Gran Canaria vive hoy un día histórico que se resolverá en Azerbaiyán con la posible inclusión de Risco Caído y Espacios Sagrados de Montaña como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Para ello se ha presentado ante el comité evaluador un conjunto de bienes y valores que abarcan una superficie, catalogada como paisaje cultural, de 9.425 hectáreas, encerradas en un perímetro de 70 kilómetros, y que en su exterior cuenta con la llamada zona de amortiguamiento, de otras 8.557 hectáreas. Dentro queda la cuenca de Tejeda, el macizo de Tamadaba y Barranco Hondo.

En esa extensión se localiza una serie de principales hitos, que son el Santuario de Risco Chapín, Mesa de Acusa, Sierra del Bentayga, Roque Nublo y, especialmente, el almogarén de Risco Caído, este último catalizador del impulso que ha llevado al interior de Gran Canaria a intentar figurar por méritos propios en el listado de la Unesco.

Para comprender la importancia de estos tesoros hay que situar allí los principales templos en los que los antiguos canarios celebraban sus ritos propiciatorios, una sociedad que, según reza en el documento entregado a la Unesco, "al menos durante mil quinientos años evolucionó de forma aislada a partir de sus raíces bereberes".

Además, existen bienes que atesoran, como el propio Risco Caído y Roque Bentayga, un carácter sagrado con "evidentes relaciones astronómicas". Algunos de estos signos incluyen al Roque Nublo, con "manifestaciones asociadas", que denotan ese conocimiento sobre los elementos que discurren por la bóveda celeste.

Una conexión que adquiere su máximo interés cuando se descubre que en otra bóveda, en esta ocasión artificial, la labrada por los indígenas en la cueva número 6 de Risco Caído y única de su tipo encontrada hasta la fecha entre las construcciones prehispánicas de las islas, un halo de luz con connotaciones fálicas recorre durante 180 días al año una serie de triángulos púbicos.

Considerada como la cueva más excepcional del conjunto, llama la atención de los expertos por "su complejidad constructiva, sus connotaciones astronómicas y calendáricas, y por mostrar una hierofanía relacionada con la luz extremadamente única y singular".

El paramento más revelante de esa estancia se encuentra en la pared del fondo con respecto a la entrada original y que es el lugar donde se proyecta la luz del sol, que accede al interior gracias a una hendidura artificial para recorrer esos 30 grabados triangulares con el vértice invertido, formando dos hileras paralelas acompañados por pequeñas cúpulas, además de dos grandes hornacinas. Con el equinoccio de primavera entrará el primer rayo para, durante seis meses, pasearse sobre las inscripciones como marcador solar, lo que se enlaza con las antiguas prácticas de fertilización de la tierra.

Es de subrayar que el triángulo púbico es uno de los símbolos universales de la fertilidad, y es en el interior de Gran Canaria donde se localiza la mayor concentración del mundo.

"La idea de fertilidad en esta cultura", continúa, "se halla en la base de la producción de alimentos, ya sean de origen agrícola, ganadero, o los aportados por la propia naturaleza, porque en ella radica el fundamento de la reproducción y continuidad del grupo humano".

Su representación es una de las más antiguas del género humano, dado que las primeras manifestaciones simbólicas grabadas o pintadas de este tipo por homo sapiens datan del periodo Auriñaciense, hace alrededor de 30.000 años.

Solo en la colindante cueva 7 de Risco Caído se documentan otros 70 grabados de este tipo, pero que a su vez aparecen en innumerables cuevas y yacimientos de Gran Canaria. Las dataciones más antiguas que se han podido obtener de restos orgánicos de su interior la sitúan entre los años 1295-1370 (d.n.e.).

El descubrimiento de ese viaje que hace la luz por el interior de Risco Caído desmonta la percepción de la cultura prehispánica, dado que según los expertos, implica unos conocimientos astronómicos superiores y además permite encadenar todo el conjunto de esos espacios sagrados de la Cuenca para vincularlos con el celaje. Es pues, una suerte de piedra Rosetta cuyo significado, en el caso de la cueva número 6, queda por descodificar.

Un tesoro y su réplica

Es tal su importancia, pero a su vez tan sensible su integridad, que las visitas a Risco Caído se encuentran estrictamente limitadas, se realizan durante el periodo que transcurre entre ambos equinoccios y se tramitan a través del Cabildo.

Por este motivo, la Corporación está ejecutando en Artenara una réplica de la bóveda, para enseñar sus secretos de una forma mucho más accesible.

A ello se añadirá, según se ha proyectado, un centro de recepción de visitantes del Paisaje Cultural en Tejeda, como antesala al monumental espacio que conforman los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria.