‘Halal’ con sello de garantía

En Canarias hay registradas cinco empresas con productos certificados y avalados por la ley islámica

En el Archipiélago viven 80.171 musulmanes

Desde carnicerías hasta empresas farmacéuticas pasando por hoteles y piscifactorías. Las empresas que desean atraer al público musulmán y exportar a los países donde son mayoría van en aumento. En Canarias hay registradas con la ‘garantía halal’ cinco firmas, aunque lo importante no es el número, sino el negocio que mueven. También se ha popularizado entre los isleños la carne de animal sacrificado a la islámica.

Desde carnicerías hasta empresas farmacéuticas pasando por hoteles y piscifactorías o restaurantes. Las empresas que desean atraer al público musulmán han aumentado en España y en Canarias. No es para menos, se estima que esta comunidad religiosa rebasará los 2.000 millones de feligreses en 2030 y supondrá ya el 26% de la población mundial. Una oportunidad de negocio en la que entra en juego la sharía, la norma islámica que dicta lo qué está permitido y es saludable consumir en cuanto a la alimentación, la higiene, la cosmética e, incluso, el ocio. Para las empresas, es clave obtener una certificación que avale que los productos y servicios que ofrecen van en consonancia con este estilo de vida, más cuando el objetivo es exportar a países donde su seguimiento es mayoritario.

Este sello se llama ‘garantía halal’, y en todo el país ahora mismo hay registradas con él 465 compañías, un 47% más que en 2016, cuando había c 244. Gran parte, 104, están en Cataluña, que es la comunidad con mayor número de población musulmana. En las Islas las firmas que lo poseen han pasado en últimos siete años de tres a cinco, según el Instituto Halal, que es una de las principales entidades de certificación. Estas cinco dan trabajo directo a 168 canarios y la mayoría están relacionadas con el sector de la alimentación, produciendo grasas emulsionadas, lácteos, gelatinas o pescados, aunque una que se escapa de la regla.

Nektium Pharma, con base en Gran Canaria, está especializada en la fabricación, diseño y desarrollo de extractos de vegetales, ingredientes que las farmacéuticas emplean en la elaboración de suplementos nutracéuticos, como vitamina C, colágeno u omega-3. «Tenemos el certificado desde hace 15 años», subraya la directora del departamento de Calidad y Regulatorio, Beatriz Ercilla. Asegura que, si bien empezó como un resguardo religioso, ahora se ha convertido en un componente técnico que garantiza la calidad del producto y el cumplimiento de la normativa legal. Y es que un auditor de la Junta Islámica se encarga de supervisar y controlar que todo está en orden para la renovación del título. Además, subraya que lo exigen las multinacionales a las que suministran, ya que muchas comercializan en Indonesia o Emiratos Árabes Unidos.

Los alimentos, bebidas y cosméticos avalados por la Sharia no pueden contener carne de cerdo ni alcohol

Pero, ¿qué significa halal? Es lícito en árabe, la palabra que se utiliza para designar a lo permitido por la norma islámica. En cambio, para hablar de lo prohibido o dañino, se emplea haram, que es el término que se acuña a las bebidas alcohólicas, a la carne de cerdo o jabalí y a sus derivados, así como a la especulación, la usura o a las apuestas en el juego.

El director de Certificación del Instituto Halal, Muhammad Escudero, indica que hay diferentes requisitos para conseguir el sello halal según la cuestión a tratar. En los que respecta a productos cosméticos o alimentarios, deben cumplir con la ley islámica, pero también con las condiciones de salubridad e integridad óptimas para el consumo y con que los trabajadores que los elaboran tengan la formación adecuada. Por eso, aparte de religioso, es un sello ético y técnico, enfatiza Muhammad, quien pone como ejemplo a la empresa isleña Aquanaria. A través de la acuicultura, esta firma cría lubinas, y tiene certificado que el pienso con el que las alimenta no posee trazas de otros animales, ni va en contra del estilo de vida que promueve la sharía.

Así, estos alimentos tienen acceso al mercado de 57 países emergentes de mayoría musulmana del norte de África y el Golfo Pérsico; así como a los cuatro millones de consumidores, entre ciudadanos y turistas, que siguen el Corán en España, además de los 50 millones que viven en el resto de Europa, sobre todo en Francia, Reino Unido, Italia y Alemania, según el informe Halal en Cifras. El reto ahora está en conquistar el mercado de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Asean), que está conformado por Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas, donde los productos con ‘garantía halal’ están en auge.

Hoteles ‘Muslim friendly’

Otra vertiente son los servicios, en concreto, los relacionados con el sector turístico. Y es que a los visitantes que profesan esta religión, asegura el director de Certificación, les preocupa que en el destino puedan disfrutar de acuerdo con su fe. Para remediarlo, el Instituto Halal ideó el título Muslim friendly, con el que los hoteles aseguran al turista musulmán que cuentan con sala de oración, flecha en las habitaciones apuntando a La Meca, que no ofrecen bebidas alcohólicas en el minibar, o que hay alimentos halal en el bufé de cada comida, con el fin de hacer la estancia del huésped más cómoda.

Las firmas del Archipiélago con sello de calidad musulmán dan empleo directo a 168 residentes

Por último, la pata más importante: el sacrificio de animales. En comparación con el método europeo, donde se mata con una descarga eléctrica al futuro chuletón después de haberlo aturdido para evitar la agonía, la técnica halal se basa en un corte en la garganta sin tocar la espina dorsal. Eso, seguido de un desangrado, debido a la incisión en la vena yugular y la arteria carótida, sin aturdimiento previo, consigue el producto de vacuno, bovino, cordero, buey, pavo o pollo perfecto para consumo musulmán. «Hay empresas españolas en las que el 30% de su volumen de negocio depende de las exportaciones halal, más con el descenso generalizado en el consumo de carne que se está experimentando aquí», remarca Escudero.

Todo este proceso que se lleva a cabo en los mataderos está amparado por la ley, concretamente, por el acuerdo de cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, que reafirma el derecho de los creyentes en esta religión a adquirir productos halal.

Carne fresca sin tiro previo

«De 120 animales que se sacrifican a la semana en el Matadero Insular de Tenerife, 90 reciben el tratamiento halal, es una muestra de lo que gusta», señala José Hernández, empleado de la carnicería Halal Tenerife, en Santa Cruz de Tenerife. En la tienda ofrecen galletas y dulces importados de Marruecos, mortadela y embutidos ingleses o chorizos y pavos belgas, todo con sello islámico. Sin embargo, lo que más triunfa es la carne local tratada a la musulmana, y no solo entre los que profesan esta religión, recala Hernández, ya que los productos libres de cerdo –en todas sus formas– y alcohol atraen a consumidores de todos los dogmas.

En el Archipiélago hay contabilizadas 80.171 personas musulmanas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 49.618 nacionales y 30.553 extranjeros –18.345 de origen marroquí– con permiso de residencia. Es la séptima autonomía con mayor número residentes tras Cataluña, Andalucía, Madrid, Valencia o Murcia.

Una gran comunidad en Canarias vive en la localidad de Vecindario, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana. Allí, Moussa Ranei es propietario de la carnicería y charcutería Moussa. «El sacrificio halal lo demanda mucha gente laica y cristiana, no solo musulmana», explica el administrador, que también cuenta con otra tienda en Las Palmas de Gran Canaria, la carnicería y charcutería Al-Ándalus. Solo vende carne local «fresca» y «limpia» de sangre y líquidos, lo que atrae a bastante público, cuenta Ranei, quien avisa: «El que prueba una carne halal no vuelve a la del supermercado, su calidad es superior».

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