La historia de Canarias no se entiende sin la aportación empresarial de los hermanos José Abraham y Andrés Domínguez, un apellido que ha generado riqueza y empleo en todas las Islas y aspira a seguir haciéndolo. Ejemplo es la compra, el pasado miércoles, de Hiperdino, la empresa que vendieron 16 años atrás y que está en el origen del Grupo Hermanos Domínguez.

Luchadores y fuertemente arraigados en esta tierra, estos empresarios huyen del protagonismo en todo momento. No les gusta estar en primera fila y sus apariciones en los medios de comunicación son mínimas. Simplemente se consideran unos empresarios que intentan sacar sus negocios adelante con la mayor humildad posible. Y precisamente son esas cualidades las que les han llevado a contar con el reconocimiento social y el respeto y admiración de buena parte de sus colegas empresariales. Nunca han tomado partido en el plano político, pues creen que su obligación es la de contribuir al desarrollo del Archipiélago y de sus empresas independientemente de quién gobierne. Lo único que claman a las administraciones es que eliminen las trabas burocráticas que frenan los ánimos de los emprendedores y bloquean las inversiones.

Combaten día a día contra el pesimismo generalizado y abogan por aguantar el tirón hasta que los consumidores comiencen a recuperar la confianza. "Debemos ser positivos y cuando la mayoría seamos optimistas, pese a las dificultades, habremos superado la crisis". Son palabras de Andrés Domínguez en una entrevista que concedió, junto con su hermano, al periódico LA PROVINCIA a finales de 2008 y que valen para el momento actual. Y es que las claves de su éxito como uno de los grupos inversores más potentes de Canarias son la perseverancia, la dedicación y el optimismo, fundamentales para capear el temporal económico.

Rehúyen de la palabra crisis. De hecho, ya han vivido varias, las de 1973, 1991 y la que persiste desde 2007. Ellos hablan de oportunidades. No conciben la vida sin invertir y se han atrevido a tocar todos los palos: alimenticio, turístico, inmobilario, medios de comunicación e incluso deportivo.

José Abraham y Andrés Domínguez se curtieron desde niños en el oficio empresarial. Tuvieron un buen maestro: su padre, Abraham, natural de Teror. Con 19 años éste se casó con Esperanza Santana, cuando ella tenía 16 años y emprendieron una vida en común en la villa mariana para, tiempo después, trasladar su residencia al barrio de Schamann en Las Palmas de Gran Canaria. El matrimonio tuvo tres hijos: José Abraham, Andrés y Obdulia.

Una pequeña tienda de aceite y vinagre, ubicada en la calle Pío Coronado, es el germen del gigante que representan en la actualidad el Grupo Hermanos Domínguez. En aquel reducido establecimiento José Abraham y Andrés aprendieron a tener visión empresarial, un talento especial para los negocios.

El cabeza de familia falleció a finales de la década de los 70. Poco antes de morir le dijo a su hijo mayor, José Abraham, que tenía entonces 23 años -y su hermano 18-, que gestionara el comercio y le recomendó que buscara estrategias para intentar no fiar las compras a los vecinos, pues eso perjudicaba los resultados del negocio. José Abraham hizo suyo el consejo paternal y, tras morir su progenitor, decidió perdonar todas las deudas a los vecinos a cambio de que les pagaran a partir de ese momento al contado. Con ello se garantizó no perder la clientela y la tienda pudo crecer.

El establecimiento de Schamann se amplió progresivamente y pervive aún hoy el supermercado Hermanos Domínguez. Como muestra de su auge sólo recordar que allá por 1978 la cola de clientes para acceder a la tienda, de apenas 900 metros cuadrados, daba la vuelta a la manzana. Había un guardia en la puerta que permitía la salida de diez compradores y, a continuación, la entrada de otros diez cautivados por los precios bajos y la calidad del servicio. Los dueños se acostaban a las doce de la noche y se levantaban a las cuatro de la madrugada para ir al mercado a adquirir los mejores productos.

En 1985 se creó Hiperdino -marca de la sociedad Dinosol- en Miller, el primer hipermercado con 3.000 metros cuadrados. Desde ahí las ganancias empezaron a aumentar como la espuma.

Otro de los hitos importantes de su carrera ocurrió en 1991, cuando pusieron en marcha las obras del Centro Comercial Las Arenas, que culminaron en 1993. Ahora es uno de los centros comerciales más visitados de España. Los hermanos Domínguez afrontaron en aquella época la adversidad económica con una fuerte inversión. "Siempre hemos invertido sin pensar en la crisis", admitió Abraham en otra de sus entrevistas a este periódico.

Fue en esta etapa en la que se cruzó en su camino Javier Puga, un economista canario que se ha convertido en su mano derecha. El tándem de los hermanos Domínguez se completó con su incorporación como consejero delegado del Grupo. Los vástagos de Abraham y Esperanza encontraron en Puga su otra mitad, una alianza que se ha afianzado con el paso de los años. Ellos tenían el talento y Puga la formación académica.

Las casualidades del destino quisieron que cuando Puga contaba con apenas seis años de edad pintara en un papel el dinosaurio de Los Picapiedra, parecido al emblema del Hiperdino. Además, pasó su infancia en el complejo de apartamentos llamado Las Arenas, mismo nombre del centro comercial que inauguró junto a los Domínguez. Como si estuvieran predestinados a encontrarse.

En 1996 el Grupo Hermanos Domínguez vendió Dinosol a la filial de capital riesgo del Banco de Santander, Vista Capital. Ese mismo año se lanzaron a la aventura de coliderar la salvación de la UD Las Palmas. Fueron socios de Gerencia Deportiva, junto con los empresarios Ángel Luis Tadeo, Germán Suárez y Eustasio López. El equipo subió a Primera División en el año 2000. Los hermanos Domínguez dejaron de ser socios a petición propia en los años 2001 y 2002. Durante su etapa como consejeros nunca asumieron funciones directivas ni ejecutivas y nunca ostentaron el cargo de presidente del club. De hecho, su discrepancia con la forma de llevar la entidad por parte de sus gestores fue la causa de que abandonarán la sociedad deportiva.

Además, en su dilatada trayectoria profesional han promovido cuatro complejos hoteleros: Hotel HD Parque San Cristóbal en Tenerife, Parque Cristóbal en Gran Canaria, HD Beach Resort en Costa Teguise y HD Pueblo Marinero en Playa Blanca, en Lanzarote. Asimismo, poseen el centro comercial El Campanario en Fuerteventura, varios locales alquilados a cadenas multinacionales y también Canal 9 Televisión y Canal 9 Radio, entre otras propiedades. Por el contrario, el Grupo Hermanos Domínguez aún espera una solución administrativa para construir un centro comercial temático en Gáldar, atascado desde hace varios años; y también tiene entre sus planes edificar un hotel en Playa Blanca, Lanzarote, con 1.480 camas.

Devotos de la Virgen del Pino, el pasado mes de mayo los hermanos Domínguez vivieron un episodio triste: la muerte de su madre, Esperanza Santana, a los 86 años de edad, bastión de la familia y su refugio.

Apartados durante este tiempo del sector de la alimentación han visto con tristeza cómo los diferentes dueños de Dinosol han ido desmantelando la filosofía de esta empresa, de precios agresivos y fuerte promoción de los productos locales. Por paradojas de la vida vuelven ahora a sus inicios. Recuperan Dinosol, a través de la sociedad AJA Inversiones, de la mano también de Javier Puga, y quieren garantizar la continuidad de sus 194 supermercados y 5.500 empleos directos. Esta semana culminaron un preacuerdo con los 24 bancos propietarios de la cadena. Disponen de dos meses para conseguir 20 millones de euros para financiar la compra, pero ellos no tienen miedo a sufrir un revés en la operación. Están confiados y la palabra fracaso tampoco está en su vocabulario.

Grupo empresarial canario