Entrevista | Yago Rodríguez Experto en geopolítica

Yago Rodríguez: «Rabat no ha renunciado a la idea del Gran Marruecos, que incluye Canarias»

El experto en geopolítica explica en su último libro Por un pedazo de tierra (Deusto) la tupida pero invisible madeja de hilos que mueven el mundo, poblada por intereses militares, cables submarinos de internet, yacimientos de tierras raras y conexiones varias

Yago Rodríguez, abogado de formación y divulgador en temas de defensa.

Yago Rodríguez, abogado de formación y divulgador en temas de defensa. / David Castro

Guerras, crisis mundiales, conflictos transfronterizos, pandemias… En los últimos años, los asuntos de escala internacional han estado muy presentes en nuestras vidas, y también la urgencia por entenderlos. Por eso, hoy más que nunca valen su peso en oro los análisis que aportan expertos como Yago Rodríguez (Burgos, 1995). En su canal de Youtube Cosas militares (542.000 suscriptores), su revista digital The Political Room y sus frecuentes apariciones en medios, ofrece claves geopolíticas y mirada amplia sobre noticias que nos asaltan a diario desde lugares remotos.

Vivimos tiempos convulsos. ¿Tiene esa sensación?

Si miramos la superficie, el mar parece agitado, pero si descendemos a las profundidades, el mundo lo sigue moviendo lo que yo llamo el ciclo conector, que es un continuo intercambio de personas, mercancías, ideas, inventos, capitales… Esto es así desde hace siglos, pero hoy se ha acelerado. El mundo es más cambiante que nunca y los países necesitan adelantarse más rápido a sus competidores. Porque hay una ley que nunca falla: quien da primero da dos veces.

¿Quién está sabiendo verlo?

El ejemplo paradigmático es China, que hoy controla toda la cadena logística de las tierras raras, desde los yacimientos hasta el producto final. Fíjese, Australia tiene algunos de estos minerales, pero para explotarlos debe llevarlos en buques chinos a refinerías chinas. Si Pekín decide mañana jugar con la oferta de los materiales con los que se hacen los smartphones o las placas solares, podrá hacerlo, estamos en sus manos. Hay algo más de lo que no se habla.

Cuente.

China está vendiendo en todo el mundo, a veces a precio de dumping, escáneres portuarios. Así, está colando su tecnología en los sistemas que registran todo lo que pasa por los puertos del planeta entero: los contenedores, las mercancías, su origen, su destino… Es una información crucial para el mundo que viene, y la van a tener gratis.

En su libro llama la atención sobre otro elemento estratégico del que tampoco se habla mucho: los cables submarinos.

El 90% del tráfico de internet circula por una red de cables que pasan por lugares muy concretos. Tenerlos controlados o disponer de acceso seguro a ellos es decisivo. La 229 Brigada de Submarinos rusa se dedica, entre otras cosas, a sabotearlos. Hay un buque ruso que, cada cierto tiempo, fondea en un punto del Atlántico, pincha el cable que une Canarias y la península Ibérica, lo espía, y se va. Llegado el caso, podría cortarlo, y cortaría nuestra conexión a la red. Y esto pasa en muchos océanos del mundo.

La globalización nos hizo creer que el planeta cabe en una mano, pero usted sostiene que la geografía sigue condicionando nuestro destino.

Sí, y esto se ve muy claro en países como el nuestro. España es un país africano, pero no queremos verlo. Nuestro pasado y nuestra geografía nos unen a la región con más horas de sol del planeta, donde mejor se pueden explotar las energías renovables y donde hoy viven 800 millones de personas, que serán 1.600 en pocos años. España debería estar presente en las políticas, los organismos y las narrativas africanas, pero no lo hacemos. Es un error. Pensamos que África solo trae problemas, pero también ofrece oportunidades, deberíamos aprovecharlas.

Da mucha importancia a las grandes ciudades en el panorama geoestratégico mundial.

Las ciudades son hoy los grandes conectores del mundo, y el lubricante que las mueve es el intercambio de ideas, personas, bienes, tecnología… Barcelona tiene una situación geográfica privilegiada, próxima a Francia e Italia, debería aprovechar su potencial como centro logístico, pero no tiene un gran puerto de mercancías. Valencia sí, y eso le da ventajas. Luego hay factores importantes que no suelen estar en los debates. Por ejemplo, poca gente sabe que una de las principales fuentes de PIB de Andalucía es el sector aeronáutico porque tiene dos centros de Airbus. Londres es una potencia financiera. Las urbes españolas deberían tener algo exclusivo que ofrecer.

Se van a cumplir dos años de guerra en Ucrania. ¿Qué le llama la atención?

La voluntad de ambas partes para aceptar tantas bajas. Si en 2022 me dicen que una sociedad europea iba a sufrir 100.000 muertos y 200.000 heridos sin que pasase nada, no lo habría creído. ¿Quién ganará? Si Estados Unidos retira su apoyo a Kiev, Ucrania no aguantará. Si lo mantiene, a la larga puede vencer, porque la tecnología militar occidental acabará superando a la rusa. Pronto, las fábricas de munición rusa estarán al alcance de los drones ucranianos. Si Ucrania resiste, puede ganar, pero ha de asumir que una cuarta parte de su población de 25 a 50 años va a morir o quedará malherida.

¿La próxima década del planeta va a depender de quien gane las elecciones en EEUU?

Más que de quién, de cómo actúe. Con Biden, todo seguirá igual, pero si pierde, no sabemos qué Trump llegará a la Casa Blanca. Si es el de 2016, no habrá grandes sorpresas, porque tampoco las hubo en su primer mandato. Pero si decide negociar con los rusos o retirar su apoyo a Ucrania, la reputación de Washington ante el mundo quedará gravemente dañada. Y esto es muy importante para los aliados asiáticos que tienen a China por vecina.

¿Le preocupa el futuro mundial?

No mucho. Ahora estamos en el pico de una ola, pero las aguas se calmarán. Lo gordo vendrá más adelante con Taiwán. El Partido Comunista Chino ha dicho que en el año 2050 celebrará la unificación del país, y suele cumplir sus planes. A medida que nos acerquemos a esa fecha, la tensión aumentará.

¿Y España?

Acabaremos viviendo un choque militar fuerte con Marruecos. Rabat no ha renunciado a la idea del Gran Marruecos, que incluye Ceuta, Melilla y Canarias. De hecho, esta ensoñación se enseña en las escuelas y la defiende la corona alauí. La debilidad que España viene mostrando desde el año 2000 les hará creer, más pronto que tarde, que es posible. Solo les ofrecemos zanahoria, nunca palo, y ese es un mensaje peligroso.

Suscríbete para seguir leyendo