Elecciones Generales | Cuenta atrás para el 23J

Nacionalismo roto, con un tiro en el pie

CC y NC se vuelven a presentar por separado el 23J ante la fractura política de sus direcciones

El líder ‘canarista’, Román Rodríguez, abraza al de CC, Fernando Clavijo (izquierda) después de que este recuperara la Presidencia. | | MARÍA PISACA

El líder ‘canarista’, Román Rodríguez, abraza al de CC, Fernando Clavijo (izquierda) después de que este recuperara la Presidencia. | | MARÍA PISACA / Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

El nacionalismo canario afronta dividido las elecciones del próximo domingo y con el serio hándicap que representa para sus dos partidos de referencia, CC y NC/Bloque Canarista, la polarización política en el conjunto del Estado y la batalla electoral entre los bloques de la izquierda y la derecha que domina esta cita con las urnas. La incapacidad de las direcciones de los dos partidos de ámbito canario para acordar una candidatura conjunta al Congreso, como la que cerraron en las anteriores (10-N de 2019) lastra completamente sus expectativas y se arriesgan como mínimo a perder el escaño que en aquella ocasión lograron por la provincia de La Palmas, aunque de momento las encuestas sí parecen garantizar a CC conservar el que obtuvo por Santa Cruz de Tenerife.

Pese a que los programas electorales de ambas formaciones y sus lemas de campaña son muy similares en relación con la agenda de Canarias en las políticas estatales, y a compartir una estrategia común respecto al papel que deben jugar en las Cortes, la fractura política e ideológica entre sus respectivas direcciones en el marco de la política regional les ha impedido aunar fuerzas y acuden al 23-J como adversarios. El frente canario en Madrid, al que se iban a unir varias formaciones más de ámbito insular y local, para defender una agenda isleña en la política nacional e intentar ser determinantes en las votaciones del Congreso queda diluido, y sus posibilidades de representación muy limitadas. Ambas partes sin embargo hacen cuentas y creen que con el número de votos logrados en las elecciones autonómicas pasadas en la provincia de Las Palmas, más de 57.000 por cada una de ellas, más los que aporten los partidos aliados en cada caso, les garantiza ese escaño por esa circunscripción, algo que las encuestas no corroboran en absoluto.

La fractura nacionalista viene viviendo distintos episodios desde hace tiempo y en especial desde que el actual líder de CC, y recién investido presidente de Canarias, Fernando Clavijo, tomó en 2012 las riendas de este partido. La supuesta ‘derechización’ que ha experimentado CC desde entonces es el argumento esgrimido por NC para justificar este escenario. Las distintas situaciones políticas que se han ido dando en la política regional durante los últimos años no han hecho sino agrandar la brecha entre ambas formaciones, sobre todo desde que los ‘canaristas’ formaron parte del pacto de gobierno progresista, junto a PSOE, Podemos y ASG, que en julio de 2019 desalojó a Clavijo de la Presidencia y del gobierno regional, del que formaba parte en calidad de vicepresidente y consejero de Hacienda el líder de NC, Román Rodríguez.

Ambos partidos han buscado alianzas y formalizado frentes con formaciones satélites de ámbito insular o local

Pese a ello, y ante la evidencia de que solo una coalición garantizaba un escaño nacionalista por Las Palmas, los dos partidos firmaron ese acuerdo para ir juntos al Congreso en 2019 mediante el cual el representante de NC, Pedro Quevedo, encabezaría la lista por la provincia oriental y ocuparía el escaño dos año y medio, mientras que María Fernández, número dos, lo haría durante el último año y medio de legislatura. Para el caso de la otra circunscripción, también afectada por ese acuerdo, no había ninguna duda de que los dos teóricos puestos de salida corresponderían a CC, que ocuparon Ana Oramas y Guadalupe González Taño, logrando el escaño únicamente la primera de ellas.

Las nuevas elecciones se han convocado sin embargo bajo un marco completamente diferente al de hace tres años y medio y ello ha condicionado sin duda los posicionamientos y planteamientos de cada una de las partes. Más allá de que CC y NC apenas hayan mantenido una posición mínimamente coordinada en el Congreso durante la legislatura que ahora acaba, lo cierto es que lo que realmente ha marcado las relaciones ha sido la presencia de NC en el Gobierno regional presidido por el socialista Ángel Víctor Torres, y las alianzas que en otros ámbitos institucionales de las Islas los ‘canaristas’ cerraron con el PSOE para ‘expulsar’ a CC de los gobiernos locales e insulares. El vuelco producido en muchos de estos gobiernos el pasado 28-M, mediante el cual CC ha recuperado en alianza con el PP el gobierno regional y muchas de las plazas perdidas en 2019, ha terminado por minar cualquier atisbo de entendimiento nacionalista para el 23-J.

Inútiles negociaciones

Las direcciones de los dos partidos canarios intentaron una aproximación pese a los resultados del 28-M y tras la repentina convocatoria electoral al día siguiente por parte del presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, pero pasaron las dos semanas que había de plazo para registrar la coalición sin resultado. En este caso, NC apostaba por Luis Campos como candidato al Congreso una vez confirmadas las negativas de su anterior diputado durante varias legislaturas, Pedro Quevedo, que prefería centrarse en su renovada concejalía en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canarias, y la del propio Román Rodríguez, que a su vez apuesta por centrarse en la gestión del partido tras no haber logrado revalidar su escaño en el Parlamento de Canarias como candidato a la presidencia de Canarias por la lista regional. Por su parte, CC sí repetía con María Fernández como integrante de la posible coalición junto a NC, pero renovaba por la cabecera de lista de Santa Cruz de Tenerife apostando por Cristina Valido como sustituta de Ana Oramas, y colocando de nuevo a González Taño como número dos.

Durante los escasos días de negociación, cada una de las partes culpaba a la otra del bloqueo y aducían razones que cada una de ellas desmentía. En esencia, la formación de Clavijo no aceptaba que NC exigiera «manos libres» para actuar en el Congreso durante los dos años que le correspondieran a su representante en la Cámara baja tanto en relación con la investidura que se planteara tras el 23-J, como con el resto de asuntos que se debatieran en la Cámara durante la legislatura. Es decir, que NC votaría en cualquier caso en contra de la investidura del líder y candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, si fuera este quien ganara las elecciones y estuviera en condiciones de asumir la presidencia, y a favor de la de Pedro Sánchez si fuera el socialista quien lo intentara. CC exigía sin embargo coordinación y «unidad de acción» política y parlamentaria de ambas formaciones, y que en los temas que no se pusieran de acuerdo se apostaría por la abstención. Los ‘canaristas’ aseguran en todo caso que CC le exigía además votar en el Parlamento de Canarias a favor de la investidura de Clavijo, algo que la otra parte niega de manera rotunda asegurando que es la excusa con la que NC ha justificado su rechazo al acuerdo.

A partir de ahí, ambas partes han conformado sendos bloques de formaciones afines con las que intentar sumar esos votos, hasta los 80.000, que les garantizaría el escaño por Las Palmas. En el caso de CC partidos como Unidos por Gran Canaria y varios partidos locales más de las islas orientales, así como AHI y otros de la otra provincia para intentar el segundo escaño por Santa Cruz de Tenerife. Los dirigentes de CC insisten en que tienen asegurado un escaño por cada circunscripción y con «altas posibilidades» de lograr el segundo por la provincia occidental. Por su lado, NC ha montado su propio frente, que define como «alianza de obediencia exclusivamente canaria», en el que se integran partidos de ámbito local, e incluso asociaciones de barrios, con los que tiene algún tipo de pacto o acuerdo en esos ámbitos en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Su objetivo es amarrar los 50.000 votos con los que cree que lograría entrar en el Congreso, quizá una quimera inalcanzable en el marco de una elecciones en las que la batalla está centrada en las figuras de Sánchez y Feijóo, o en todo caso en los bloques que conforman PSOE y Sumar por un lado, frente a PP y Vox por otro.

La polarización izquierda/derecha en el ámbito nacional perjudica las expectativas nacionalistas

Pese a este panorama de nacionalismo roto ante el 23-J, sus candidatos evitan el cruce de críticas y se centran en considerar que lo que Canarias se juega no es quien es el próximo presidente del Gobierno, sino garantizarse presencia y capacidad de maniobra en el Congreso y mantener viva la «voz canaria» en Madrid para condicionar las políticas estatales hacia las Islas, un objetivo común del nacionalismo canario que contrasta con su incapacidad para montar una coalición electoral rentable que evitara la fuga de votos de algunos de sus simpatizantes hacia el partido estatal con el que más ideológicamente simpatice.

Encuentros y desencuentros

No es esta la primera vez que CC y NC acuden a unas elecciones generales por separado desde que en 2005 cristalizó la escisión nacionalista con la creación del partido liderado por Román Rodríguez. De hecho, ya lo hicieron en las primeras elecciones tras la ruptura, las de 2008, en las que la nueva formación, con Marino Alduán como candidato, no logró el escaño por Las Palmas y el nacionalismo canario se quedó por primera vez sin grupo parlamentario en el Congreso con el que contaba desde 1993 pese a que CC si amarró los dos escaños que tenía desde la irrupción nacionalista en Madrid, con Oramas y José Luis Perestelo como titulares.

La lección del 2008 sirvió para que en las elecciones de 2011 se corrigiera el tiro, conformándose por primera vez ese año la coalición electoral entre ambos partidos y recuperando así el escaño por Las Palmas, aunque en esta ocasión fue CC quien perdió uno por Santa Cruz de Tenerife, logrando únicamente el de Oramas.

Los líos se reprodujeron más tarde tras la declarada enemistad entre Clavijo y Rodríguez tras el acceso del primero al liderazgo de CC en 2012. Así, en las elecciones de 2015 NC prefirió cerrar un acuerdo con el PSOE para integrar a su candidato en la lista socialista, que repetir la fórmula nacionalista de 2011. Quevedo, como número dos de la plancha socialista por Las Palmas, logró el escaño, algo que repitió pocos meses después, en las obligadas nuevas elecciones de junio de 2016 tras el bloqueo político en Madrid por la frustrada investidura de Pedro Sánchez aquel año. El entente entre el PSOE y NC no dio más de sí y en las elecciones de abril de 2019 los ‘canaristas’, todavía alejados de CC, se vieron obligados a presentarse en solitario sin conseguir retener el escaño de Quevedo, dándose la circunstancia ese año de que la otra formación nacionalista volvió a obtener dos bancos en el Congreso por la otra circunscripción.

Afortunadamente para NC, el nuevo bloqueo político de esa XIII legislatura obligó a nuevas elecciones en noviembre, para las que ya sí se recompuso la alianza con CC y ese mencionado acuerdo para repartirse entre Quevedo y Fernández el tiempo de estancia en el escaño logrado por Las Palmas. Fue el último entente de un nacionalismo que se presenta el 23-J más roto que nunca.

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