Enough, Remenber the time o Heal the world. El cantante no defraudó y hasta en cuatro ocasiones salió a saludar desde la terraza de su habitación.

Con las por aquel entonces carisísimas entradas a un precio que variaba de las 5.000 pesetas —30 euros— para verlo de pie y las 10.000 —60 euros— pagadas para disfrutar del concierto desde la grada VIP, cifras que actualmente resultan irrisorias comparándolas, por ejemplo, con los 120 euros que en 2011 se pedían por disfrutar de la actuación de Isabel Pantoja en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria o los 50 que costaron en 2013 los tíquets para la visita de Sting a Canarias, los promotores del concierto de Michael Jackson dudaban que se vendieran entradas suficientes para hacer rentable aquella aventura empresarial nunca vista antes en la Isla: traer al más pequeño de los Jackson Five al Archipiélago.

El cantante aterriza sobre las 17.00 h. del 25 de septiembre en el aeropuerto de Los Rodeos donde lo reciben dos niños con trajes típicos canarios

De hecho, por no existir no existía ni un recinto con las prestaciones necesarias para acoger un evento de esa envergadura tanto por la parte técnica como por la cantidad de público que se pretendía reunir ante el rey del pop, una cifra que se fijó en 50.000 aunque otras fuentes aseguran que accedieron al recinto 45.000 personas. No fue casual por tanto crear aquel espacio con contenedores rojos y azules a los pies de la plaza de España para instalar un escenario de 77 metros de ancho por 28 de fondo.

Las 24 horas previas al concierto, Santa Cruz de Tenerife era una fiesta pero era la fiesta de toda Canarias con espectadores llegados del continente y el resto de las islas, pero especialmente de Gran Canaria. Se llegaron a vender paquetes de viaje compuestos por barco y entrada: se salía a primera hora de Las Palmas de Gran Canaria y se regresaba después del concierto, sobre las doce de la noche.

Una de las entradas del concierto de Michael Jackson en Tenerife.

Una de las entradas del concierto de Michael Jackson en Tenerife.

Incluso el periódico la provincia, con su promoción La Tripleta, apoyó el concierto repartiendo más de un centenar de entradas entre sus lectores. Quienes viajaban en jet foil —aquella cáscara de nuez blanca y azul unía en 90 minutos ambas capitales canarias— se ahorraban las cinco horas del barco pero debían pernoctar en una ciudad que no tenía libre ni una esquina. Vamos, una pasta gansa todo.

Sin embargo, el ambiente era mágico en la calle del Castillo, el parque García Sanabria y los alrededores de la plaza de España repletas de fans, algunos grupos aficionados de baile y, especialmente, un puñado de imitadores que para una sociedad como la canaria de aquella época, con reproductor de vídeo en uno de cada tres hogares y sin saber ni que llegaría una cosa llamada Internet —sucedía lo mismo en el resto de España, claro—, era casi una experiencia religiosa, a la que se añadía un argumento especial esa noche tinerfeña: Michael Jackson iba a dormir con ellos. Él, en Hotel Botánico de Puerto de la Cruz, con su madre, su equipo y hasta el cocinero que se trajo en el avión desde su anterior concierto en Estambul. El resto, claro, en sus casas, hoteles, viviendas de familiares...

«Desde hace dos días Iberia informa que no hay billetes para viajar desde Madrid», contaba una periodista por televisión en una conexión en directo con el Telediario de La 1 desde el aeropuerto de Los Rodeos ya el domingo 26. Eran las dos de la tarde y el goteo de los asistentes al Dangerous World Tour era constante; ya a las seis de la tarde una multitud se ubicaba ante las puertas para iniciar poco después un acceso de lo más civilizado y ordenado, posiblemente porque no sabían casi qué hacer: para la gran mayoría de veinteañeros canarios que acudió a ver a Michael ese era el primer gran concierto de su vida. Muchos incluso miraban con asombro a quienes salían corriendo por la explanada para ponerse lo más adelante posible nada más pasar el control de acceso.

Además de prohibirse «grabadoras y videofilmadoras» por parte de la organización tampoco se informa de que «en el interior del recinto está completamente prohibido la venta y consumo de alcohol; y que no se puede acceder con ninguna botella, lata o cualquier otro recipiente que ponga en riesgo la seguridad de los asistentes». Nadie les hizo caso pero tampoco tuvo lugar reyerta alguna en medio de aquella multitud vigilada por alrededor de 500 policías, 100 sanitarios y apoyo de diversos cuerpos de limpieza, seguridad privada...

No había comenzado a anochecer cuando las pantallas se encendieron generando no gritos sino alaridos entre el público. Jam, Human Nature, Smooth Criminal, Just can’t stop loving you, She’s out of my life, Thriler, Billie Jean, Dangerous, Black Or Whit. Heal The World... Man In The Mirror para el cierre —¡lo cantó todo!— no sin antes haber deleitado al público con I Want You Back, The Love You Save y I’ll Be There, tres deliciosos temas de la etapa de Michael Jackson con sus hermanos que generaron uno de los momentazos de una velada inolvidable en la que bailaron hasta los roques de Anaga.

Suscríbete para seguir leyendo