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Adiós a un industrial que marcó una época | Reacciones

Lizardo Martell: el legado de un hombre de consenso

Los industriales del Archipiélago recuerdan a Lizardo Martell, quien falleció el domingo a los 82 años, y destacan su gran capacidad para aglutinar voluntades

Lizardo Martell durante una entrevista en su casa, en 2016

Se fue el hombre que supo entender y fomentar la cooperación industrial como una oportunidad de progreso y no como simple competencia. Lizardo Martell aunó las voluntades, intereses y compromisos de empresas canarias de diferentes sectores en pro del crecimiento de la economía de las Islas. Un hombre del que el sector industrial del Archipiélago, de forma casi unánime, destaca su capacidad de diálogo y defensa del consenso, incluso entre competidores. Tras su fallecimiento el pasado domingo en su casa en la Playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, a los 82 años, los industriales de las Islas exaltan su figura y la valiosa labor que realizó en diferentes ámbitos. Lizardo Martell, cuyo sepelio tuvo lugar esta tarde, fue uno de los precursores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y del Patronato de Turismo de Gran Canaria, pero también se implicó en asuntos de interés como el Régimen Económico y Fiscal (REF) de las Islas o el desarrollo de infraestructuras como el Aeropuerto de Gran Canaria y la circunvalación de la capital isleña.

«Era una persona con la cabeza muy bien amueblada», subraya Gonzalo Medina, expresidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca) y accionista de Ahembo, quien reconoce que para él Martell siempre ha sido una referencia. «Era un hombre grande. Si hubiera querido imponer lo habría hecho, pero sabía que siempre se conseguía más llegando a acuerdos. Su sello era el diálogo para convencer y aglutinar intereses», explica Medina. A pesar de representar a empresas competidoras, 7Up y Pepsi Cola, en el ámbito laboral siempre imperaba «el juego limpio» y ambas familias mantenían una estrecha relación personal. «Siempre le recordaba a mi padre que no llevara las manos en los bolsillos cuando subía o bajaba escaleras, porque temía una caída; y eso es algo que yo le sigo diciendo hoy a mi hija», relata Medina. De entre los consejos profesionales que le transmitió Martell, el expresidente de Asinca destaca una frase que defendía a capa y espada y es que «no se levanta nadie de la mesa hasta lograr un acuerdo».

«Fue un prohombre, en mayúsculas, de la industria de Canarias», sostiene Eugenio Castillo, también expresidente de Asinca. «Supo aglutinar muchísimas voluntades, incluso de empresarios que eran competidores, y siempre lo hacía con el objetivo de incrementar la capacidad de generar industria en Canarias», destaca Castillo. Su capacidad para llegar a acuerdos y buscar aliados, dentro y fuera de las Islas, fue fundamental para desarrollar e impulsar el sector industrial en el Archipiélago. En el apartado personal, Castillo recuerda con especial cariño la habilidad de Martell para aconsejar lecturas. «Siempre recomendaba algún libro de interés profesional o personal y, si tenía oportunidad, te mandaba el libro de regalo con alguna anotación manuscrita».

Rafael Méndez, presidente de Destilerías Arehucas, señala que Lizardo Martel era «profesionalmente brillante pero, por encima de todo, era un ser humano extraordinario». El empresario asegura que fue «un placer» estar a su lado y sostiene que le tenía un profundo respeto. «Era de la generación de mi padre y cuando yo me incorporé a la empresa medio me adoptó. Teníamos una relación muy especial», rememora Méndez. El presidente de Arehucas recuerda con cariño que Martell siempre le decía que juntos eran la combinación perfecta, porque uno representaba a Pepsi Cola y el otro al ron. Algo que caracterizaba a Martell era la buena relación que mantenía con sus amistades, con las que siempre tuvo una enorme cercanía. «No había Navidad en la que fallara su llamada para felicitarnos por las fiestas», revela Méndez. 

«Lo mejor que podemos decir de Lizardo es que no se ha ido porque su legado continúa», afirma con cariño el actual presidente del Círculo de Empresarios, Agustín Manrique de Lara, quien lo recordará siempre como «un grandísimo grancanario, referente de la sociedad civil y de los empresarios». Sus compañeros sostienen que mantendrán «vivos sus valores, su sentido de la amistad, su capacidad de esfuerzo y sacrificio, su arte para encontrar el consenso, y su compromiso con toda la sociedad».

El expresidente del Círculo de Empresarios, Mario Romero Mur, señala que Martell fue una figura imprescindible en la creación e impulso de la entidad, cuyos miembros destacan «sus brillantes aportaciones y su capacidad de análisis». Para Romero Mur, Martell tuvo «una visión de futuro del camino a seguir para situar a Canarias en una posición de desarrollo social importante, emprendiendo iniciativas empresariales en diferentes sectores y propiciando un empleo de calidad, fundamentalmente en el sector industrial y, posteriormente, en el turístico». 

Para Alberto Cabré, presidente de la Fundación Universitaria de Las Palmas, «su recuerdo y su forma de ver la vida y de afrontar las cosas perdurará, su memoria es imborrable» y añade que ha dejado «uno de los legados más importantes que ha tenido Canarias». Manrique de Lara concluye que «participó, siempre discretamente y con buenas formas, en el desarrollo y en el progreso de la sociedad».

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