Un año más, Teror se convierte en capital de Gran Canaria el 7 de septiembre. A primera hora de la tarde se volvió a escuchar el traqueteo de las carretas, arrastradas por los animales de carga, sobre los adoquines de la Villa Mariana con las ofrendas de los 22 municipios de la Isla a Nuestra Señora del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias.

Intercaladas por las representaciones del hermano municipio tinerfeño de Candelaria, en primer lugar y justo después de Teror, y las restantes siete islas (El Hiero, Tenerife, Fuerteventura, La Graciosa, La Palma, La Gomera y Lanzarote, por este orden), las carretas avanzaron a buen ritmo para su presentación, por séptimo año consecutivo al ritmo de décima, por una pareja de niños oriundos de cada localidad grancanaria, convocados por la Asociación de Verseadores Canarios Ochosílabas, para honrar a la Virgen del Pino.

De hecho, la ofrenda de Moya se presentó ante la Basílica de Teror a bordo de la undécima carreta, justo la mitad del total, poco después de las 18.30 horas, transcurridos menos de 100 minutos del inicio oficial de la romería en una jornada marcada en la Villa Mariana por las nubes y la humedad propias de las medianías norteñas, además de las vestimentas y músicas típicas de los terruños atlánticos