"¿Se va a acabar el mundo? Para saber qué voy a hacer". Una mujer rechista de forma impulsiva sus sentimientos, a medio camino entre la sorpresa y la indignación, al ver estanterías vacías en un supermercado. Las tiendas registraron ayer una nueva avalancha impulsiva de personas para realizar compras. Según algún experto, la mayor de toda esta semana.

En un HiperDino céntrico de la capital se aventuraba a prever que se iba a alcanzar un registro histórico de negocio en una jornada. De hecho, la cadena ha triplicado sus ventas. Eran sobre las cinco y media de la tarde, y ya se había alcanzado en esa tienda las mismas ventas que todo el jueves, que ya fue un día de plena actividad.

"Nunca había visto nada igual en 26 años", recordaba. Más incluso que en periodos navideñas y en crisis mundiales, como la guerra del Golfo o los atentados en Madrid y las torres gemelas. Ya no era no solo una persona la que llenaba el carro, sino que hasta familias enteras, dado el cierre de los colegios y muchos servicios públicos por el decreto institucional para tratar de atajar la pandemia del coronavirus.

En un centro en el distrito de Tamaraceite, en Las Palmas de Gran Canaria, las colas llegaban hasta la carretera antes de abrir en la mañana de ayer, atascando el tráfico de la zona, a pesar de que no había actividad escolar.

El repunte de compras de la semana empezó en la tarde del lunes, alcanzando el tope ayer, con picos en momentos puntuales que generalizaron una sensación de preocupación social, como fue la primera conferencia de prensa del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Y se espera que la situación continuará prácticamente hasta el martes, que será cuando la población ya estará saturada con tantos productos. Hay que tener en cuenta que las compras se han centrado en bienes no perecederos y con una larga capacidad de caducidad. Tampoco se descarta que hoy siga la inquietud, teniendo en cuenta que Sánchez dará las pautas de la declaración del estado de alarma, que regulará para las próximas semanas la vida de la población.

Las colas se alargaron ayer por muchos pasillos, aunque la reorganización o suspensión de los envíos a domicilio permitieron agilizar los pasos por las cajas registradoras. A pesar de todo, hay quien admitía ayer que se había pasado hasta hora y media esperando su turno.

"Las colas eran impresionantes, eran como una guerra. En mi vida he visto a la gente comprando de forma tan compulsiva", señalaba ayer una mujer en su experiencia por un local, en el que había hasta disputas para coger un carro donde echar las cosas.

La compra de papel higiénico sigue causando furor, aunque las justificaciones sobre el motivo siguen sin ser unánimes. "El mayor hueco en el almacén es el del papel", admitía una trabajadora, señalando que ocupa normalmente unos cuatro metros cuadrados, que ahora estaban vacíos.

Un directivo apuntaba que el mayor crecimiento de la demanda se estaba registrando precisamente en lo que denominan la familia de la higiene y la limpieza.

El problema no es que no existan mercancías para reponer en los almacenes, sino que a los empleados no les da tiempo a volver a sustituirlo. "Faltan manos", admite un trabajador. Para solventarlo, una de las soluciones ha sido dejar directamente los palés de la carga en algunos huecos, sin tener de esta forma que colocarlos debidamente en los estantes.

Alguna empresa hablaba ya ayer que en lo que van de marzo ya habían superado un 10% las ventas respecto a todo el mes de febrero, lo que da idea de el panorama de los comercios. De ahí que hayan abierto la veda a las contrataciones temporales de personal en estos días, hasta la espera de que se pueda normalizar el panorama del sector de la alimentación.

Precisamente, anoche el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, insistió en que Canarias no sufrirá problemas de desabastecimiento. Así lo ha garantizado la patronal de los supermercados, por lo cual pidió tranquilidad, ya que tampoco se van a cerrar las puertas de este servicio básico.

Precisamente, alguna empresa ha reforzado el servicio de distribución de la empresa, favoreciendo también una serie de contrataciones para hacer frente a esta situación excepcional. "Disculpen, pero nuestros trabajadores tienen que moverse cada 20 minutos para lavarse las manos, por motivos de seguridad", recogían pantallas en un supermercado del norte de Gran Canaria. En otra tienda el altavoz insistía en la obligación de usar guantes para tocar la fruta y las verduras.

"Desde las nueve hasta las dos esto fue un caos", reconocía ayer el responsable de una tienda, con las cajas a pleno rendimiento, y las filas que se cogían buena parte de una de sus plantas. "Una mujer llevaba 50 latas de atún", señalaba el empleado como anécdota de las compras que realizaban los clientes.

La demanda también hace estragos en productos de limpieza, como la lejía, así como en el agua. Precisamente, una mujer lamentaba ayer por teléfono en una tienda que faltaban las garrafas de ocho litros, las más grandes, y que solo se podía llevar de cinco litros y las otras de menor tamaño.

Gofio bajo pedido

Una empresa que muele gofio ha tenido ya que advertir a sus clientes que solo podrá atender bajo pedidos, ya que no tienen la suficiente capacidad de producción para cumplir con los pedidos inmediatos en la tienda.

Las estanterías de productos infantiles como los compotas, y de higiene íntima como las compresas. También se nota la barrida llevaba a cabo en la leche y otros lácteos.

La situación está desbordando a las plantillas de los centros de alimentación, que se están viendo superados por el ansia de compras de la población, sin que haya una justificación real para ello. Ni siquiera se han registrado casos como en Italia, en los que se llegó a limitar la entrada en los supermercados, precisamente para evitar contagios en los momentos en los que se estuvieron disparando los casos de infección.